TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Crítica / Haiku, Tanka, Senryu - [F:5:2011]


AOM,01.01.2005
Tanka, Haiku y Senryu


En Occidente existen grandes imprecisiones e inexactitudes acerca de Oriente y su cultura, ocurre en menor grado el caso contrario debido a la invasión de nuestras formas e iconos en sus sociedades hasta el punto de que algunas cosas relacionadas con la televisión, publicidad, modas o celebridades occidentales se copien en Asia hasta el límite de lo absurdo.
Uno de estos tópicos erróneos afecta al tema de los Haikus, Senryus y Tankas entre muchos otros.
El Haiku como tal, esos tres versos de silabización 5-7-5 sin rima ni título, procede en realidad de otra forma más primitiva y aún viva de la literatura tradicional japonesa: el Tanka.
El tanka es un poema escrito en dos estrofas seguidas sin interrupción con silabización 5-7-5-7-7 (treinta y un sílabas japonesas).
Las primera está compuesta con los tres primeros versos y es el auténtico origen del haiku, con sus diecisiete onjis (sílabas japonesas) respetados y separados de las dos últimas líneas recibiendo originariamente el nombre de "hokku".
Esta forma poética tradicional lleva utilizándose en Japón desde hace más de 1300 años y goza aún de relativa buena salud dentro del archipiélago, siendo popular la festividad que con motivo del Año Nuevo hace al emperador convocar una suerte de concurso de tankas que el pueblo deberá seguir, inspirándose en los temas sugeridos por la familia real nipona.
Este ritual antiquísimo que se inaugura con los tankas escritos por los cortesanos de la familia propició la letra del famoso himno japonés, el "kimiga-yo". El tanka que lo completa fue escrito por un desconocido participante en el año 905 y musicalizado por Hiromori Hayashi en 1880.
El término "tanka", significa en su versión más antigua, práctica y literal algo tan conciso como "poema corto".

¿Y qué es un Haiku? Formalmente, es un poema breve, casi siempre de diecisiete sílabas distribuidas en tres versos, de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. Pero no es esto lo único que caracteriza al haiku pues el mismo Basho, se saltó esas reglas algunas veces. (Él podía darse ese lujo) Por tanto su métrica, sólo son reglas de un acuerdo, pero ellas por sí solas, no definen a un verdadero Haiku.
Para Basho el haiku era un camino al Zen. Buson lo consideraba un arte más cuyo fin era la belleza. Para Issa la expresión de su amor por las personas, los animales, las cosas. En la mayoría de los poemas se hace alguna referencia a alguna de las estaciones del año. Si bien existen numerosos poemas, de Basho y otros, donde no se realiza ninguna referencia a esto.

La primavera se identifica con la floración de ciruelos, cerezos, sauces, el canto de las aves, las siete flores de la primavera, etc. El verano traía consigo el canto de los insectos, las lluvias, las tormentas, la siembra. Propios del otoño eran los patos, las garzas, las largas noches o la cosecha del arroz. Finalmente el invierno venía acompañado de la nieve, la niebla, el viento y los campos vacíos.

Resumiendo, a pesar de su brevedad el haiku está relacionado con tantos aspectos literarios como extraliterarios, y es difícil acotarlo como una mera forma métrica. Es por ello que la sintética definición que dio Basho es probablemente la más precisa que podemos dar. "Haiku es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento." Y solo agregaría: y nuestra alma ha conectado con él.
Hablando del haiku, ahora que sabemos cuál es su origen y a qué debe su inicial estructura, tampoco estaría de más apuntar otro tópico equivocado sobre su conceptualización.
A menudo se confunden el haiku y el senryu en Occidente, siendo el segundo término casi desconocido por el grueso de aficionados ocasionales a la literatura japonesa e incluso a su práctica escrita (utilizando cada uno su idioma nativo).
Lo que define a uno o a otro es la temática.
El senryu presenta las mismas características técnicas de escritura que el haiku (5-7-5) pero mientras que éste debe estar encaminado por lo general hacia temas relacionados con la Naturaleza o los elementos, incluyendo algún kigo (palabra, concepto) que la evoque en cualquiera de sus infinitas formas físicas, el senryu por lo contrario no trata sobre estos temas y se centra más en la existencia humana y sus, en muchas ocasiones tratadas con humor agrio, miserias y decadencias.
El senryu se ha utilizado profusamente en Japón en épocas pasadas para satirizar inteligentemente o criticar determinadas posiciones políticas, sociales, etc.
Muchos haikus que leemos por ahí son en realidad senryus, sobre todo los que tratan sobre uno mismo respecto a la sociedad o a otra persona.
Si eres haijin (hacedor de haikus) ten en cuenta todo esto en el futuro.



 
Ninive,06.11.2005
Actualización
 
margarita-zamudio,06.11.2005
Muy bien, Aom. A todo lo que has dicho añadiría:
Hay otra clase de poesía japonesa que la gente confunde con el haiku: la POETRIX, poemita de tres
versos con la misma estructura del haiku, pero sin su extrema sencillez, es decir, con metáforas, metonimias, subjetivación (el yo) y otros recursos literarios usados en occidente, pero que el haiku no admite.
Dirán algunos que hay escritores consagrados que lo han escrito así, pero eso no cambia la cosa. Hay escritores famosos que también se han equivocado.
 
lbm,06.11.2005
Poner "reglas" en cuanto a la forma me parece bien, aunque tampoco demasiado. Es decir, la métrica por ejemplo, los endecasílabos que con conditio sine qua non en un soneto.

Pero, poner reglas al fondo no me parece bien. No concuerdo con eso de limitar tu temática. "Si tiene ego, si tiene metáforas, no es haiku, no califica". La literatura y la belleza no precisan de policías, que bastante ya hay con los críticos.
 
margarita-zamudio,07.11.2005
Ibm: tienes razón a medias. Un poema no tiene reglas, de acuerdo, pero un soneto es un soneto y un haiku es un haiku.
Puedes escribir lo que quieras, que no califica, pero si quieres hacer unos zapatos y no te los puedes poner, no son zapatos, sino otra cosa.

Puedes escribir un poema hermosísimo, pero si no tiene las reglas mínimas de un soneto, sertá eso, un poema bellísimo, pero no un soneto.

De todas formas, allá cada uno con su concepto de libertad, que yo respeto.
 
Shou,07.11.2005

Me parece interesantísimo este texto.
Muchas gracias, AOM. Sin duda, este estilo literario no es nada facil. En el mundo occidental, escritores y analistas literarios han dado distintas interpretaciones sobre esta temática oriental.

Es verdad, para Basho y para muchos otros el Haiku era un camino zen; y lo sigue siendo aún hoy. En Japón existes dos o tres lugares donde los discípulos zen pintan Haiku.

Valiosa aclaración sobre la temática y reglas de escribir Tanka, Haiku y Senryu. Rescato tambien el aporte de Margarita sobre POETRIX.

 
Paugi,09.11.2005
"elrincondelhaiku.org".
Es interesante.No sé ponerlo como enlace...si alguien sabe, le dejo la tarea...
Pau
 
El_sol_poniente,09.11.2005
?
 
margarita-zamudio,10.11.2005
http://www.elrinc...
 
Ninive,05.12.2005
bJeckill 2.11.2005/b

"El libro del haiku
Selección, traducción y estudio crítico: Alberto Silva.

Ni el poeta más excelso está libre de que un pajarito le cague en la cabeza. Vale la pena ejemplificarlo: “Sé amable con las crías / de gorriones/ ¡Te cagarán encima!”.

Estos versos corresponden a un haiku escrito por Issa (1762-1711) y es uno de los tantos poemas de este particular y difícil género que recopiló con belleza y contenido Alberto Silva en El libro del haiku. Es que si una función puede cumplir la caca del gorrión es bajar la poesía a tierra.

Por lo general, las antologías de haikus en español (que suenan habitualmente más a castañuelas que a pasos descalzos en un tatami) vienen prologadas por estudios acaramelados, decoradas sus páginas por grabados que remiten al ikebana. Estas antologías, obra de suspirantes filatelistas de “lo oriental”, entreveran un solemne estreñimiento mental con una presunta solemnidad de embajada al encarar “lo japonés”. Gente fina, digamos. Que confunde la digestión del sushi con espiritualidad.

Así, a menudo, la difusión de haikus vino quedando como una tradición prestigiosa por lo vetusta, capaz de fascinar a lectores provenientes de la new age y otras vertientes del ombliguismo entendido como absoluto cosmológico. A la
vez, hay que ser intrépido para atreverse, en nuestro idioma, a componer haikus, género de métrica precisa que siempre estuvo ahí, esperando que algún criollo aceptara el desafío. Por estos pagos Borges y Benedetti, entre otros, se animaron al exotismo y el papelón. Quizá, como escribía hace poco en una contratapa de este diario Juan Sasturain (El tao tanguero), quien mejor le arrimó al haiku fue Homero Expósito en “Naranjo en flor”.

La abarcadora y exhaustiva antología de Silva, al revés y en contra de toda antología anterior, crítica desde el vamos, patea el tablero, de un sake rompe con toda ceremonia y trae el haiku a un presente conflictivo. Este reconocimiento de un Japón arrasado por la radiactividad y propulsado por el desarrollo capitalista tecno hacia la nada, resignifica la contemporaneidad del haiku y, a la vez, convierte a este libro en la vía más accesible y exquisita (lo uno por lo otro) para acercarse a una poesía que no ha perdido vigencia.

Alberto Silva, nacido en Buenos Aires en 1943, doctorado en la Universidad de París, es profesor en la Universidad de Estudios Extranjeros en Kioto, donde reside. Ha publicado poemas, libros de ensayo (La invención de Japón es uno de los últimos), infinidad de artículos y también tradujo a Shakespeare. En la preparación de El libro del haiku contó con la colaboración de tres investigadoras literarias: Seiko Ota, Masako Kubo y Tamiko Nakamura.

Cero careta, Silva plantea al haiku como una poesía generada al margen de la cultura oficial japonesa. A través del tiempo, sus autores, los llamados “haijin”, tenían más de “inmaduros asumidos” y de “linyeras” (textual) que de peregrinos excéntricos. Cuestionadores del orden social, su modo austero de entender la poesía estaba más cerca de la revelación movilizadora que del quietismo. En este aspecto, Silva los califica como “atorrantes” (también textual) que consideraban la poesía como subversión diaria antes que conformismo bucólico. “Si el lenguaje lleva a una persona a tomarse demasiado en serio, habrá que reemplazarlo (dicen los “haijin”) por un estilo de vida que niegue cualquier seriedad convencional. Y ya que el habla se ha convertido en símbolo de ranking social y en estructura de rol colectivo, el poeta del haiku procederá a desnudarlo de ornamentos y a desnudarse a sí mismo de todo lenguaje de poder. Cada vez que el lenguaje represente el centro del propio pensamiento sistemático, convendrá repetir el gesto de situarlo en la periferia de la propia persona.” Coherente con estas ideas, el extenso e intenso estudio crítico con que Silva cierra la antología despliega una fluidez conceptual sin acartonar la erudición al citar con igual confianza y soltura a Martin Heidegger, Octavio Paz, Friedrich Nietzsche, Jacques Derrida, Edmond Jabés, Juanele Ortiz o el tanguero Juan Darienzo.

La lista de “haijin” antologados por Silva comprende desde el siglo XVII con el legendario fundador Matsuo Basho (apodado “el Banana”) hasta, más acá, Meisetsu o Kioshi, ya en el siglo XX. Es decir, la compilación abarca desde el ciruelo, el estanque y la rana hasta el maquinismo y la industrialización.

Desde entonces hasta la actualidad el haiku siempre supo ser “un arte de despedirse” mediante el desapego, siempre “oponiéndose a todo sin destruir nada”.

A Silva le preocupa definir lo que el haiku problematiza. En una de sus notas sobre los conflictos que la reivindicación del haiku detona, no se le escapa registrar: “lo que importa, de lo que se trata, es que los haikus consigan resonar en nuestra lengua con una voz intensa, capaz de interesar y conmover a los lectores de nuestros tiempos. Pero ¿cuáles son nuestros tiempos? Me lo he preguntado muchas veces. Creo que vivimos ‘tiempos de miseria’, igual que los de Holderlin. En tales circunstancias, releo los haikus viviendo en un Japón bien actual y real: el Japón nunca repuesto de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, el Japón del poco aplicado Protocolo de Kioto. Vivo en una cultura cuyos tópicos tradicionales se encuentran en grave entredicho”.


 



Para escribir comentarios debes ingresar al sitio: Ingresar


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]