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Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Crítica / Reto 7 Prosa 21-31 enero - [F:5:5126]


EL_RETO_GANADORES,21.01.2006
EL_RETO_GANADORES,[Borrar]
Recuerdo las reglas básicas del Club del Reto.

1.- Respetar tema y número de palabras
2.- Los textos y las votaciones fuera de fecha no son válidos para la votación. 3La fecha que marca la página es la que se toma en cuenta. La página tiene la hora de Berlín.

Votación
1La votación se efectúa en los días estipulados en el nick bVotaReto (LDV)En Privado /bNO DEJAR VOTOS EN OTRO LADO

2Votan sólo los participantes y sólo en la propia categoría.

3Se vota por un solo texto

4Los votos no van acompañados de consideraciones críticas o amistosas.

6 El ganador es quien saque el mayor número de votos .El viceganador es quien lo sigue en el puntaje por un punto. Los participantes que obtienen un punto no acceden a la categor[ia de Ganadores o Viceganadores.
.
7La votación será secreta y controlada por dos cuenteros voluntarios.

8 Se publicarán los resultados de todos los participantesexcepto de aquellos que no hayan conseguido ning[un voto.



 
EL_RETO_GANADORES,21.01.2006
TEMA del reto PROSA 7
Máximo 350 palabras

bHistoria de una cicatriz/b.
21 al 31 de enero
Votación 1y 2 de febrero
 
EL_RETO_GANADORES,21.01.2006
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margarita-zamudio,23.01.2006


CICATRICES


Queridísimo hijo:

Estoy tan herida, tal maltratada y débil que no sé si me quedarán fuerzas para escribir esta carta. Una madre ama a sus hijos aunque estos sean los más crueles asesinos, aunque sean ingratos y no le correspondan con el mismo amor.

Te he alimentado y educado lo mejor que he podido, dado tierras para cultivar, regalado maravillas para contemplar, techo donde guarecerte y todas las buenas cosas que una madre sabe ofrecer a sus hijos ¿Qué a veces tengo mal genio? ¿Qué te he castigado cruelmente? Lo reconozco, es verdad, pero es que me has hecho tanto daño, me has puesto en tales extremos que no he podido evitar estallar con furia de vez en cuando.

Tú y tus hermanos me habéis infligido heridas incurables, tantas, que mi cuerpo se ha cubierto de grandes cicatrices. Has quemado los jardines que te regalé, mermado los rebaños que heredaste y, lo que es peor, has luchado a muerte con tus hermanos, lo que más me ha dolido de todas tus maldades.

Por eso, has de saber que una madre enferma ya no es capaz de cuidar de sus retoños porque perdió la fuerza y el vigor juvenil. Reflexiona, hijo mío: si yo muero ¿quién cuidará de ti?

Mi piel, anciana y reseca apenas puede hidratarse con mis lágrimas, porque tú, hijo ingrato,
has hecho un mal uso de los tesoros que te entregué. No te quejes ahora de la sequía, de los terremotos, de los huracanes y demás tragedias: no son más que los estertores de mi propio cuerpo agotado.

A pesar de todo, y por encima de mis cicatrices, te amaré mientras mi corazón en sístole y diástole siga latiendo durante siglos y siglos. Tu madre.

Gaia


 
Finch,24.01.2006
Hay Cicatrices…

Demostrábamos ser una familia católica por tener “La última Cena” en el comedor. Mamá buscaba la solución a todos los problemas rezando frente a una estampa y el santo de su devoción sólo la miraba fijamente. Papá siempre tenía una botella de whisky al lado, pero casi nunca trabajo. Tan pronto se sentaba a la mesa, estrellaba el plato contra el piso, gritando que esa comida era apropiada para perros. Mamá nunca dijo una palabra y limpiaba calladamente. Muchas veces quise decirle que la odiaba por su apatía, por abandonar nuestras vidas a un cobarde que pretendía querernos…pero la tristeza en sus ojos siempre me lo impedía.

A pesar de todo, mi padre no causaba la mayor de mis angustias...era el pavor de enfrentar los domingos. Mi única tía venia siempre a almorzar con su marido, un abogado de pacotilla, vestido con terno y chaleco para mostrar su status hasta en una parrillada. Ella acompañaba fielmente a mi padre a consumir sendas botellas de alcohol y una vez que los dos estaban ya arrastrando las palabras y mi madre se escondía en la cocina, el abogado hacía su primera jugada. Siempre me encontraba y con una mueca de placer en la cara, me ofrecía su mano que yo veía cual cabeza de serpiente. Me llevaba a la habitación de la abuela, donde las cortinas estaban siempre cerradas y el olor a perfume rancio me asfixiaba. La mecedora se convertía entonces en cómplice de la depravación humana. El movimiento monótono de la mecedora y el jadear profundo de una mente enferma parecían sellar mi destino. El temor que sentía en esos momentos es una cicatriz que nunca podrá borrarse. Sólo tenía siete años cuando empezó a ultrajar mi inocencia y a violar mi alma. Terminó cuando tuve la suficiente osadía para asestarle una patada en los testículos con la furia de una joven de trece años. La vida me había enseñado a decir: “¡No!”. Desde entonces subo una cuesta muy empinada, pero me detengo y me escucho a mí misma. Voy a llegar a mi meta sin necesitar un mapa, porque sé exactamente donde está.
 
gmmagdalena,24.01.2006
La cicatriz de María

María sabía que su cicatriz era fea y le deformaba el rostro. Pero la lucía con orgullo. Cuando bajaba al poblado para vender sus quesillos de cabra, notaba las miradas piadosas de los que la cruzaban. Ella levantaba el mentón, con un gesto altivo sacudía sus negros cabellos hacia atrás y en su mirada segada en uno de sus ojos por el cruel estigma que la desfiguraba, refulgía la fuerza y valentía de esta mujer forjada en los salvajes montes .

A ella no le importaba que la belleza indígena de su rostro se encontrara mancillada, a ella sólo le importaba que una noche de frío septiembre había defendido sus hijos como una leona, de otra leona que había ingresado a su rancho en busca de alimento para su cría.

María se había plantado frente a la hambrienta hembra, ocultando tras su bravía figura a sus asustados niños. Había peleado arrojándose sobre la bestia, solamente con sus manos y su desesperación de madre. Sin llantos, sin palabras, sin rugidos; ambas enfrentadas por sus crías. María no tembló. La leona, que en ese abrazo mortal había destrozado su rostro con sus afiladas garras, se vio reflejada en los intensos ojos de María y se inmovilizó. Reconoció en ella a otra de su propia especie, la de madre. Durante un terrible instante la miró, midiéndola, luego retrocedió respetuosa y se alejó.

¿Qué le importaba a María su fea cicatriz? Para ella era un orgullo y como tal la lucía. Sus hijos estaban vivos y todos los días desde el monte, una leona, con su cría, rugía con respeto a su paso.

María Magdalena
 
mosco,26.01.2006
Esperanza


Era la cicatriz más bella del mundo. Era tan larga que a veces me parecía estar viendo un río en un mapamundi, como los que nos enseñaba la maestra mago. Recuerdo que estábamos en cuarto año. Mis compañeros se habían organizado para jugarme una broma: con el pretexto de que había fantasmas, colgarían una sábana en la lámpara central del salón de clases. Cuando yo entré, alguien agitó la lámpara y esta salio volando directo a mi cabeza. Mi mundo se oscureció y cuando desperté me descubrí una enorme cicatriz en el lado derecho de la frente. Se veía horrible y desde ese día decidí darle nombre a mis cicatrices. Esta se llamaría Magda.


Era gruesa, como las cobras cuando tragan a un ratón. Como aquel roedor que perseguíamos Tere y yo en el parque y que siempre se escapaba. Cuando un día al fín lo acorralamos en la barda de Don Teofilo, y cuando estuve a punto de meterlo a la bolsa que siempre llevábamos, una piedra de la barda en donde estaba parado se desprendió y caí como de dos metros de altura. No hubo fractura, pero adopté a Lila, en mi rodilla derecha, a Tina, en mi muslo izquierdo y a Lucifernanda en mi brazo izquierdo. Esta última era la más grande que había visto en mi vida; Noventa puntadas, dijo el doctor.


Era rosada, como la suave seda de un camisón de dormir. Como aquel que ella se puso la noche que me despertaron sus quejidos de dolor. Sin pensarlo me levante y me puse mi ropa deportiva y tomé las maletas que ya teníamos preparadas. Llegamos al hospital y estuvo en labor durante cinco horas, hasta que el doctor me dijo que tenía que hacerle cesárea. No me dejaron entrar porque creían que no se lograría nuestro hijo, yo no perdía la esperanza. Una hora después me avisaron que todo estaba bien que podía pasar.


Es larga, gruesa y rosada, pero es bellísima, como lo es el ser que salió a este mundo a través de ella. Él se llamará Ricardo, ella se llamará Esperanza.
 
_Guerrera_,26.01.2006
CICATRIZ

Es demasiado alta para su edad, su contorno agradable a pesar de lo que significa en sí misma, al tacto se siente suave y se eriza al contacto con otra piel.

Siempre se reían de mi. Al principio sufría, me sentía ridícula, marcada, odiaba que me miraran de aquella manera, se les inflaba la cara como aguantado las ganas de gritarme que era espantosa o que simplemente les causaba gracia.
Después, a medida que pasó el tiempo, me acostumbré a las burlas y a la excesiva manera en que todas las personas me miraban.
Cuando era pequeña no tenía noción de lo que producía en la gente. Apenas llegaba al colegio, en aquellos primeros años, los niños se alejaban y desde cierta distancia comenzaban a señalarme con el dedo y a reírse mientras las maestras se acercaban palmeando mi espalda con un excesivo gesto piadoso y protector.
Fui creciendo con la certeza de ser un payaso o algo parecido y sin saber a ciencia cierta cuán graciosa era.
No tenía amigas que me duraran más que unos días, pues nadie podía contener la risa y cuando empezaban a hacerlo yo me iba.

Hoy en día, verme en el espejo es casi normal, tengo una cara bastante agradable a pesar de la cicatriz que hay en el lugar donde debería haber una nariz. Los orificios que la reemplazan son imperceptibles y hasta resultan agradables. Eso sí, ya nadie se ríe y mucho menos los que me conocen, porque desde hace unos años empecé a mandarlos a la mierda.

Roxana, 25 de enero de 2006.
 
chiche,26.01.2006
UN LANGUIDO LAMENTO


Compadre Jose,¿usted sabe lo que es un lánguido lamento?
Silencio.
Usted sabe lo que es estar lánguido y callado,José.Usted lo sabe.Aún ahora,todavía me pregunto cómo vinimos a este lugar.Mire qué diferencia..Vea lo que hay alrededor.Humo,nada más que humo.Y de vez en cuando un ruido lejano y sordo.
No hay médicos ni enfermeras. Somos dos parias tirados en estas camas,con estos camisones blancos.¿Qué fué de nuestra ropa ,compadre?
Parece que fué hace horas,¿se acuerda? Esa visita a la Rosita.Qué linda estaba.Parecía una muñeca,parecía.Se había puesto un pañuelo atado al cabello.Y nos estaba esperando.
Había que apurar el paso,porque Juan se había ido a timbear al pueblo y a emborracharse.
Qué extraño.
Los dos aparecimos a la misma hora,y hasta con el mismo traje y los mismos caballos,el color,digo,el color.
Nos había citado al mismo tiempo, la mujer.La Rosita.
Son malas las mujeres,José,son malas,le digo.
¿Para qué hizo eso?
Nos veía desde el rancho,y un pájaro volaba entre nosotros,un pájaro negro que iba y venía.
No se detenía nunca.
Quizás ella sabía lo que iba a pasar.Quizás quería vernos a los dos juntos.
Hasta que estuvimos tan cerca.
Ahí nomás empezó el duelo.José,esa cicatriz que tiene ahí,al costado.Sí,allí.¿No le recuerda?
La hizo mi cuchillo.
Yo lo maté,José,estoy seguro.El pájaro dejó de volar,me acuerdo.Se quedó quieto, paralizado, la brisa otoñal lo atravesaba, había cambiado de color.
Ella me eligió a mí.
Qué pasó después,no recuerdo.Usted estaba en el suelo y algo me tumbó de atrás.
No me pude levantar más.
Y ahora estamos aquí,José.Creo que estamos rodeados.Por algo, no sé.
Y esa cicatriz que se le hace cada vez más grande.
Y ese ruido lejano.
Son malas las mujeres,José,son malas,le digo.Será esto un lánguido lamento?
Quizás sea el último,José,quizás sea el último.


 
kanenas,27.01.2006
bLa cicatriz abierta/b.

Sí, Laura, duele siempre. Si no hablo, no es porque no duela.
Está allí.
No se borra.
A veces, como sucedió ayer, se reabre y sangra. No va a cicatrizar nunca, lo sé.
Ayer los vi pasar a los dos, a los abuelos, llevaban el perro de paseo, caminaban despacio, ella tenía el cabello todo blanco, él está como encorvado. De vez en cuando cambiaban una palabra. Yo crucé la calle para que no me vieran. Podría jurar que estaban hablando de mí.
Ya sé, ya sé, me vas a decir que pasaron cuatro años, que ya pagué por lo que hice. Pero ¿tiene precio una vida? También sé que el nene salió de repente de entre dos autos, corriendo detrás de su pelota. La pelota era roja, roja, roja....
Nadie lo hubiera podido evitar, pero yo sé que manejaba distraído, que estaba hablando por teléfono, que al mismo tiempo trataba de encender un cigarrillo y que había puesto la radio a todo volumen: “cuando calienta el sol, aquí en la playa...", estaba de moda y la iba tarareando...
Frené, claro que frené, mis reflejos fueron rápidos, no tengo que repetírmelo, ni tengo que convencerte, hice lo posible, pero fue demasiado tarde.
Después del golpe quedé como paralizado mirando la pelota que saltaba alegremente, roja, roja...
 
jaenbota,31.01.2006
Heridas y cicatrices

Unos pocos aún se preguntan por lo ocurrido la noche del 23 de abril. Aunque más importante que eso es la cuestión, qué es lo que queda. La serie de eventos que desencadenaron la llamada “monumental tragedia de las comunas”, es para los organismos estatales la cuestión que debe resolverse. Pero los sucesos ocurridos desde tal incidente son la razón de ser de nuestra investigación.

De acuerdo al informe entregado en julio pasado, casi tres meses después de la tragedia, el Departamento de Atención de Desastres entregó su veredicto según el cual, “fallas en el terreno habrían originado el desplazamiento del terreno en los cerros de la ciudad...” y prosigue diciendo, “la mala ubicación de estas viviendas... pueden considerarse entonces las anteriores como las causas... bla bla bla”. Esta caballeros es la respuesta oficial de los entes gubernamentales ante la “monumental tragedia” del 23 de abril.

Las fallas en el terreno y la mala ubicación de las viviendas, es la causa de esta y otras más de las tragedias que han ocurrido, pero surge el interrogante, donde están las políticas del estado, donde está la responsabilidad que tienen los entes gubernamentales y las demás entidades que se han dispuesto para la prevención de este tipo de siniestros. Hoy cuatro meses después de la tragedia, esta parece haberse acallado, parece haberse olvidado en la memoria de un pasado reciente. Los organismos de socorro acudieron oportunamente a la atención de los afectados, se crearon albergues temporales y algunos, me refiero a cinco de las diecisiete familias afectadas han sido reubicadas, pero donde está la verdadera respuesta que se debió generar ante este triste evento que nos enluta a todos.

La cicatriz que dejó esta tragedia en la ciudad aún esta latente, pero su historia comenzó mucho antes del 23 de abril y estuvo muy lejos de terminar con el informe entregado el mes pasado, porque la herida que causo esta triste situación subyace muy profundo, en la indiferencia de nuestros gobernantes y aún de nosotros, los ciudadanos que volteamos a mirar al prójimo únicamente cuando ocurren siniestros de proporciones monumentales.
 
neftali,31.01.2006

COMO RATAS


Los veo huir. Conozco el motivo, sé porqué lo hacen. Miro como escapan al notar mi presencia, parecen ratas. No los llamo, creen que no me doy cuenta.

Hay ocasiones en las que no logran evitarme, entonces me divierto burlándome y les comento que recuerdo haber visto como se marchaban furtivamente en tal o cual oportunidad. Se sonrojan, fingen no haberse dado cuenta. Simulan asombro e intentan convencerme de que me equivoco, me aseguran que de ninguna manera se irían si hubiesen sabido que yo estaba en algún lado.

Sé que los enfurece mi existencia. Ellos pulcros, inteligentes, hermosos. Yo, esta especie de bestia que les llena de vergüenza y de la que dependen, aunque intenten ocultarlo.
Soy el estigma de la familia, el que no debiera haber nacido. Pero los jodí, nací a pesar de mí mismo.

Imagino las expresiones en sus delicados rostros al saber que heredaría la fortuna de acuerdo a lo que indicó el viejo en el testamento. Ese hombre altanero, de alcurnia, el que no me reconoció sino hasta después de morir. Nadie hubiese pensado que el último acto de un innoble sería, precisamente, un gesto noble de esos que no acostumbró a tener en vida.
Se habrán sentido heridos en su honor de hijos legítimos, autentificados en el árbol genealógico. Seguro que se indignaron porque el bastardo se adueñaría de todo. Pensarían en una burla macabra del destino. Soy impresentable, aquel del que se esconden sólo por miedo al escándalo y del que no reniegan debido a su amor al dinero; soy el que va a visitar cuando necesitan plata. Yo disfruto cuando les veo pedir.
¡Los lindos, los buenos, los superiores! No recuerdan que se sienten especiales, que soy el monstruo, son capaces de olvidarse de todo en el momento de mendigar lo que llaman un pequeño favor financiero. Es que valgo tan poco que se ahorran su orgullo ante mí.

Soy la cicatriz que revela la miseria de su historia, y sepan ustedes que yo no me olvido de nada... que los haré pagar.

-. NEFTALI .-



 
neftali,31.01.2006

Corrección:
* "... soy el que VAN a visitar..."

nef.
 
VotaReto,01.02.2006
FIN DEL CONCURSO

Votación en Privado 1 y 2 de febrero en VotaReto
 
VotaReto,03.02.2006
La votación del reto7 ha dado el siguiente resultado:

bPOESÍA/b:Ganadores:blasleón,sophie, Guerrera-
2 votos
Celiaalvarez -gmmagdalena 1 voto

Participaron 10 cuenteros
##
bPROSA/b: Ganador : mosco3 votos
Viceganador: kanenas 2 votos
chiche-gmmagdalena-finch-jaenbota-neftali 1 voto

participaron 9 cuenteros
##
bHaiku/b :Ganador : elhaijim 4 votos
india-gategto 2 votos
finch-blasleón-ruth-kanenas 1 voto

Participaron 16 haikuenteros

bA LOS GANADORES FELICITACIONES, A TODOS ENHORABUENA/b


 
NeweN,04.02.2006
Felicitaciones a todos los ganadores.
 



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