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mariog,21.07.2004
Apenas una frase me trajo a la memoria verte. Desde lejos. Sin animarme a ir detrás de tus pasos. A llamarte.
 
natanarby,17.08.2004
Lucías tan distinta, casi como si fueses otra. Tus cabellos ahora rubios te hacían lucir glamorosa, casi inalcanzable.
 
tufa,04.09.2004
Mientras caminaba apresuradamente hacia la oficina cerrando por teléfono un contrato millonario un niño me pidió una moneda, la imagen realmente me conmovió, sin embargo, dos pasos fueron suficientes para que comprendiera que no sentía lástima por su situación, sino por la mia.
 
flacojoselo,06.09.2004
Aun recuerdo tus palabras al despedirnos: "Podríamos haber sido muy felices".
Esto lo confirma.
No, nunca hubiéramos podido serlo.
 
beyonce_k,13.09.2004
Eramos tan distintos, yoa tu lado no valía nada. Tú habías sido la unica que pudo hacerme sentir alguien, hoy sólo era un empresario, claro, con muchos millones en mis hombros, pero me faltabas tú.
 
GauNa,17.09.2004
Donde está la riqueza del hombre cuando se tiene enfermo el corazón. Si bien he intentado divertirme, distraerme, nunca logre hacerlo, o apenas pasaba mi borrachera lo recordaba. Cada mañana, cuando levanto mi cabeza de aquella cama tan costosa, me acuerdo que tu no estás y me siento el más miserable del mundo.
 
mariafernanda,19.09.2004
Creo que en estos momentos de tristeza y soledad, cambiarìa todo lo que tengo... mi dinero, mis posesiones por tenerte otra vez.
 
mariafernanda,19.09.2004
Se que estás lejos, me lo dijo una de tus amigas... pero tambièn me dijo que no me has olvidado; que cuando escuchas nuestra mùsica... me sientes.
 
flacojoselo,19.09.2004
"Y si fuera ella", de Alejandro Sanz... recuerdas?
 
GauNa,24.09.2004
Pero no, es impensable volver. Podríamos acaso rememorar tantas cosas hermosas? no nacería el rencor por los malos tiempos? No lo se... pero te extraño... y me voy muriendo...
 
Dhingy,30.09.2004
Si no te hubiera buscado tanto sabria que puedo encontrarte. Tendria esperanzas, pero no queda rincón al que rogar. Me cerraste todas las posibles puertas. Soy tan egoista que no dejo de perseguirte (aun sin localizarte), sos inteligente al vedarme la oportunidad de topar contigo.
Pero què se le va a hacer, yo no cambio màs... Reiteraria mi pasado por no claudicar sin importarme tu humildad o mi denuendo.
 
elipepa,05.10.2004
Somos tan distintos...Tú jamás hubieras seguido de largo ante ese niño humilde que yo acababa de dejar atrás. ¿Qué me hubiera costado darle una moneda? Nada...pero es que me cuesta dejar de pensar en mi mismo. Si hasta cuando pienso en ti lo hago de manera egoísta: te quiero conmigo para que me contagies un poco de amor por los demás.
 
Selkis,12.10.2004
Tal vez todo esto lo hagas precisamente para darme un lección. Desaparecer de mi vida de esta manera, cerrándome todas las puertas, procurando que ni una sola palabra tuya alcance mis oídos... separarme, en definitiva, de aquello que más amo y más necesito es un duro golpe a ese egoísmo mío, un castigo en vida. Es duro el aprendizaje para los alumnos torpes como yo.
 
Nimmael,13.10.2004
Tan duro que a pesar de todos los intentos por caminar bien, aun me cuesta. Aun, cuando te llamo y no contestas, sufro. Aun cuando escucho aquellas canciones, cuando siento ese aroma de amor, aun me duele.
¿Que haria ahora? Te veia a unos cuantos metros de mi y no me atrevia a acercarme. No queria oir un "vete" nuevamente, no lo podria soportar, me ahogaria en el poco de vida que me queda. Pero ¿quien sabe? quizas una sonrisa reciba, un abrazo... hasta quizas un beso.
Me tenia que arriesgar, quizas no la volveria a ver. A pesar del dolor de encontrarla eso era lo que queria, asi pues, me encamine hacia ella.
 
elipepa,14.10.2004
Estabas de espaldas en un puesto de flores en la vereda de enfrente. Comprando margaritas seguramente. Todavía me acuerdo que eran tus favoritas, aunque te parezca mentira.
Crucé la calle sin quitar mi mirada de donde estabas. Sentía que podías desaparecer como un espejismo si lo hacía. Registré cada uno de tus movimientos, siempre tan delicados. Seguí caminando. El otro lado de la calle parecía no llegar más: todo transcurría como en cámara lenta.
De pronto escuché una bocina y el ruido de una frenada. Te diste vuelta: vos también lo habías escuchado. Ese segundo en que volví a ver tu cara pareció eterno.
Cuando caí al suelo te vi acercarte corriendo hacia mi, aterrorizada.
 
Selkis,15.10.2004
Sentí que se me iba el cuerpo, que se me iba el mundo, pero tu rostro me acompañaba. Perdí el conocimiento. No sé cuanto tiempo transcurrió, pero fueran minutos, fueran hora, las pasé admirando tu rostro, tus ojos agrandados por el susto, tu boca un poco abierta, tu palidez...
Cuando desperté me encontraba en el hospital. Estaba patéticamente vestido con un camisón verde, tumbado en una camilla. Del transitado pasillo me separaba tan solo una cortina mal cerrada. Entre cortina y cortina, te podía ver a ti. Ya no estabas tan asustada. Con los brazos cruzados, mirando al suelo, pensativa... parecías molesta por algo.
 
nimmael,15.10.2004
Intente hablarte pero no pude. La voz no salia y la desesperacion comenzaba a fluir entre mis venas.
Agitado me levante y grite conmocionado.
La cortina se abre apresuradamente y a traves de ella concurres tú.
No deje de sorprenderme pero aun asi te hable:
-¡Me he quedado mudo!
No pude aguantar mucho tiempo mas observando su risita ironica, tratando de decirme: pobre imbecil.
Baje la mirada y al rato me di cuenta que no estaba mudo, que habia gritado y le habia dicho a Magdalena que me habia quedado sin habla.
Tan solo un "auto-golpe" en la cabeza fue la reaccion y al segundo, nuevamente postrado en la cama.
Seguias tu ahi, parada, observando el grandioso suelo que muchos de tus desmayos matutinos habia albergado...
 
Nimmael,18.10.2004
( sigaaan) :(
 
Selkis,18.10.2004
Cuando pude recuperarme, más calmado y sin dejarme llevar por el pánico de nuevo, pronuncié tu nombre suavemente y suspiré al escuchar mis propias palabras. Entonces te acercaste a mí. En esos momentos me esperaba cualquier tipo de reacción por tu parte, un beso, una sonrisa, otro golpe en la cabeza –tantos ya que llevaba en poco tiempo.
- No es necesario que te quedes... ¿Por qué te quedas?- dije incongruentemente y, además, tartamudeando.
- La verdad... no sé que hago aquí.
- Gracias de todos modos – intenté decir aunque no pude, por que de nuevo me había quedado mudo, mi boca se movía, mi lengua también, como siempre, con la agilidad que da la práctica... pero nada, ni un solo sonido salía de mi garganta...
- Gracias...-intentaba decir.
- Está bien... no te preocupes- decía Magdalena, con un gesto extraño en su faz.
- Gracias ... gracias- movía mis labios y forzaba la garganta, pero era como cuando quieres echar a correr en un sueño.
- No hagas tanto esfuerzo...estás débil.- me decía ella casi con cara de terror.
- Gra-ci-as...
- ¡Deja de darme las gracias!- gritó ella por fin.
Fue así que descubrí que no estaba mudo, ni siquiera sordo. ¡Tan solo no podía escuchar mi propia voz!
 
Nimmael,19.10.2004
Ella desesperada con mi presencia grita: ¡Te odio!
 
elipepa,20.10.2004
El dolor que me causó esa frase fue mucho peor que el que sentía por el accidente. Era lo que me merecía, pero por alguna razón creí que ella habia cambiado de parecer. Pero no. Y no la culpé. Quizás ella había sufrido demasiado por mi culpa, y no pudo aguantarlo más. Volví a recordar la frase con la que me habia despedido ella: "Podríamos haber sido muy felices". Inconcientemente dije la frase en voz alta, y ella la reconoció como propia. Me miró con los ojos llenos de lágrimas y de odio, y me dijo:
"Si no fuimos felices es porque nunca quisite que lo fuéramos."
El dolor se hacía cada vez más fuerte, y no pude contener el llanto. JAMÁS me habías visto llorar. En otro tiempo hubiera sido un golpe para mi orgullo, para mi estilo de vida tan falso y sin sentimientos. Sin embargo ya no me importaba. Ese día te había vuelto a encontrar y no podía soportar el volverte a perder. Era demasiado...
 
Nimmael,20.10.2004
Grité desesperado su nombre.
la histeria colectiva se desató, primero con una gran cachetada en mi rostro de su parte. Y luego repitiendo a cada instante que me odiaba que si pudiese me mataria y me haria sufrir...:
-... Pues me hiciste sufrir maldito! me demoli por ti, me entregue a ti para que luego tu me dejases, me abandonases por tus malditos y estupidos miedos! Vete a la mierda bastardo! Te odio y te odiare por siempre!

Tan solo una idea flotaba por mi cabeza, cada vez tomando mas fuerza... "Me voy a matar"
 
elipepa,23.10.2004
¿Qué me quedaba ya? Nada... Ella era mi única esperanza de salvarme de la vida que llevaba. Pero mis acciones pasadas estaban obstaculizando mi futuro ideal...sin ella...qué iba a hacer yo?
 
juanjara,24.11.2004
Extraña sensación siento
no se si es frío
tengo ganas de escribir
Dios me de salud
me atormenta pensar en otra vida
solo se que tengo mucho que entregar todavía
pienso en ti y en mis hijos.
Solo se que pase lo que pase
es lo mejor
pero mejor es que no pase.
les debo mucho.
Ya me siento mejor
el temor es confianza.
Mi cara recobra el pensar en ustedes.
Los colores del sol.
Solo una cosa
la vida esta llena de contraste
que son el arco iris de ofertas pensativas
 
Zary,25.06.2005
La cerradura


Pocas veces estaba ocupado aquel apartamento, pero cuando así era, no podía ocultarse aquel ruido tan desagradable de la cerradura.
Fue de madrugada cuando entre sueños oí que entraban… trass, trass…trass, luego cerrar por dentro, otra vez más ruido.
Me los encontré en el rellano a la mañana siguiente; era una pareja de unos treinta y cinco años, él muy alto y fuerte, ella fina y delicada, con una melena rubia y con unos ojos muy expresivos. Nos saludamos, bajamos juntos en el ascensor sin hablar;-nunca he comprendido el porqué en estos sitios se baja la mirada y no se habla; para mi siempre me ha resultado violento.
Pasé una semana oyendo el ruido de la cerradura varias veces todos los días y la música exageradamente alta y molesta dentro de aquel apartamento. Pensaba si estarían algo sordos, pues habían pasado la edad de adolescencia y primera juventud en la que se oye la música a ese volumen.
Una noche ya cerrada y a punto de acostarme, volví a oír la cerradura; ésta vez pareció cerrarse la puerta con más sigilo y pensé, ¡se van a cenar o alguna fiesta!
A los dos días después de un fin de semana y un silencio total por lo que parecía que habían abandonado el apartamento, volví a oír ruidos de cerradura, voces y un trasiego que me pareció extraño.
Salí al rellano cuando vi como en una camilla sacaban un cuerpo tapado, y un policía preguntándome, -¿Ha visto u oído algo este fin de semana?, -¡No solamente oía el ruido de la cerradura!
Aquella bella mujer nunca pensó que su jefe y amante, era también un asesino.


 
Zary,26.06.2005
Andaba, andaba, andaba…andaba




Sus más de cuarenta años, tantas horas de oficina y aquel infarto, dieron la señal de alarma.
Le dijeron que era bueno andar.
Al alba, andaba, andaba, andaba.
Luego a la oficina durante toda una jornada.
Al acabar el día, su rumbo a ninguna parte, andaba, andaba, andaba.
Con el cansancio metido en su cuerpo, llegaba la noche y con ella el sueño.
Así pasó un tiempo y todo parecía ir bien, hasta aquella mañana resplandeciente de sol y mientras andaba, andaba, andaba por la orilla del mar, su vista disfrutaba mirando como el sol provocaba en el agua una lluvia de estrellas, creando un manto celeste; es entonces cuando sintió como una de éstas se le clavaba en el pecho, y desde la otra orilla, veía a la gente que, andaba, andaba, andaba.





 
caja_de_pandora,30.06.2005
La estrella justo dió en su blanco. El corazón dejó de latir por un momento. Todo se volvió a blanco y negro. Como debió ser el cine en sus inicios. Sí, precisamentea así; rápido, fugaz y con poca nitidez. Cruzaron por su mente mil imagenes, las recordadas y olvidadas por el paso de los años. Vió a su madre meciondole en la cuna y cantando nanas viejas: " A la roro nene, a la roro ya". Pero si hasta la escuchaba. Olió nuevamente aquél aroma de margaritas y violetas que entregaba los primeros días de mayo a la virgen María. Sintió su corazón acelarado, exactamente igual que cuando tomó por vez primera la mano de Patricia y sobre todo, el mayor recuerdo vívido fue el que sintió cuando trajo a su memoria, aquellas sabanas humedas y sucias al igual que coloridas, de su primera vez. En aquel hotel de mala muerte en las afueras de la ciudad y en su oídos en medio de el dolor provocado por aquélla estrella, se escucho un tibio nombre:¡ Cristina!
 



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