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Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Cuentos Comunitarios / ¿Empezamos un nuevo cuento? - [F:7:266]


Sagitadei,15.05.2003
¿Por qué no? podría funcionar.
 
hache,23.05.2003
Ella miró el reloj por quinta vez. Su impaciencia no le dejaba espacio, desde la última vez habían pasado solo cinco minutos...Una mirada al ventanal le confirmó que las posibilidades eran cada vez menos
 
Giovanni,23.05.2003
—¿Por qué no? Podría funcionar —se repitió.
 
Sagitadei,26.05.2003
Tal vez el venga y aparezca de nuevo. Vuelva por fin y estemos los dos juntos para siempre.
 
Giovanni,26.05.2003
Tras el ventanal el viento soplaba muy fuerte, que hacía inclinarse a los árboles ante él. Aún no llovía, a esa hora de la tarde todavía podía distinguir las gigantescas nubes, que se preparaban de un tiempo a otro a desencadenar una furiosa lluvia.
 
skr,03.02.2004
Pasaban los minutos y luego las horas y la lluvia seguia pendiente de un ilo.. y no tan solo ella, también la preocupación, la duda...
El silencio era total y ella, sentada en el sofá, contemplaba las llamas de la chimenea undida en sus pensamientos... de repente, alguien llamo a la puerta trasera...
 
yoria,09.02.2004
se sobresalta, unas gotas del café que tiene en las manos se derraman sobre su falda
 
bee,09.02.2004
dejando una mancha dolorosa que no le importa pues su corazón comienza a latir con insistencia
 
Pinocho,09.02.2004
¿Quien podrá ser a estas horas de la noche?
 
shou,13.02.2004
Levantándose de prisa acomodó su falda y se dirigió a la puerta trasera. No pudo evitar mirarse de reojo en el espejo de pared mientras sus manos delgadas alisaban sus rizos. Había esperado tanto!
 
gammboa,14.02.2004
Para esa hora, casi las doce de la noche, ya se había quitado el traje con el que lo había esperado durante la tarde y se había desmaquillado. Se miró nuevamente al espejo y notó que su cabello era un desastre, su piel acumulaba algunas arrugas y los labios se notaban decolorados. Sólo sus ojos se conservaban hermosos.

Antes de abirir la puerta corrió a su closet para buscar la ropa adecuada al tiempo que se escuchaba, insistente, el sonido del timbre que, rasposo, desgarraba sus tímpanos y alteraba los nervios.
 
shou,14.02.2004
- Un minuto - respondió Laura con su voz entrecortada. Esta vez puede funcionar!, repetía para sí mientras se acercaba a la puerta.

Extendió su mano sobre la perilla de la lámpara de pie y acondicionó el cuarto a una luz más tenue.
Estaba inquieta. Ocultó entre las flores de entrada el rosario de antaño, respiró profundo para darse valor, y lentamente abrió la puerta.
 
heckennedy,15.02.2004
-¿ Laura ? , dijo la voz de aquel hombre extraño y robusto que tocaba a su puerta.
 
gammboa,15.02.2004
-Sí -apenas pudo contestar ella mientras repasaba en su mente los rostros conocidos en un intento de ponerle nombre a aquel que tenía enfrente.

El hombre cruzó la puerta como si lo hubiese hecho miles de veces, revisó de arriba a abajo la habitación y se sentó en el sillón más grande.

-Sí, es como me la describió -dijo en un tono muy bajo.

Laura permaneció bajo el marco de la puerta y lo miraba sorprendida, silenciosa.

Era un hombre gordo, de piel blanca. Sus gruesas manos tomaron un cenicero y comenzó a jugar con él como si fuese un pequeño juguete. La miró a los ojos y después de algunos segundos el rostro le cambió. Laura lo percibió nervioso. Por fín cerró la puerta y el departamento se inundó de un silencio incómodo que ella intentó romper aunque no atinaba con qué frase comenzar, qué decirle a un desconocido que permanecía sentado en su sillón y jugueteando con el cenicero.

-Laura -por fín dijo el hombre gordo-. No estoy aquí por gusto ni por interés propio.

Parecía que resoplaba al hablar. Más que una voz, Laura imaginó que escuchaba el mujido de un toro. Sus gruesas carnes se derramaban aún por fuera de la camisa y parecían entorpecer sus movimientos.

-Samuel llegó a mi departamento por la mañana -continuó-, creo que eran las seis o las siete. Yo aún dormía y me despertó con un ruido espantoso, insoportable. Tardé un poco en levantarme y poco antes de abrir la puerta él casi la tiraba a golpes, tal vez a patadas. Su rostro era desesperado y... su ropa sucia.

El hombre gordo se levantó y aventó el cericero contra la pared. Los cristales explotaron golpeando la espalda de ella que pareció no inmutarse por el hecho.

-La ropa sucia, Laura -comenzó a gritar -, tenía la ropa sucia y su rostro se desfiguraba al hablar -comenzó a resoplar más fuerte y de manera agitada, sus bufidos eran intensos y cada vez que lo hacía sus labios revoloteaban como las alas de una mariposa-. Yo me asusté , Laura -entonces se acercó a ella y resoplaba pausado, como con ganas de no hacerlo.

Ella logró sentir el vaho caliente, casi hirviendo del hombre gordo que se encontraba a menos de un centímetro de su rostro. El potente olor se adentró hasta su garganta sin permiso, tal como el gordo lo hizo unos minutos antes en el deparetamento de Laura. Ella se asustó pero no de él ni de su actitud irreverente. Se asustó de ella misma, de enfrentarlo sin quitarle la mirada de encima.
 
shou,15.02.2004
Atónita, la mujer no salía de su asombro. Aquel rostro desencajado por los reclamos que tenía frente a sí era igual al de su amado Samuel. Por un instante pareció abstraerse en el recuerdo del hombre con el cual compartiera la mayor parte de su vida. Temblaban sus piernas.

Sabía ella del pasado familiar de su esposo pero nunca había conocido a su hermano mellizo. Samuel había tenido siempre el recato de preservar su intimidad contra lo que él consideraba lo irresoluble de su vida.

-Es inaudito, Laura -dijo Victor mientras su mirada recorría descaradamente el cuerpo de la mujer.

Ella volvió a sentir ese vaho caliente del hombre sobre su rostro.



 
gammboa,16.02.2004
-Te pareces a èl -le dijo sin dejar de mirarlo, como si buscara en el robusto hombre la existencia de un Samuel desaparecido.

-Claro -contestò irònico-, no podrìa ser de otra manera, somos hermanos.

A pesar de lo molesto en el tono de la voz del hombre, Laura se sintiò tranquila. Se levantò para despuès sentarse en el sillòn de enfrente. Mirò a la ventana. Afuera, el viento soplaba con fuerza y provocaba que las ramas de los àrboles se golpearan unas contra las otras. Se escuchaba un silbido que aumentaba y disminuìa en segundos. Desde ahì, la oscuridad de la noche se percibìa profunda, interminable.

-¿Còmo te llamas? -le dijo sin voltear a mirarlo.

-Victor.

-¿Sabes, Victor?, a la casa le caerìa bien que Samuel regresara. Esta casa que, desde que èl se fue, sòlo sabe de tristezas, de llanto. Yo aùn tengo muy presente su voz cantando por las mañanas en el baño o rièndo por las noches despuès de llegar del trabajo.

Victor resoplò con la nariz al tiempo que sus manos se enredaban con torpeza. Sus dedos eran gruesos y, a pesar de ser largos, se miraban enanos. Su piel era cremosa. Mirarlo, daba la sensaciòn de tocar una barra de mantequilla despuès de varias horas de mantenerla fuera del refrigerador.

-No creo que lo sepas pero hoy lo estuve esperando y...

-Lo sè -interrumpiò Victor y su voz se agitò de nueva cuenta.

-Me llamò por telèfono hace tres dìas y me dijo que hoy... ayer, porque ya casi es la una de la mañana, llegarìa entre las seis o las siete de la tarde. Yo me quedè en el ventanal mirando a la calle y creì verlo en la acera de enfrente. El viento soplaba aùn màs fuerte de lo que lo hace ahora y yo pensè en bajar, gritarle y obligarlo a entrar a la casa pero comenzò a llover y me dio miedo.

-Èl piensa que tù tienes el rosario -dijo Victor pero Laura pareciò no escucharlo.

-No me dio miedo la lluvia sino que, al mirarme frente a èl, se marchara. Eso pensè y por eso me dio miedo bajar.
 
shou,16.02.2004
Parecía más calmo. A medio recostar sobre el sillón de mimbre, las piernas estiradas cruzando los pies sobre el butacón. Con los ojos entrecerrados miraba fíjamente a aquella mujer. Escudriñándola como si intentase descubrir hasta el más mínimo secreto que pudiese ella albergar.

Sabía que Laura tenía de él una muy vaga idea. Estaba convencido de que su hermano jamás le habría revelado las conversaciones juveniles mantenidas entre ambos. Le hubiese faltado valor para decirle la verdad.

-Por qué no ha venido? Cuando hablamos por teléfono me pidió que lo esperara -dijo Laura como al pasar.

Ensimismado, el hombre guardó silencio. Miró de costado su cuerpo gordo y desprolijo reflejado en los cristales del ventanal, y por primera vez sintió verguenza.

-Acaso ha vuelto al alcohol? -insistió ella.

-No -respondió Victor con su voz ronca-, no ha vuelto a beber.

Quiso evitar que la memoria lo intimara con sentimientos y recuerdos de otra época. Se levantó de prisa y acercó a ella.

-Dame el rosario, Laura. Por favor!, si lo tienes, devuélvemelo.
 
gammboa,17.02.2004
-No -contestó tajante-, es lo único que me mantiene unida a él -parecia furiosa y su mirada lo retó en franca actitud beligerante. Se levantó del sillón para alejarse del voluminoso cuerpo de Victor y se acercó al florero cerca de la entrada. Se sintió segura en ese lugar. Victor la siguió con la mirada y aspiró profundo. Se contuvo algunos segundos y sacó el aire resoplando por la nariz y por la boca.

-Laura, no es sólo Samuel quien quiere el rosario. Yo también lo necesito, ambos estamos muriendo.

-No me obligues -contestó ella casi a punto de llorar.

-Laura -se acercó Victor con voz suave, después, alargó su brazo y le rozó el hombro-. Sólo tú puedes ayudarnos. No nos dejes morir, Neka.

Ella abrió los ojos, sorprendida, se quitó la pesada mano de su hombro y se colocó en cuclillas; permitió que el llanto se desbordara.

-¿Por qué me dices así? Sólo Samuel me llamaba de esa manera.

Él, sin decir nada, se sentó junto a ella y la recargó en su hombro. Entonces, Laura, se enjugó las lágrimas y lo miró detenidamente. Tenia los mismos ojos, la misma boca que su marido, su exmarido, había posado en los labios de ella durante infinidad de mañanas e infinidad de noches. Levantó su brazo y le acarició el rostro. Experimentó la misma sensación mantecosa de mirarlo. Él cerró los ojos y se dejó hacer.

-No trates de buscarlo en mí -la interrumpió Victor.
 
shou,17.02.2004
Y aunque eran casi idénticos, Laura encontraba en la mirada de aquel hombre una cierta tristeza que lo hacía diferente. Un cierto brillo en sus ojos contrastaban con su apariencia. Y lo miró tiernamente, sin tiempo.

-Neka, yo soy Victor -dijo él, recordando para sí cuando su hermano le confiaba sus encuentros primeros con Laura.

Entonces, él era un joven apasionado de la vida. Fue él quien comenzó a llamarla con ese nombre. Cuando en aquella tarde de abril, sentado en el muelle de la bahía, casi al descuido encontró entre la arena el viejo rosario. Aquel rosario milagroso!, y de gemas del mismo color miel que los ojos de Laura. Con una única inscripción en el reverso: Neka.

-Lo sé, se que eres Victor -contestó ella.
 
gammboa,19.02.2004
Comenzaba a sentirse frío en la habitación. Victor y Laura se quedaron algunos minutos ensimismados en sus recuerdos y, ambos, durante esos momentos, se olvidaron que el otro estaba ahí.

Laura cerró los ojos y comenzó a dormitar. Se sentía cansada, hastiada de esperar, harta de soñar a Samuel y de las sorpresas. Victor la miró con los ojos cerrados y se acercó a su rostro, contuvo su respiración y sintió la de ella. Humedeció sus labios, sacó su lengua y se acercó aún más, a menos de un centímetro de tocar con su lengua los labios de ella.

Afuera, el mismo hombre de la tarde se encontraba parado en la acera de enfrente mirando hacia departamento de Laura. El viento golpeaba su rostro y se filtraba en los tejidos de su carne para incrustarse en los huesos. Parecía desesperado, miraba su reloj de manera constante.
 
shou,20.02.2004
Tan cerca estaba de la casa de Laura. Y a la vez tan distante. El tiempo se escapaba de su vida. Y la ilusión cada vez era más difusa. Qué extraño todo! Aquella era también su casa y sin embargo no se animaba ni a cruzar el umbral.

Siempre a la sombra de Victor. Y ahora, escapando de él tambien. Los minutos se hacian interminable en aquella noche de su vida. Y él sin decidir.

Necesitaba el rosario para vivir, el perdón de Laura para reiniciar su vida junto a ella, y terminar con Victor de una vez por todas y para siempre.

El viento golpeaba su rostro y su mano temblaba sosteniendo la navaja dentro del bolsillo del sacón.
 
Ana20,22.02.2004
De repente, con una extraña sensación de poder Samuel se levantó de donde se había escondido hacía ya tantas horas, que para el parecían semanas o inclusive meses. Lentamente se acercó a la puerta mientras dentro del bolsillo, apretaba fuertemente la navaja.
Se acercó a la puerta del dormitorio de Laura, y en esos instantes todas aquellas noches y días junto a ella le hicieron tomar una de las decisiones más difíciles de su vida:o su hermano o su exesposa.
 
gammboa,26.02.2004
Llegó a la puerta y tocó. Dentro del edificio ya no se sentía tanto frío como afuera; se halló más cómodo. Dejó pasar algunos segundos y tocó por segunda ocasión. Nadie respondió. No se escuchaba movimiento hacia adentro pero las luces permanecían encendidas. Giró el picaporte y logró abrir la puerta. Laura lo vio entrar y las miradas de ambos se quedaron enganchadas la una con la otra.

-Victor, déjanos solos -dijo él sin soltar la vista de ella.

-No -contestó el gordo -este es un problema tan tuyo como mío. No voy a permitir que lo resuelvas solo y que todo termine mal como sucedió la vez pasada -y comenzó a resoplar de manera agitada. Su piel se tintó en rojo.

-Victor, sal de aquí -gritó Samuel, contundente.

-Cállense. Cállense los dos. Aquí es mi casa y yo decido quién se va y quién no.

Samuel se quedó en silencio. Después, revisó de arriba a abajo el cuerpo de Laura. La miró más bella que antes. Su cabello negro era más largo de como lo había dejado. Vestía un pantalón de mezclilla pegado y un sueter de tejido azul le cubría el torso. Se veía bien, mejor de lo que Samuel guardaba en su recuerdo.
 
shou,28.02.2004
-Al fin llegastes! -dijo Laura levantando la voz más de lo habitual en ella. -Esperé por ti largo tiempo desde que llamastes. Siempre a la sombra y ahora te apareces así como así.

Samuel mantuvo su silencio. Mientras, Victor cerca de la ventana contemplaba sobre la mesa el retrato de Laura luciendo el rosario alrededor de su cuello.

-Yo pensé que aún me amabas! -siguió la mujer mientras se acercaba a quien fuera su esposo. -¡Qué va..., lo único que te importa es el rosario! -prosiguió. -Hasta tuve la ilusión de que esta vez las cosas pudieran funcionar.



 
gammboa,07.03.2004
-Y aún te amo -contestó -. Por eso estoy aquí, porque no he podido olvidarte, porque no quiero hacerlo.

Samuel se veía nervioso. Su voz temblaba tanto como sus manos y no pudo enfrentar la mirada de Laura. Ella le dijo que él era el culpable de sus angustias, de sentirse desnuda y vulnerable.

-No sé por qué todo lo tienes que explicar con el engaño -dijo -, desde que nos casamos siempre fue así. No, no es cierto, antes era distinto, pero las cosas fueron cambiando y tú aprendiste a mentir. Ahora dices que me amas pero no es cierto, te conocí y aprendí a saber cuándo mientes, Samuel.

Victor se acercó a la puerta de entrada y se sentó en el sillón que estaba junto a las flores. Tomo una y aspiró su olor. Pareció perderse durante algunos segundos.

-A veces tengo ganas de gritar -dijo y se alejó de Samuel, le dio la espalda y miró hacia la ventana-. Te quise tanto -dijo sin dehar de mirar a la calle-, te quise con locura. Sí, así te quise.Más que a nada en el mundo, ¿te das cuenta? Sí, es para morirse de risa. Estábamos tan íntimamente relacionados... y a pesar de ello tú me mentías. ¡Nunca me hablaste de Victor ni de las cosas importantes! Eso es lo que más extraño me parece ahora. ¿Por qué tenemos que parecer dos desconocidos después de haber compartido nuestra cama, el mismo baño, la misma vida? ¿Me estas escuchando?
 
Sagitadei,22.03.2004
Claro que te estoy escuchando- Dijo Samuel, con gran enfado, ya que Laura le habia hecho perder la calma.
Claro que te estoy escuchando, y tienes razón, aprendí a mentir, pero lo aprendí escuchando tus absurdas historias, que poco a poco fueron acando este amor.
Crees que no me daba cuenta de las cosas que hacias.
 
ancestral,24.03.2004
-Fué el rosario- respondió Manuel, es culpa de él...nos ha ido quitando la vida poco a poco y todos nos hemos entregado a su destino. Yó lo quise destruir, pero su gema maldita me hipnotizó y caí en estado de locura... Tienes que devolvérmelo, es la única posibilidad de que todos sigamos con vida.
 
ancestral,24.03.2004
Fe de erratas: Por Manuel, entiéndase Samuel
 
ameliarena,25.03.2004
-¡El rosario! ¡El rosario! ¿Es que aún estás convencido de que funciona?- Laura gritó ya fuera de sí - ¡Pedazo de idiota!.. los dos... los dos... sí, también tú, Víctor. Y no me mires de ese modo. El rosario, ESTE rosario, -dijo mientras sacaba el objeto de su cuello - este rosario, no tiene nada de maravilloso... no es mágico... no produce milagros.
Durante mucho tiempo te engañé, Samuel, haciéndote creer que tenía poderes, pero no... no...
Laura, abatida, se dejó caer en un sillón y entre sollozos continuó hablando:
-...era una forma de retenerte. Sólo quería que te quedaras a mi lado y entonces ideé lo del rosario. Y ahora crees que él los salvará de morir... pues, no. No los salvará... ni siquiera consiguió que te quedaras en casa. ¿Que soy una embustera? ¿Y qué? ¿Acaso no me mentiste siempre, Samuel? ¿Tengo que creerte ahora? ¿Que te estás muriendo? Pues, muérete... púdrete... tú y tu hermano... tu sucio hermano. Sí... me refiero a tí, Víctor ¿a quién más si no?
 
pinocho,31.03.2004
Victor se levantó rápidamente del sillón a pesar de su corpulencia y le dijo "entregame ese rosario" y de un tiró se lo arrebató de la mano, al ver esto Samuel se fué encima de su hermano y comenzaron a forcejear por obtener cada uno el rosario. Victor entonces sacó la navaja de su bolsillo y la hundió repetidas vece en el vientre de Samuel quien cayó al suelo donde comenzó a brotar de su cuerpo la sangre. Laura observaba complentamente atónita la escena y su primera reacción fué arrojarse sobre el cuerpo de Samuel que agonizaba en el piso de la sala...
 
bessna,12.04.2004
Victor salió del departamento con el rosario en la mano. Corría con los ojos desorbitados, como si no tuviera conciencia de sus movimientos.

En la casa, Samuel se desangraba y Laura no sabía qué hacer. Su mente se quedó con las ideas trabadas. Pasaron varios minutos hasta que Samuel se desvaneció. Tal vez había muerto.
 
pupilasrosas,12.05.2004
Se sintió desvacenecer. Todavia lo amaba.
Porqué tanta sangre. Porqué sus ojos cerrados. Porqué todo esto. Si ella lo amaba.
Y si su amor no bastó antes para retenerlo, ¿porque habría de hacerlo ahora?
Se aferró a su cuerpo que yacia inmovil. No iba a dejarlo ir.
 
BartManZuaHreS,12.08.2004
Y Laura comprendio entonces que no tenia otra opcion, y fue en busca del Rosario que estaba oculto en el florero, y mirando a Samuel a los ojos le dijo: -Samuel, te voy a despertar, espero que me perdones, pero no puedo dejarte morir- y poniendo el Rosario en el cuello de Samuel comenzo el ritual. Entre tanto, Victor que ya iba bastante lejos conduciendo y al mismo tiempo contemplando el Rosario se reia y decia: - Ja,ja,ja me subestimaste, idiota, me subestimaste - Cuando de pronto se da cuenta de su error - QUE!!!!!!!!!, MALDITA MUJER, ESTE NO ES EL VERDADERO ROSARIO!!!!! - Y dando una frenada, hace girar el automovil, dispuesto a matar a Laura si no le entrega en Rosario...
 
flacojoselo,06.09.2004
- ¿Lo apruebas, Neo?
- Sí, Trinity. Ingrésalo en la Matrix: este programa generará suficiente confusión como para que podamos llegar a la Ciudad de las Máquinas.
 
flacojoselo,06.09.2004
- ¿Lo apruebas, Neo?
- Sí, Trinity. Ingrésalo en la Matrix: este programa generará suficiente confusión como para que podamos llegar a la Ciudad de las Máquinas.
 
lorenap,07.09.2004
ella estaba indesisa e incredula, un sentimiento extraño le albergaba...
 



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