TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Lista de Foros / Literatura :: Talleres / Cuestiones gramaticales - [F:9:153]


tapondecorcho,11.02.2003
bI. A propósito de la puntuación/b

Se necesita el talento de Theodor W. Adorno para decir cosas originales y amenas sobre la puntuación. El teórico alemán trata el tema en sus Notas de literatura, libro del que tenemos traducción española desde 1966; pero de su lectura surge lo que uno aprende mediante la simple observación de textos en otras lenguas, a saber, que la puntuación tiene mucho que ver con el idioma de que se trate. Es preferible, pues, hablar de la puntuación en nuestro idioma como si ningún otro existiera, como algo del todo independiente.

Encuadre teórico
Todo lo que hay que decir para un encuadre teórico del problema de la puntuación cabe en tres proposiciones, que a continuación enumero.

1) La puntuación es indispensable para lograr claridad en la escritura en prosa (el verso, en todo caso, tiene otros recursos para alcanzar o no esa claridad, según sean las intenciones del poeta).

2) El sistema que la lengua ha creado a lo largo de los siglos (ya que es un producto históricamente condicionado) consta de un conjunto finito de signos; los caracteres de que consta ese conjunto, usados óptimamente, darían por resultado una prosa de máxima transparencia o explicitez.

3) En la experiencia cotidiana de la escritura o de la corrección de originales, los signos provistos por el sistema (una decena) ofrecen, a quien los usa, un grado variable de dificultad.

A esto agregaría una observación elemental, a saber, que quienes afirman que “mi puntuación es terrible” o “no escribo bien porque no sé puntuar” no están haciendo otra cosa que manifestar las consecuencias de un mal aprendizaje. Puntuar mal no es una de esas condiciones congénitas que se deben soportar toda la vida, como el daltonismo. Al contrario, es tan corregible como los malos hábitos en el tenis o en la alimentación. Y como en esos casos, lo primero que hay que hacer para corregir lo que está mal es identificar correctamente el problema.
La tercera de las proposiciones consignadas más arriba apunta a un principio de solución posible: la división del territorio problemático, distinguiendo en el mismo sectores caracterizados por distintos grados de dificultad.

bEliminación/b
Estas líneas no son un tratado de puntuación en español: buscan sólo identificar los casos críticos. Para eso, se puede comenzar por un procedimiento de eliminación.
A menos que una persona no haya terminado de aprender a leer y escribir, no tendrá dificultades con el uso del punto; ni con los signos de admiración e interrogación, si se le recuerda que en nuestra lengua se abren y se cierran; ni con las comillas, que sólo los muy ignorantes creen posible usar para dar énfasis, y los demás usamos como signo de que lo que encierran es una cita textual. Los paréntesis (que separan algo de esta manera) y las rayas usadas como signo doble —que lo hacen de esta otra— tampoco son problemas demasiado serios. (Pongamos como nota marginal que en español no existe la raya como signo único, que sí se usa en inglés) En cuanto a los puntos suspensivos, lo mejor que puede hacerse con ellos, si no eliminarlos, es otorgarles una prolongada licencia: al no escribir ya poemas románticos o modernistas (y en todo caso estas notas se refieren a la prosa) casi nos hemos quedado sin tarea para ellos en la mayoría de las situaciones corrientes.
Lo indicado puede revisarse, modificarse y perfeccionarse. Si queremos buscarle cinco pies al gato, todas las afirmaciones que he hecho son discutibles. Pero estas líneas no intentan englobar todos los casos posibles, sino sólo servir de ensayo orientador. Además, el buen sentido pide distinguir lo grave de lo serio, y esto de lo menos importante. Prosigamos, pues.
No hemos avanzado mucho, pero como hemos decidido no preocuparnos por unos cuantos signos, podemos ahora centrar la atención en la zona donde verdaderamente aparecen las dificultades: allí donde la coma, el punto y coma, y los dos puntos, se divierten como zulúes en la jungla, organizando trampas tan sencillas como bien ocultas por la vegetación.

bDe los dos puntos al punto y coma/b
El uso más generalizado de los dos puntos, que es su aparición en el encabezamiento de las cartas (“Querido amigo:”) ilustra su característica principal, la de ser un signo de apertura. Los dos puntos abren una expectativa: ya porque lo que sigue es un texto anunciado, como en las cartas; o bien porque se ha prometido un ejemplo o una cita, que ahora vienen; o, en fin, porque aparecen después de una proposición general, y anuncian que seguirá la ampliación o desarrollo de la misma. (Por cierto que en lo que acabo de escribir, a partir de “Los dos puntos abren una expectativa:”, está claramente ejemplificado ese rasgo esencial de los dos puntos).
Por su parte, el punto y coma es un signo de cierre, de contención. Dice “hasta aquí es una cosa; de aquí en adelante, otra”. No avanza hacia lo desconocido, sino que se planta. Y también, además de cerrar, reparte. Por ejemplo, reparte porciones de un párrafo o período, creando subdivisiones rítmicas que ayudan a la inteligibilidad y a la lectura; y lo hace, de manera muy especial, cuando dentro de esas porciones hay otras menores, separadas por comas; en esos casos, cumple una tarea básicamente ordenadora. (Lo mismo que antes, lo que precede, a partir de “Por ejemplo”, ilustra lo que vengo diciendo)
Los dos puntos abren; el punto y coma cierra, contiene, reparte. Entendido esto, podemos ocuparnos de la coma.

bDel punto y coma a la maldita coma/b
La coma es “la maldita coma”: causa dolores de cabeza tanto por presencia como por ausencia. Aquí seleccionaré solamente tres casos que representan los errores más frecuentes: las zonas de fricción del sistema.

1) La coma es fundamental en las enumeraciones simples, en donde va separando términos no relacionados entre sí por una conjunción (“Juan, Pedro, Diego y María”). Pero cuando estos términos son unidades más extensas o complejas, se hace necesario “subir” la puntuación: de la nada a la coma, de la coma al punto y coma. Podemos entonces tener algo así: “Juan, que era albañil; Pedro, pintor y de los buenos; Diego, que trabajaba en una fábrica, y su mujer, María”. Si en esta oración se usaran comas en los dos lugares en que ahora hay punto y coma, o si alguna de las comas que están ahí de pronto se evaporara, en la computadora mental que usamos los que sabemos puntuar se encendería un cartelito que dice “puntuación insuficiente”. O, como suelo anotar al margen de algunos trabajos de alumnos, “La coma no sirve para todo”.

2) La coma se usa también como signo doble, es decir, antes y después de algo que se separa del libre fluir del texto. Aquí viene un problema de gradación: si lo separado es un elemento tan simple como el “es decir” de la oración precedente, basta con comas; si la situación es más compleja, conviene ir a la raya doble —en una primera instancia— o inclusive a los paréntesis (sobre todo, si el aislamiento quiere ser más categórico y hasta total). Una vez más, por favor, obsérvese cómo he puntuado las líneas precedentes. Quizá no esté de más advertir que, a este nivel, mucho de lo que se vive como problema de puntuación es más una cuestión de estilo —necesidad o grado del énfasis, por ejemplo— que de gramática. Pero claro está que, gramatical o no, el problema tiene que ver con el “escribir bien”.

3) La coma separa, claro que con mano liviana; no con el pasador del punto y coma, ni con la vuelta de llave del punto. Pero hay cosas que no deben separarse. Una de esas separaciones no recomendables es una torpe coma que suelen colocar los escritores inexactos, mediante la cual separan el sintagma nominal del sintagma verbal; en otras palabras, la coma gratuita al final del sujeto. Es curioso que quienes escriben con toda naturalidad “Pedro tenía ambiciones” sean capaces de escribir también “El industrial y financista Pedro, tenía ambiciones”. ¡Afuera esa coma! Los signos de puntuación son como ciertos parientes inoportunos: a veces, su conducta mejor consiste en no hacerse presentes.

bPocas nociones/b
¿Qué tal si paramos aquí? Pocas nociones, bien aprendidas, rinden más provecho que largas enumeraciones. En mi experiencia, cuando he conseguido que un alumno que “puntuaba mal” cobrara conciencia de este limitado número de zonas críticas, aprendiera a verlas, su puntuación evolucionaba hasta dejar de ser “mala”.
Una última recomendación. Cuando el pensamiento está bien ordenado y la frase es clara, hacen falta menos signos de puntuación. Un posible ideal de escritura consiste en tratar de alcanzar la máxima claridad con un mínimo de signos. Más puntos internos al párrafo, para organizarlo. Menos territorio entre un punto y otro, para disminuir el número de comas y las posibilidades de conflicto con el punto y coma. Menos incisos, no siempre indispensables. Como dice Adorno: “toda evitación de un signo es por ello una reverencia que la escritura tributa al sonido al que ahoga”. Y esto sí vale más allá de la diferencia entre el castellano y el alemán: esto no es ya el saber, sino la sabiduría de la puntuación.


bII. Primeros auxilios en prosa/b

Tantas recomendaciones para el verso —que la medida, que el ritmo, que la estructuración del poema— y, en cambio, cuando se escribe en prosa parece que nunca hubiera nada que corregir. O bien, si se corrige algo, el corrector no sabe dar razón del porqué: por lo cual, el corregido está puntualmente condenado a reincidir.
Con un afectuoso recuerdo a la memoria del escritor argentino Jorge W. Abalos (quien hace muchos años me instaba a escribir una “Gramática para gente apurada”), voy a tomar un ejemplo de prosa y examinarlo críticamente. Se trata de la prosa académica, o universitaria, en que están escritas las “monografías”, como allí se dice, de cualquier Facultad. Al autor o autora pido perdón por atribuirme el derecho de usar estos dos breves párrafos.
La situación inicial consiste en la lectura de un trabajo que se propone estudiar el proceso de la creación poética en César Vallejo. Veamos, como ya he dicho, los dos primeros párrafos:

biMuchas veces, enfrentados a una obra de arte, nos hemos preguntado sobre lo que se nos ofrece como un misterio: la génesis poética, ese oscuro camino que culmina en la creación.
Si bien podrían haberse contemplado las opiniones de quienes han reflexionado sobre el presente tema, hemos preferido escuchar una sola voz, la de aquel por muchos considerado uno de los mejores poetas de América: César Vallejo. Quizás en este, como en otros apartados, esta voz no aparezca con toda nitidez, dado el trabajo de interpretación que supone el bucear metáforas, pero lo que sólo hemos pretendido es ser un eco, asumiendo el peligro de la pérdida que éste puede conllevar. /i/b

Hasta aquí, claro, no se ha dicho casi nada: los dedos que teclearon estas líneas están todavía en la etapa de precalentamiento. Pero el cuidado de la prosa debe ejercerse desde el primer gesto textual. Aclaro también que no estoy hablando de gramática, fundamentalmente, sino de estilo: en la prosa expositiva, cuentan de manera especial la precisión, la economía, la claridad.


bEl tenaz bolígrafo/b
Veamos, pues, lo que puede hacer un bolígrafo tenaz. Sólo anunciaré tres o cuatro posibles reglas (o recomendaciones) y, después de esos primeros auxilios prosísticos, veremos cómo queda el trozo en cuestión.

1) La primera observación se refiere al plural gratuito: “enfrentados”, “nos hemos preguntado”, “hemos preferido escuchar”, “hemos pretendido [...] ser un eco”. Esto es muy simple: no se trata de un trabajo en colaboración, ni tampoco el autor o autora tienen categoría regia o pontificia.
De ahí lo que enunciamos b[Regla 1] /b de la siguiente manera: Usar el singular y el plural según sus referentes reales. Es decir: “enfrentado” (o “enfrentada”, si el hablante es femenino), “he preferido”, y así sucesivamente.

2) Algo que sólo aparece una vez en estas líneas, pero que echa sobre ellas un halo de indefinición, es la construcción impersonal con se. En el párrafo que comienza “Si bien podrían haberse contemplado las opiniones...”, nadie podría aseverar quién o qué cosa sea ese se.
Esto nos lleva a nuestra siguiente recomendación b[Regla 2]/b: Transformar en personales cuantas construcciones impersonales sea posible.
En consecuencia, decido abrir el botiquín y escribir, como comienzo del segundo párrafo, lo siguiente: “Podríamos haber contemplado las opiniones...” (aplicación de la regla 2); y de inmediato (aplicación de la regla 1), vuelvo atrás y reescribo:

iPodría haber considerado opiniones ajenas, pero he preferido escuchar una sola voz. /i

Creo que una rápida comparación no nos deja dudas: la textura del párrafo ha comenzado a cambiar.

bFalsas oposiciones/b
3) Un tercer problema es el de las falsas oposiciones, ya que, por lo general, éstas dan por resultado un enredo sintáctico. Nótese: “Quizás [...] esta voz no aparezca con toda nitidez, [...] pero lo que sólo hemos pretendido [...]”. Es decir: aparentemente, hay aquí una oposición del tipo “A pero B”; no obstante —como ocurre muy a menudo en variados tipos de prosa— no hay en el fondo de estas expresiones oposición alguna. Es decir: el cumplimiento de B no exige en modo alguno la anulación de A.
Si el lector está listo para una nueva recomendación, aquí va b[Regla 3] /b: Reducir las falsas oposiciones a su mínima expresión, suprimiendo todo nexo innecesario, o eliminarlos por completo.
En cuanto al enredo anterior, dos soluciones posibles, con leves matices diferenciales, son:
a) “Si esta voz no aparece con toda nitidez, sea: es que he pretendido ser un eco...” (enfrento un riesgo y lo acepto); o bien
b) “Sólo he pretendido ser un eco...” (afirmo una posición, sin ofrecer alternativas, con lo cual implícitamente desvalorizo las restantes)

4) Problema: proliferación de innecesarias perífrasis verbales con ser (“expansiones essivas”, de esse, las llamaba un profesor mío). Un ejemplo en este texto es aquello de “pero lo que sólo hemos pretendido es ser un eco”.
Sin más, otro remedio de emergencia b[Regla 4]/b: Volver a las construcciones básicas de las cuales se derivan estas perífrasis. Para ello, tachar “lo que” (el que, la que) y la forma del verbo ser que aparece después del verbo conjugado.
Eso, en el ejemplo que estoy usando, da: “pero sólo hemos pretendido ser un eco”. Ya está mejor, pero ahora se puede aplicar la regla 1 (plural gratuito): “pero sólo he pretendido ser un eco”. ¿Y por qué no —ya que estamos— “pretendo ser un eco”, eliminando nexos innecesarios, como ese “pero” que nos remite al problema de las falsas oposiciones?

bReescritura/b
Así vamos llegando (usted y yo, lector, de modo que el plural no es gratuito) al final de este examen de un trozo de prosa, al final de esta reescritura. He hecho otros cambios, que sería demasiado minucioso detallar aquí; algunas cuestiones, que me parecen de buen gusto (selección léxica, posición del adjetivo...) pueden quedar para otra oportunidad, o para que cada uno las estudie por su cuenta.
Aplicado todo lo anterior, he aquí cómo quedan reescritos los dos párrafos del comienzo:

biFrente a una obra de arte, me he preguntado muchas veces por el misterio de la génesis poética: ese oscuro camino que culmina en la creación.
Podría haber considerado opiniones ajenas; en cambio, he preferido escuchar una sola voz. Me refiero a la voz de un gran poeta, César Vallejo. Pretendo ser un eco, asumiendo el peligro de la pérdida que éste puede conllevar. /i/b

Me anticipo a una objeción posible: el texto sigue sin decir nada especialmente interesante. De acuerdo; pero por lo menos, lo poco que dice, lo dice más brevemente y con mayor claridad. Y esto último tiene, hasta cierto punto, una definición cuantitativa. La redacción original tenía 111 palabras de extensión; la reescritura, 64 palabras, es decir, 47 palabras menos. El “tenor graso” del trozo, por decirlo así, se ha reducido en la proporción de un 42,34 por ciento. Si no otra cosa, hay en este proceso un ahorro importante de papel.
 
rnahimla,12.02.2003
Gracias, precisamente andaba buscando algo que me ayudara con mis comas....
 
Margarita-zamudio,12.09.2003
Este cuento no es mío, pero aclara algo:
Había una vez una famosa biblioteca. Un libro llamaba poderosamente la atenció. El motivo era que quién leía el susodicho librote se ponía rojo, luego morado, después negro hasta que moría violentamente.
Pensaron que el libro tenía un virus, o un veneno, pero no descubrieron nada.
Hasta que llegó el mejor detective del mundo.
Descubrió el motivo de las extrañas muertes:
El libro no tenía ni una sola coma y los lectores morían asfixiados.
 
mariog,13.09.2003
He leído con atención y aprecio que todo lo dicho es relativo. Con respecto a los ensayos, el "se" impersonal ha dejado lugar, afortunadamente, a la forma personalizada plural que reconoce una cualidad aquí ni siquiera tenida en cuenta: involucrar al lector y acercarlo más al tema que se desarrolla. La primera persona, además de sonar agotadora resulta de una insoportable pedantería, sobre todo cuando de confrontaciones bibliográficas se trata...
Con respecto a la prosa literaria (cuento, novela), es cierto, resulta imprescindible conocer la puntuación... para romperla. Para ponerla al servicio de lo que se quiere decir, aludir, significar. No comparto que los escritores quedemos subordinados a la puntuación. Veo la cuestión exactamente al revés. ¿Cómo plantear una técnica ya poco novedosa como la del monólogo interior o la de la corriente de la conciencia con puntuaciones? ¿No puedo partir una oración en cuantas palabras quiera o necesite? Por supuesto que sí. ¿Prejuicios? No. No tengo. Y menos con respecto a la normativa...
 
mariog,13.09.2003
Ah, y algo más: "Ulises" de Joyce cierra con 42 páginas en las que no hay ni comas ni puntos... Es el célebre "Monólogo de Molly Bloom" que se lee con deleite, como uno quiera, en total desprendimiento y libertad.
 
juanramon,17.09.2003
"...es cierto, resulta imprescindible conocer la puntuación... para romperla. Para ponerla al servicio de lo que se quiere decir, aludir, significar" Muy interesante su observacion. Al final concordamos todos que es IMPRESCINDIBLE conocer la puntuacion y las normas. Y ese es el problema de algunos cuenteros de esta pagina: no la conocen y se niegan rotundamente a conocerla.
 
mariog,22.09.2003
¿No cabe la posibilidad de que estén usando mal de ella a propósito? Me refiero a que realmente haya más búsquedas de nuevas técnicas... ¿Algún ejemplo para revisar?
 
gaviotapatagonica,11.09.2006
Saramago tambien es un ejemplo de la habilidad para la "redacción" que prescinde de la puntuación sin cansar ni confundir..
piq piq
 
m_a_g_d_a2000,11.09.2006
Torrente Ballester en "La Saga Fuga de J B" también prescinde casi por completo de la puntuación en muchos párrafos. Pero yo creo que para hacer eso hay que escribir tan bien como los autores que estamos nombrando. Me parece que la mayoría de nosotros, cuando puntuamos mal es bien por desconocimiento o por despiste.
 
mandrugo,14.05.2007
Tengo la impresión que molesta más al ojo un exceso de puntuación incorrecta que la falta de ella, pero en frases más o menos bien construidas.
Recuerdo haber leído un larguísimo párrafo de María Moliner sin ningún signo de puntuación, pero escrito en un virtuoso estilo de concatenación de frases que los hacían innecesarios.
 
mandrugo,14.05.2007
los hacían ????
 
margarita-zamudio,30.08.2007
Bravo, bravo y bravo.No digo más.
 
ninive,15.09.2007
Actualizacion , [util para los que frecuentan los talleres.
 
chilicote,17.09.2007
EFEMÉRIDES ARGENTINAS

17 de Septiembre:

“DIA DEL PROFESOR”

A todos los "profes" de loscuentos.net FELICIDADES EN SU DIA

Se festeja en Argentina, instituido en homenaje a José Manuel Estrada, Historiador, Periodista y Publicista, Orador y Escritor Argentino, Autor de Obras de Polémica y de Interpretación Histórica.
Nació en Buenos Aires el 13 de julio de 1842.
Murió en Asunción (Paraguay) el 17 de septiembre de 1894.
 
maparo55,12.11.2012
Me alegro de haber encontrado este texto clarificador de algunas cuestiones gramaticales con las que siempre he andado peleado. Excelente explicación. Muchas gracias.
 
rhcastro,13.11.2012
Si.-
 
golondrinadeinvierno,06.12.2012
estoy recién en esto de escribir ,( soy escribidora) ;
he leído con mucha atención y tratare de aprender.
 



Para escribir comentarios debes ingresar al sitio: Ingresar


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]