Errucho: Celebro tu libertad de expresión, aunque lamento que se haya vestido de ruido.
Los escritores, como los árboles, no se tumban por el viento de una canción que la inteligencia visceral te compuso.
Mientras algunos, como vos, eligen la obscenidad como estandarte, otros seguimos hilando palabras como abrigo para el alma.
La literatura no necesita defensa: su resistencia está en cada lector que encuentra consuelo, verdad y belleza entre líneas.
Y si tu canción pretendía herir, que sepa...
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