Quizás conozcas la belleza de los lugares de provincia y al igual que yo añores el sonido del pájaro o el canto de una cascada o la quietud de un lugar rodeado de árboles.
Así eran los alredores de Puruarán. Había un estanque maravilloso llamado " las ánimas" en donde papá comentaba que existieron nutrias y que hoy ya sólo queda una pequeña zanja a causa de la contaminación de las aguas.
Miles de árboles de pino y encino adornaban los alrededores de este pueblito michoacano y en ellos se albergaban distintos tipos de animales.
A mi me ha tocado ver venados en sui medio ambiente y sé que a causa de la desforestación, a otras generaciones quizás ya no les toque ver.
Añoro también la forma que tenía el pueblo: calles empedradas ceremoniosamente acomodadas y por las cuales solían pasar carretas tiradas por bueyes que llevaban caña al Ingenio azucarero.
El silbar de aquella caldera de la cual brotaba humo negro y que significaba que la zafra estaba en pleno apogeo.
La ingenuidad de aquellos infantes que se conformaban con jugar con trozos de metal o de madera y que su carita reflejaba una gran felicidad.
Los hermosos días festivos en los que el pueblo se vestía de mil colores, demostrando la alegría al igual que la novia que era transportada a caballo al termino de la misa de boda.
Y de aquello, hoy casi nada queda... Sólo recuerdos que llenan de nostalgia mi alma.