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Ratas iluminadas

La noche del martes trece fue oscura, y todo por culpa del Rosendo, que se emborrachó junto a su compadre Antonio José; habiendo trago por delante los amigos no se levantan de la mesa. El pueblo fue condenado a la oscuridad, era noche invernal con nubes y sin luna. La Chepita, —mujer del panteonero— cuando salió a buscarlo, casi se va de espaldas, porque al mirar hacia el cementerio, vio una luz que cruzó rauda de norte a sur. Se santiguó tres veces, rezó cinco Ave María, se golpeó el pecho y pidió perdón por sus pecados que, a la fecha no eran tantos ni tan graves, luego, juró y re-juró que la luz era en el cementerio.

En la casa que está ubicada en la esquina sur de la plaza, a ultima hora de la tarde, la niña de la casa, antes de regresar a la suya, puso el cassette que don Nicanor hace colocar cada atardecer, también en las mañanas cuando llega y si se le ocurre, también a la hora de almuerzo, hay una canción que le hace mantener vivas sus pasiones más oscuras y, por las que pagó con cárcel por cinco años.

“Al preso número nueve
ya lo van a fusilar
está rezando en la celda
con el cura del penal”


Esa noche estaba más fría que otras, los termómetros marcaban una temperatura bajo cero, antes de irse salió al patio a botar la bacinica que don Nicanor llena varias veces en el día, éste cumplirá ochenta y cinco años, hace mas de cinco que decidió no levantarse de la cama, no es enfermedad ya que cuando se le ocurre se baja del camastro y se pasea por casa sin salir a la calle, es como un alma en pena anclada a la antigua casona. Rosalía lo atiende día a día. El abuelo, pareciera está enfermo de los riñones ya que mea decalitros de líquido cada día.

“Padre no me arrepiento
ni me da miedo la eternidad”


En la casa sigue dando vueltas a la cinta, una y otra vez, se oirá hasta que la cinta se corte, luego encargará otra y otra, antes cuando habían discos de vinilo, si se rayaba alguno, gritaba y maldecía a todo el mundo.

La mañana del miércoles catorce, la luz en él cementerio es el comentario de todos, de los crédulos y los incrédulos, para los crédulos el hecho que haya sido martes trece la significación, es diabólica. Otros dicen que la chepa cuando le pone entre pera y bigote, ve visiones. La Chepita lleva mas de treinta años casada con Antonio José que es el encargado del cementerio, ubicado en la falda del cerro.

La noche de ese miércoles había expectación en Las Compuertas, nombre del pueblo; se sabe que los muertos fallecidos en trágicas circunstancias son milagreros, por tanto, en las tumbas del Apolinario y la Aída del Carmen –la mujer de don Nicanor- nunca faltan velas, son mandas que se les hace. Don Nicanor manda día a día a la Rosalía a que encienda una vela a su mujer.
Rosendo es el responsable del generador que entrega luz eléctrica desde las seis de la tarde hasta las siete de la mañana del día siguiente. A eso de las ocho de la noche de ese miércoles, la mujer del panadero y la Chepita conversaban las novedades, -nunca tan nuevas – cuando miran al cementerio y....
—¡La Luz! se mueve en su sitio y al segundo parte nuevamente rauda de norte a sur - dijo la primera.

— Ave María purísima, ¿la vio doña Chepita?
— Si Ernestina, claro que la vi, si es la misma de anoche.
— Se persignan, rezan sus rezos, entran a la casa, la dueña coloca la tetera en la cocina, esperan para servirse unos matecitos
— Mañana hay que llamar al cura para que bendiga el cementerio, ha de ser alguna alma en pena, ¿O quizá el Belcebú? Vaya a saber una.
— ¿Pero doña Chepita, vio que salía cerquita de la tumba de la Aidita? Pobre mujer, encontrar esa muerte tan fea.
— Si pero ella se la buscó.
— Es que el Nicanor era malo.

“Padre no me arrepiento
ni me da miedo la eternidad”


Antonio José es conocido en varios kilómetros a la redonda. Ha sepultado a todos los vecinos que se han marchado, la mujer de Nicanor fue una de ellas, lo mismo que el Apolinario. Ambos sepultados el mismo día, acontecimiento que conmocionó al pueblo entero.

“los maté sí señor
y si vuelven a nacer
ya los vuelvo a matar”



Rosendo y el panteonero conversan cada día, se reúnen en la cantina donde arreglan el mundo.

El jueves no fue un día anormal, en la casa de don Nicanor, se produce el mismo diálogo entre él y Rosalía.

— ¿Y usted cuando se va a levantar? Mire, la bacinica llena de pichí, si usted no está ná enfermo, ya levántese para hacer la cama, lleva más de un mes con las mismas sábanas.
— ¡Mira chiquilla de porquería! Para eso te pago, para que me atiendas y colócame mi canción y al tiro.
— Hum, lo único que sabe decir usté, “haceme esto, haceme lo otro”, ¡Levántese ya! Parece chancho, hasta en la plaza se siente su olor. Además, sé que usted se levanta cuando yo me voy, ¿Cree que no sé cuando se come las galletas? Las dejo contaítas.
— ¡No me voy a levantar!, y me dejas la radio con mi corrido y te vai a hacer el almuerzo, tengo ganas de comer un estofado de chancho.
— Ya oiga si no estoy ná lesiando, levántese para cambiar las sábanas, le voy a llenar la tina con agua caliente p´a que se bañe, si parece chingue, y déme plata para comprar velas y carne, mientras se baña, me voy al cementerio a ponerle velas a la finada.
— Si, anda a colocarle velas a la puta.
— Puta sería su abuelita ño Nicanor, la finá era buena, yo me acuerdo de ella, era “cabra” chica pero me acuerdo, era linda. Usted la tenía maltratá. Por malo usted fue a dar a la cárcel, ¡Ya no hable tanto y párese, no está nadita de tullido como dice! Todas las noches parece ratón! Voy a comprar, le dejé jabón y shampoo en el baño, eso p´a que se vea bonito.

“Al preso número nueve
la vida le han de quitar
por que mató a su mujer
y a un amigo desleal”


La noticia se esparce en el pueblo y los aledaños, desde el día de la muerte de los amantes ha adquirido mala fama. Ya no es solo la Chepa, se ha sumado la Ernestina y en las tres noches siguientes más personas ven las luces que se mueven raudas de norte a sur. Ha quedado de manifiesto que es en el cementerio.

La conmoción es grande, se ha enviado por el cura para que anticipe la visita, nadie quiere acerarse al campo santo de noche, los que deben pasar por su cercanía, lo hacen de carrerita, a los muros nadie se acerca cuando está oscuro, Antonio José, trabaja solo hasta que la sombra comienza a bajar, pasa por su casa, se cambia la ropa, por si acaso la deja en el patio, y como no, si ha andado reparando sepulturas y la tierra pegada que lleva es de los muertos.

—¡No vaya a ser cosa que me traiga parte de las animas que andan de noche iñor! –dice en la cantina.
—¿Y usted compadre toño, también tiene miedo por esa lesura? –pregunta Rosendo.
—Oígame compadre, esta mañana me llegó memorando, me dicen que si dejo al pueblo sin luz una vez mas, me van a dar el “sobre azul”, sabe, si ya he juntado como cien, me alcanzan para empapelar la oficina.
—Algún día le van a dar la patada en el culo a usted, pero, compadre, estoy asustado, no ve que yo soy el que trabaja con los muertos, que si se enojan por que los enterré muy abajo? Me van a ir a tirar las patas, claro que tengo miedo, la luz se ve clarita y más encima sale de la tumba de la Aída y se va a donde él Apolinario, va derechito, igual que antes Rosendo, igual que cuando estaban vivos.
—Hay que hacer algo compadre, hay que hacer algo, además el pueblo se llena de intrusos.
—Antonio José
—¿qué quiere compadre?
—Usted conoce bien el cementerio ¿Por qué no vamos una de estas noches y miramos que pasa allí?
—Tai loco, Rosendo, de noche no me meto con los muertos.
—Voy a tener que buscar otros socios entonces, si ud no quiere nadie lo obliga.

“Voy a seguir sus pasos
voy a buscarlos al más allá”


La pobre Rosalía tiene que tragarse todo el día la misma canción, le dan ganas de romperle las cintas, pero, don Nicanor siempre las compra. Su labor, limpiar la casa y hacer la comida del anciano, este, si bien la jode mucho, sin ella no sabría que hacer.

—Oiga don Nica.
—¿Que quieres niña?
—Escuché que a la noche van a ir al cementerio a ver la luz, dicen que va de la tumba de la finada Aída, hasta la del Apolinario. ¿No le dan celos?
—Mira chiquilla e´mierda, ¿por que no te vas a reir de tu abuela y no de mí? A esa puta ni la recuerdo. No se quien es.
—Usted, es más mentiroso, se lo pasa pensando en la finada, todo por que le puso los cuernos.
—Si me los pusieron, pero, lo pagaron caro, los pillé allá en la Compuerta que va pal fundo del Francisco, le descargué los cinco tiros del “mitigueso”, el era mi amigo, estaba encima de la Aída, p´tas que movian las patas, había puesto el poncho de colchón el maldito, tres balazos fueron para él, ahí mismo, uno lo traspasó y se le metió a la ramera, los otros dos se los pegué a la Aída en la cabeza, ahí quedaron, me condenaron a diez años y salí antes, no me da ningún dolor. La echo de menos, sí, a mi modo la quería, cierto de vez en cuando le pagaba, p´a eso era mi mujer, uno que es hombre tiene derecho a pegarle de vez en cuando, para que no se olviden de quien es el que manda en la casa.
—Ve por malo le pasó, ahora la finá en vez de venir a acompañarlo a usted se va pa la tumba del Polo. ¡ya oiga, voy a barrer la casa!.

Nadie se atrevía a subir al cementerio de noche y Rosendo, tampoco quería ir solo, por más que buscaba compaña, no la encontraba, una semana y, la luz pasa rauda de norte a sur, desde donde la Aída del Carmen hasta el Apolinario. Hasta el cura, quien es muy serio, tiene algo de temor, ha bendecido ambas sepulturas y no hay caso, el Pastor de los evangelicos fue con sus hermanos a cantar las alabanzas a Dios y nada, pero, cada noche crece la cantidad de mirones.
Se reunieron los vecinos todos, decidieron que para guardar la paz en la población, hay que ir de noche al campo santo, que no sirve tener tanta fama, que hay que hacer una delegación de Hombres y, alguna mujer si lo desea, para ir al cementerio de noche y esperar a que aparezca el espiritu y expulsarlo. Hasta hubo elección de hombres bien hombres.

La noche del sábado para el domingo los hombres bien hombres subieron al cementerio, llevaban de todo para espantar las animas de noche oscura.
Encabeza la legión Antonio José por ser el que conoce mejor los vericuetos del campo ya no tan santo. Se colocaron cerca de la tumba de la Aída, callados todos, agazapados, con palas y horquetas, Ernesto iba con una escopeta del doce, hasta un revolver andaba, claro que la mano del que lo empuñaba temblaba, casi media hora debieron esperar, como estaban entumidos, tiritaban de frío y miedo, hasta que por fin la espera da resultado, una vela se mueve, se balancea, de izquierda a derecha, se ladea pero queda en el aire y, camina, luego corre, rápido de norte a su, el compadre Rosendo agarra un palo se lo tira a la luz que corre, ¡Andate anima conchetuma! ¡No volvai por acá! Mientras más gritos, más rápido corre la luz, el compadre de la escopeta la prepara, apunta y dispara, se detiene la vela y se apaga, luego, silencio absoluto.

—¿Quién va a mirar? – pregunta Antonio José
—Yo no, - dice uno.
—Tampoco yo –es un coro el que responde.

Nadie quiere ir.

Bajan todos con el alma en un hilo, se invitan a la cantina para pasar el frío con un “vinito navegado” con naranjas y sopapilllas pasadas con que los espera el cantinero, esa noche será por cuenta de la casa.

—¿Y que pasó? – pregunta el cantinero
Todos quieren hablar al mismo tiempo, es Rosendo el que habla por todos

—No se compadre, la vela se movió, le tiramos con todo y no se paraba, era como si un enanito la llevase, hasta que el amigo Ernesto le disparó con la escopeta, ahí mismito se detuvo, el anima o que se yo la apagó y la verdad compadre que ninguno de nosotros quiso ir a ver, ¿para qué? A lo mejor con ese susto que le dimos no regresa más.

La noche fue larga, lloviznó, a la mañana siguiente, ni siquiera Antonio José quería ir a trabajar, pero, el deber llama y doña Ernestina lo enviaron a laborar, a medio día bajó a la cantina, llevaba algo en las manos. Poco a poco el pueblo se arremolinó en la cantina.

—¿Qué trae compadre Toño? – suena la voz del Rosendo
—El anima poh. – contesta valiente

Abre el paquete y aparece un ratón de unos dos kilos con una vela apretada entre los dientes.

Glosario
Mitigueso: Revolver Smith & Weson

Vino navegado: Vino tinto hervido, le lleva azucar y canela además de rodajas de naranjas.

Finada: muerta

Chingue: animal pequeño, con orines apestantes, cuando se siente atacado para la cola y mea hacia el atacante.

Pichi: Del mapudungu, que significa chico, en lenguaje corriente, orina

Cabra: niña de corta edad

Sobre azul: último sueldo con aviso de despido






Texto agregado el 01-06-2006, y leído por 1085 visitantes. (38 votos)


Lectores Opinan
01-08-2006 Excelente, muy bien descrito el ambiente, cada uno de los personajes y además con esa canción que puntea las apariciones del viejo, que parece orgulloso de su homicidio. Muy buena la idea de las ratas que se llevan las velas que la muchacha prende a diario. Felicitaciones! loretopaz
21-07-2006 Sigo admirandote... las letras son lo tuyo... mis estrellas... Mujer_de_sal
21-07-2006 Historias como estas son las que valen la pena leer, tu estilo se siente muy cercano a todos los pueblos aunque no sean precisamente chilenos. Miles de estrellas Bolivianas... soripo
16-07-2006 jajaja está bueno pero es cierto, como ya dijeron, lo de la rata no fue sorpresa... por el título... jeje. No sé, estas letras tienen sabor a tierra... un abrazo. escolastica
13-07-2006 Que barbaro perro negro ahora si que mandaste con las animas el ratónm ese seguro que tu hasta lo viste y lo pusiste ahi con la vela no me digas que< no eres un pingo compadre. gatelgto
09-07-2006 sabes! todos estos amigos tuyos, toda esta gente que te quiere(una vez alguien me dijo que mi voz es muy suave y creo que lo dijo por el tono calmado de ella, pues lo que quiero decir es que entre todas estas vocesotas, yo adiero or allowed my own voz a la de ellos para decirte que yo tambien te felicito por todo esto que escribes tan bello y me siento muy orgullosa de que me llames amiga, pq lo soy en verdad te lo digo, es una manera de pagar tus antenciones para mi... Gracias te quiero mucho!!! gfdsa
04-07-2006 SOLAMENTE PUEDO AGREGAR MI HUMILDE RESPETO TRANSFORMADO EN ESTRELLAS**************************************** GONZOYAR
26-06-2006 Pinche rata. Lo malo es que era de esperarse que al final fuera una rata, por el título, pero también por él le dí clic a este cuento, porque les tengo un pavor... y no me gusta renegarlo. Los cementerios de noche son clásicos, yo no voy, pero no por el "olor" a muerto, sino porque yo de plano a los lugares de noche prácticamente paso. Tu cuento, bueno, muy bueno, sobre to' por las palabras entre cortadas. Besos. Edna. ednushka
24-06-2006 Eres genial. Mantienes vivas las tradiciones y el lenguaje del pueblo. Mis más sinceras felicitaciones.****** purosentimiento
24-06-2006 yo solo quiero agregar a los muchos comentarios el mio,...me gusto!! asi de simple,me gusto!!!***** gfdsa
19-06-2006 Muy bueno, excelente y bien logrado, lleno de emoción, intriga y a la vez divertido. Mis estrellas. pastora
16-06-2006 Cuando leo por primera vez un texto de Juan Manuel, disfruto un interés que va creciendo línea tras línea, en ese momento soy una crítica objetiva, delante de una joya literaria. Cuando lo leo por segunda vez, me parece experimentar la velocidad de su propia sangre en la emocion de la trama. Pero, cuando lo leo por enésima vez, como ahora, mi respeto y mi amor por su persona, son las más elocuentes variables intervinientes en mi apreciación extraliteraria, entonces allí... allí muero como crítica objetiva. Curiche: no me quedan más estrellas, por ahora, pero te mereces todo una constelación. SorGalim
16-06-2006 ¿Cómo es posible que no se enteren de este extraordinario Cuento con una primera lectura, y vuelvan, como si fuera la primera vez que leen el texto, apostillando comentarios ajenos? Bueno, Curiche, que ya te aseguré, (en tus primeros textos), que amanecia el género del cuento chileno contigo en esta página ¡Y no me equivoqué en nada, compañero! Ni como cuentero, ni tampoco como persona. Y me alegro y me enorgullezco de ello! Ahora, te dejo con "ese pueblo que se arremolinó en la cantina, con la María, la Rosa, la Ernestina y todas esas comadres que con sumo gusto se hubieran quitado algo más que la pollera ¡Pobre Aida! ¿Cuántas Aidas enterrarán cada día con sus murmuraciones? Mil estrellas y un abrazo (Me ha gustado mucho el comentario, por la lectura detenida que hace de este cuento nuestra común amiga, Ignacia. Con ella siempre se aprende) maravillas
15-06-2006 jajaja quien lo iba a decir...hombre me dejaste con los ojos redondos y eso que para que se me vean asi esta en chino... panthera
15-06-2006 Me sorprendió-enrabió-asusto el desenlace. Inesperado es decir bien poco... Sé que ésto no se hace, pero, ay, déjame preguntar, Juan Manuel... Y entonces, ¿qué? El ratón tenía la vela en el hocico... pero ¿Quién se la encendía cada noche? // Me encantó, ***** Ben hur ya dijo lo demás. vacarey
14-06-2006 Me encanta, leer, es rico encontrar a a alguien que ama tanto a su pais, y sus chilenismos, un abrazo, excelente texto. corazonpartio
14-06-2006 entretenido cuento, donde sus dos mil palabras y algo mas se hicieron breves. escrito con el sello de la casa, inconfundible estilo, donde la gracias y el misterio se juntan en un poblado donde el frío cubre a los muertos y a los vivos.. un abrazo rub sendero
12-06-2006 Bueno, unas expresiones me resultaron peculiares, el español es distinto en cada pais, tiene sus dialectos propios, el español mexicano, difiere del chileno, argentino o demas (bueno es es aparte). La narrativa es muy simpatica, creencias propias de pueblos y trozos de conciencias, en creer lo que esta le "atormenta", los personajes muy simpaticos, dignos representantes de la cotidianidad pueblerina. El que pago el pato fue el pobre raton, que ni la debia ni temia. Muy bueno lo plasmas, tiene de todo: misterio, leyendas, comedia. esme_ralda
12-06-2006 ^^ recomendable ^^ ludmila
12-06-2006 Bueno curiche, Tengo a mi lado la Antología del Cuento Chileno y entre tu relato, como los de los viejos tiempos y estoy leyendo no hay diferencia alguna. Bueno sí unas. Varias. Primero: Lo leí por que me gustó y no como tarea para el fin de semana. No se me salió la sonrisa de la boca mientras leía. Una estrella Segundo: El uso de los nombres tan queridos en nuestro folklore. Apolinario, Nicanor. Ña Chepa. Ernestina. Una estrella Tercero: La utilización de nuestras palabras. Fíjate que Chingüe no lo escuchaba desde los tiempos de mi abuelo que en paz descanse y la mitegueson de los tiempos cuando el servicio militar se hacia con cascos de cuero. Una estrella. Cuarto: El cuadro costumbrista de lo rural, el machismo, la relación patronal de medio pelo entre la sirvienta que atiende casi por compasión y el gruñón y rudo ex presidiario. Una estrella. Quinto: ¡Y con música! y como tenía que ser con corridos mejicano tan sonado en el campo Una estrella. Sexto: El tono de picardía a la usanza de Pedro Urdemales. Una estrella. Creo que son cinco no más, pero yo podría llegar fácil a las diez estrellas pero hay que dejar pál resto. Da gusto así. BenHur
11-06-2006 Mis **** para tí y un abrazo Reflejo
11-06-2006 Por más que abrimos bien los ojos no dimos con el cuerpo en movimiento...disculpen ustedes, creo que nos hicieron falta estas estrellas de curiche ***** Antioquia
10-06-2006 Buenisimo Curiche! Cuento bien narrado y bastante entretenido. Me encanto! 5* aruald
09-06-2006 Escribir un cuento está a la mano del que por una razón u otra encuntre en la literatura parte de su existencia, lo que no es tan fácil es hilarlo fino, captar al lector de principio a fin, ofrecerle un panorama que abierto ante los ojos conduzcana un escenario, al alma de los protagonistas, a los terenos profundos, lejos de riberas tan concurridas y bulliciosas.Aportas la seriedad del mundo rural.El perfíl rudo de sus habitantes y sobre todo conduces a tu cuento y esto es lo más dificil a un final acertado.Hay textos mánificos que se pierden precisamente por no saber finalizarlos o hacerlo con prisas.Excelente curiche.Una historia a retener.***** Gadeira
09-06-2006 entretenido tu cuento ... ludmila
07-06-2006 Me ha encantado el tono de pueblo que le has dado. Era como estar metido en medio de una película, o cmo haberse metido en un pueblo de estos perdidos de la mano de Dios. Un abrazo Ikalinen
07-06-2006 Creo que lo que más me gusta de tus cuentos, es el tono, la pizca de humor, tus personajes que son increíbles, bueno, me gusta todo. Eres un gran contador de historias, sé que ya te lo dije, pero hoy te lo repito. 5* Sophie
07-06-2006 Escribes de forma magistral, cuidando la redacción y poniendo en escena a unos personajes que a todos se nos hacen cercanos, se nos meten en el corazón al conferirle una realidad aplastente. ***** galeona
06-06-2006 UN relato muy entretenido, con tu chispa e ingenio. Mis cinco estrellas. Medeaazul
06-06-2006 Carajooo que bonito, me atrapó... Sabes?, me gusta cuando te pones asi, bien chilenazo, ajaja.. me resulta dificil comprender pero me suena muy exotico, ajaja.. Gracias por las palabras del final, me ayudaron a terminar de dar sentido al texto. Mis estrellas todas y un susurro.* susurros
06-06-2006 Entretenido cuento Curiche, bien narrado y con el toque de tu hermosa tierra chilena. Saludos. tigrilla
06-06-2006 No hay mucho por agregar a los elocuentes comentarios. Esto es como el Chivas Regal premium blended old Scotch Whisky. ***** monicuita
06-06-2006 Mishhhhhhhhh Excelso de principio a fin***** impresa
06-06-2006 Un relato de mi tierra, con todas las carecterizaciones que lo complementan, entorno, personajes, vocabulario, creencias y superticiones, un género literario del que eres MAESTRO. Mantienes el suspenso entre el comportamiento atípico de don Nicanor, la simpleza y lealtad de Rosalía, las comadres Ernestina y Chepita, el cura, la plaza, los infaltables cortes de luz, quizás nunca por falta de energía eléctrica si no más bien por responsabilidad de cualquier personaje del pueblo, en ésta narración por unas copas de más, otras por molestar o " tirarle la mala " a quién se " lo ha buscao ". Las estrofas intercaladas de la canción parecen ser la penitencia autoimpuesta por don Nicanor, para no olvidar su pena y reinvidicar su conciencia, “los maté sí señor y si vuelven a nacer ya los vuelvo a matar”, mientras Aída y Apolinario descansan en el campo santo, ya no tan santo en donde todas las noches los lugareños ven las ánimas visitarse entre una y otra sepultura. El final, espectacular, sorpresivo y provoca una explosión de risa. Felicitaciones, una gran historia, con tu sello tan personal y costumbrista. Mis cinco estrellas. Ignacia
05-06-2006 Mi amigo. Escribiste un cuento precioso. Es de los tuyos. De gente pueblerina. Y desde luego huele a campo, a trabajo, a taberna, a cura, a cementerio. Si alguien conociera algo de lo que escribiste y se encontrase en la calle las cuartillas de la letra de este cuento y las leyera, seguro que diría: son de Curiche. Felicidades. ***** Noguera
04-06-2006 Narras con tanta claridad que el silencio se escucha como también la música. De corte costumbrista, como casi todo lo tuyo, destacas ese halo de superstición de pueblo, tan típico de nuestros campos. La historia en sí, súper entretenida y el inesperado final, mejor aún. *****. Un beso. Pilef
04-06-2006 ¡Qué bien escribe, este chileno, sí señor, una maravilla!!!!!! ***** Hilmar
04-06-2006 Los personajes tienen mucha vida (a pesar del en que transcurre la historia), hay dialogos realmente interesantes. Mis 5* y mis gratos saludos. maurice
04-06-2006 ¡Qué final! Vemos lo que esperamos ver... Excelente!!! ***** vacarey
04-06-2006 Muy bueno y bien narrado, besos****** lagunita
03-06-2006 Muy, muy bueno y sobre todo, entretenido hasta el final. Aplausos, Curiche chantal-deveraux
03-06-2006 VALIOSO LaCumbreDeMiCatedra
03-06-2006 Juan, realmente es una genial historia, magistralmente narrada, me has hecho reír con el ánima, hasta imaginé que era el viejo que a la noche iba a ver si los muertos estaban cada uno en su tumba. Muy pero muy bueno, fue un placer leerte. Besitos y estrellas. Magda gmmagdalena
02-06-2006 Nuevamente es un placer para mí encontrarme con tus inenarrables relatos. Este me llenó la cabeza de pájaros y ánimas jejeje. En serio volveré a recalcar que escribiendo historias de la calle, del pueblo, no hay nadie como tú amigo curiche, ya eres uno de los grandes de la página y en realidad siempre lo has sido y lo serás. Felicitaciones y ***** josef
02-06-2006 Sería repetitivo destacar lo bien que escribes. Me encanta ese toque costumbrista que siempre encuentro en tus relatos. Dejo mis estrellas por lo mucho que he disfrutado la lectura. . borarje
02-06-2006 Como siempre nos deleitas con tu magia y tu relato de costumbres amigo de donde sacas tanto que pacto tienes para abrir un cajon y tener siempre frescs palabras. gatelgto
02-06-2006 Qué lindo, escalofriante y divertido! Besito. 5* OrgiaDeAngelesConTrompeta< /a>
02-06-2006 Cuento muy ameno y bordado de costumbres, también, juega con el misticismo del ser humano. Te felicito. peco
02-06-2006 Cuento, muy cuidadoso, que eleva lo coloquial, aún así es hermoso y de intención sociológica y graciosa ***** vicentepaz
02-06-2006 Como dicen los comentarios que me anteceden, un excelente cuento, muy bien ambientado y la música precisa. Cuando leí el nombre del pueblo "Las Compuertas", recordé tantas ocasiones en la carretera en que buscando un lugar que no se conoce, se le pregunta por el pueblo a algún lugareño caminante: "¡siga nu má ... boordiando la loma hasta el puente, ... ahí no é, pase el puente y cuando llegue al árbol torcito siga por el caminito de la sooombra.... !. Puntual el lugar, los personajes, las almas en pena y las creencias populares y el infaltable cura del pueblo. Y la canción elegida "Al preso número nueve", ¡qué de recuerdos!, mi tierra, mi pueblo y las rancheras. Un muy buen trabajo, no falta nada, el final hace soltar la carcajada, luego de tanto suspenso. Brillante, te dibujo mis *s. tronco_de_roble
02-06-2006 Magnífica narración, muestra del realismo mágico que persevera en la mentalidad supersticiosa de los pueblerinos. En la descripción del ambiente y de la atmósfera se denota un sumo cuidado para lograr la adecuación con respecto al tipo de personajes y acciones. Los elementos pintorescos del comportamiento liviano y costumbrista de los actantes, le dan a la narración un toque divertido y atractivo que hace amena e interesante la lectura. El nudo es de suma intriga y emoción: el miedo domina la actitud y conducta de los personajes. El desenlace es imprevisto, sorprendente, muy divertido y –por supuesto- muy relajante. Te felicito, Juan Manuel. ***** SorGalim
02-06-2006 Creo que me vas a encontrar reiterativa, pero no puedo dejar de decirte lo que te admiro, escribes tan, pero tan bien, claro, preciso, y con ese lenguaje que todos sabemos distinguir. La suma de las palabras en ti mi querido curiche, no importan porque al saber como escribes,todas las palabras son pocas.Excelente narración, y el final, muy sorpresivo. Muchos besitos, te quiere. Victoria.***** 6236013
01-06-2006 excelente cuento, bien llevado y ese lenguaje que tan bien utilizas, mis felicitaciones por tamaño trabajo***** india
01-06-2006 clap clap _poemme_
 
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