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Capitulo I El nacimiento (1ª parte)

Su vida empezó una cálida noche de verano donde las hojas se mecían con una agradable brisa. El, junto a un grupo de jóvenes de su pueblo estaban sentados alrededor de una hoguera. El campamento se hallaba bien vigilado, se había reunido un gran ejercito para poder defender su reino de la invasión de bárbaros que bajaban del norte. Durante el día habían realizado alguna escaramuza contra el campamento enemigo. La moral estaba alta, las pequeñas victorias habían bastado para que ya diesen por sentado el resultado de la campaña. Ebrios en su mayoría celebrando la inminente victoria no pudieron hacer nada cuando todo el ejercito bárbaro cayó sobre ellos.

No hubo necesidad de luchar. Los que no estaban dormidos estaban borrachos y no tuvieron nada que hacer. Los invasores solo tuvieron que ir clavando sus hachas de guerra en los cuerpos inmóviles o tambaleantes. La matanza duró escasos treinta minutos, una vez terminada procedieron a saquear todo lo que pudieron. Acabada la batalla regresaron, a su campamento a esperar al amanecer y dejando los restos a los carroñeros.

Y eso fue lo que pasó, los carroñeros llegaron para apoderarse de los cadáveres. Pero no todos los carroñeros fueron buitres o lobos. Entre alimañas y pájaros de mal agüero una sombra se movía entre las tinieblas. Buscaba algún superviviente, alguien que hubiese sobrevivido al sangriento enfrentamiento. Allí, rodeado de los cadáveres de sus amigos encontró a un joven que se aferraba a la vida. Tenía una gran herida en el torso, suerte había tenido de que no le alcanzase el corazón, pero tenía un pulmón perforado. No pasaría de aquella noche, era increíble que mantuviese una chispa de energía suficiente para mantenerse con vida. La criatura que lo observaba se acuclilló sobre el y le observó. Tras meditarlo durante un rato, decidió salvarle la vida. Bueno, no salvarle la vida si no darle otra nueva.

Con delicadeza se arrodilló y lo levantó lentamente para evitar que la poca vida que le quedaba se perdiese. Una vez en sus brazos acercó su boca a la suave y blanda piel del cuello y de nuevo saboreó la sangre. Cuando hubo acabado con el y una nueva chispa de vida le recorría, lo alzó y se lo llevó para que no les sorprendiese el amanecer.

Una vez en su pequeña cabaña perdida en medio de aquel inmenso bosque recostó al joven guerrero en un duro catre. Ahora que tenía toda la mañana y la tarde por delante pudo observarlo con mayor detenimiento. Cerró por completo las ventanas y corrió unas tupidas cortinas de terciopelo negro para evitar que ningún rayo de sol pudiese atravesar sus defensas. El joven era alto y robusto, de cabellos negros y largos que le pasaban de los hombros. Sus facciones eran delicadas, una mujer diría que era apuesto, sus rasgos parecían cincelados con maestría y destreza.

Tardó más de una semana en despertar. Su nuevo ser tuvo muchas cosas que arreglar, una herida tan profunda como la que tenía no cicatrizaba tan rápido, sobretodo al ser tan joven y estar sin energía. El reposo era la mejor solución. Los primeros días los pasó con altas fiebres, pero la herida ya empezaba a cerrarse. Había sido mordido, no podía morir porque ya estaba muerto.

Cuando despertó, vio una habitación desconocida, no tenía ni idea de donde se podía encontrar. Tras echar una rápida ojeada al cuarto probó a levantarse, pero un intenso dolor en el pecho se lo impidió. Con el dolor llegaron también los recuerdos. No era posible que estuviese allí, el debería estar muerto. Recordaba la batalla y como se había defendido contra el violento ataque, pero se vio superado por la destreza de los bárbaros y una espada se coló entre sus defensas y le atravesó de lado a lado. Nadie podía sobrevivir a eso. Era imposible.

- Veo que ya te has despertado -dijo una siseante voz.

Tuvo que mirar de nuevo por toda la habitación y en un rincón se hallaba el dueño de tan misteriosa voz. No comprendía como no podía haberlo visto antes, ya que era imposible que hubiese entrado por la puerta, lo habría oído.

Era un ser delgado y mortalmente pálido, como si hubiesen pasado siglos desde la última vez que contemplase el sol. Llevaba el cabello negro y no muy largo, apenas llegaba a taparle las orejas. Vestía una túnica oscura que le cubría el cuerpo por completo, pero estaba preparada para permitir bien el movimiento. No sería un obstáculo para una rápida huida. Tras la ropa se podía distinguir la silueta de unos firmes y pequeños pechos. No era salvador, si no salvadora. Tenía unos ojos azules muy claros, que parecían haber visto mucho sufrimiento a lo largo de toda una vida.

- ¿Quién eres? -Murmuró el con una voz trémula y débil.

- Tal vez no sea esa la pregunta que tienes que hacer, la pregunta que tienes que hacerte es ¿quién soy yo? -Contestó aquella extraña mujer tan joven y anciana a la vez.

-¿Qué quién soy yo? Eso lo tengo muy claro, yo soy Melban del pueblo de Arhim.

- ¿Estás seguro? -Le respondió tendiéndole un espejo de mano. Este lo cogió y miró su rostro. Estaba muy demacrado y su piel antes morena estaba palideciendo. Sus ojos también se degradaban adquiriendo un tono negro azulado. Pero eso no era lo peor. Su reflejo era translúcido, se podía percibir lo que había detrás de el.

-¿¡Qué brujería es esta!? ¿Qué me has hecho hechicera? -Exclamó levantándose de un salto a pesar del dolor.

- Te he dado otra vida. Tu cuerpo a muerto y tu alma te abandona, por eso ya casi no te reflejas en el espejo. Como ya estás muerto ahora eres eterno. Pero no creas que eres inmortal, también tienes debilidades. Pero ahora debes descansar, volveré mañana por la noche y mientras tanto te quedarás aquí y por lo que más quieras, no abras las ventanas.

Dicho esto abrió la puerta y se marchó, solo se pudo oír como corría el cerrojo para que no pudiese salir. La única prueba que tenía de que ella había estado allí era el espejo que aun tenía en sus manos. El peso del cansancio pudo con el y se echó en el catre en el que había estado asta ese momento.



Balthamos

Texto agregado el 17-06-2006, y leído por 318 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
11-11-2006 Esta buenísimo/ le fuiste dando mucha emoción con ese ataque tan repentino/ y luego… esa criatura que aparece para cambiar el destino de aquel hombre/ realmente esta muy interesante… sweettsu
07-11-2006 Bien, me ha gustado mucho tu inicio de esta novela es prometedor y misterioso, te atrapa! Un saludo!***** josef
03-07-2006 Gran inicio en la vida vampírica. VEamos cómo continúa, si hubo motivos para la elección. Un saludo Ikalinen
17-06-2006 Genial Dave, me gusto mucho, mas me sorprendio que fuese mujer (no todo es Entrevista con un Vampiro). Pulido? .. a mi me parece entendible, congruente (y sobre todo no amontonado), pero hay cambios, lo hara mas perfecto, pero asi esta muy bien, ademas es solo el comienzo, un pastel no se come de un bocado. Es estupendo Dave. Espero el segundo capitulo, tendras una novela genial. esme_ralda
17-06-2006 Excelente tema, buen comienzo y estilo, pero el texto debe ser pulido. ! Adelante! eneas
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