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Cuando me quedo solo en casa,
las fuerzas se me van,
no veo a nadie y quiero gritar
y pareciera que nada es igual.

La tristeza y el recuerdo
de lo que un día fui,
de la mujer que alguna vez ame;
me pregunto qué será de ti,
si algún día te encontrare.

Cuando me quedo solo en casa,
el viento sopla y se estrella en mi ventana,
lo puedo oír entrar
y estremecerse al pasar.

Puedo oír también los más lejanos silbidos,
de aves inexistentes quizá;
pero no oigo el palpitar de tu corazón
y me pongo a llorar.

Cuando me quedo solo en casa,
se queda conmigo la sublime muerte
queriéndome tentar y llevarme a un abismo,
pero yo solo me pongo a escribir
y ya pronto nada se puede sentir.