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 ¿Por qué escribo?
 Me pregunto y me respondo,
 ¿Será por miedo a no dejar huellas?
 ¿Será vanidad embozada?
 
 Los hombres abandonan sus pasos
 y dejan túmulos en el camino,
 voces ciegas, ojos muertos,
 obras y corazones,
 ¿Basta aquello?
 
 Nada revive más al finado
 que encontrar sus líneas olvidadas,
 plasma allí su desencanto
 o grita su contento al viento,
 su corazón late entonces
 al compás de aquellas letras
 los grandes escritores
 más que por su excelsa obra
 viven por esos legajos,
 nunca he leído a Verlaine,
 pero sé de sus escritos.
 
 Seremos tumba y lápida,
 huesos transitando al  polvo,
 estaremos en el pensamiento, empero
 la suceción de temporadas,
 embota el seso y alienta el olvido,
 
 Escribo, porque  sí,
 aunque sólo sea ensuciar carillas,
 la posteridad no me anima,
 pinto signos cada día,
 como lo hizo aquel primitivo
 en las oquedades  de Altamira…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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