Al niño más bobo del colegio, lo tenían borrando estrellas. Él creyó que eso lo hacían por ser el más inteligente, hasta medalla le daban en las izadas de bandera, por ser el más colaborador. A sus profesores llevaba empanadas para que le pusieran buenas calificaciones, de no ser así, no habría pasado ni la primaria.
El profesor de matemáticas, era el novio de su madre. Cuando iba a visitarla, aprovechaba la oportunidad para darle un refuerzo a Edmundo, que dicho sea de paso no sabía sumar, ni restar, tampoco multiplicar y dividir. Su ortografía era pésima, igual que su pronunciación. Edmundo, aún así creía ser el mejor estudiante del colegio.
El profesor le daba dos horas de tiempo para hacer los ejercicios, mientras tanto le enseñaba a su madre el Kama Sutra, ella aprendía muy fácil todas las posiciones y gritaba de placer cuando Nelson la penetraba. A las dos horas llegaba Edmundo con los ejercicios resueltos, de inmediato lo mandaban a barrer toda la casa. Después de barrerla llegaba a la carrera. Nelson, iba a ver qué tal estaba el barrido y le ponía cero y le prometía ponerle cinco si barría otra vez, regaba toda la basura que Edmundo había recogido y lo obligaba a barrer otra vez. A los amigos del barrio les decía que era el estudiante más inteligente, estos lo invitaron al río. Ellos sabían el trozo de bobo que era y aprovecharían la oportunidad para disfrutar su estupidez.
Apenas llegaron al río, le pasaron un recipiente plástico para que se bañara en la orilla, pues no sabía nadar. Ellos parecían peces refundiendo y saliendo a la superficie del torrentoso río. Después de una hora le dijeron a Edmundo que vaciara el río con ese recipiente plástico, por eso le darían un premio bien grande; el muy tarado les creyó y empezó a vaciarlo. Sus compañeros le dijeron que no podía volver a su casa hasta dejarlo vacío. Ellos regresaron a sus respectivas casas; la madre de Edmundo notó la ausencia. Al día siguiente fue a la casa de Carlos a preguntar por su hijo. Esté le contó lo ocurrido y sin temblarle la voz dijo.
-Ojalá se demore toda la vida haciendo la tarea, cuando termine ojalá caiga un diluvio que vuelva a llenarlo. Lo importante es tener ocupado a ese bobo.
PEDRO MORENO MORA |