Soy dominicano, por ende, fiestero de naturaleza.
Me encantan las mujeres, sobretodo las hermosas con sentido del humor. Para variar, creo en el amor y en sus secuases. Soy poeta de vocación y pretendo escribir uno que otro cuento si es que la muerte no se me adelanta. Tengo dos hijos preciosos: Swamny y Jan Edgar que me duelen como tortura china y me alegran como si ya hubiera alcanzado la gloria. Bailo hasta los anuncios y no quiero cruzarme la frontera en la barca de Caronte sin ver Italia y Venecia. Soy afortunado y torpe.
Soy medio feliz la mayoría del tiempo.