Los pies de un niño pequeño hicieron eco en el piso de la habitación de madera y los ojos de una persona anciana se posaron sobre él.
-Pasa hijo.- Dijo una voz desde el fondo del estudio
-Hola ¿No estás ocupado abuelito?- Preguntó el niño y su aguda vocecita se oía realmente simpática al ser tan cortés teniendo tan sólo unos cuatro o cinco años de edad.
-No hijo, pasa ¿Cómo has estado?- Respondió con voz cándida el viejo al que se le iluminaba el rostro de ver a su pequeño nieto. El niño obedeció y entró a la habitación cerrando con cuidado y un poco de esfuerzo la pesada puerta detrás de suyo. Caminó unos pasos que sonaron como golpecitos en el piso de madera y luego fueron suavizados al caminar el niño sobre el tapete del centro de la habitación y finalmente terminaron de un brinco cuando el niño llegó finalmente a las piernas de su abuelo y se recostó sobre ellas.
-Hace mucho que no te veía abuelito.- dijo el niño-
-Sí, hace tiempo que no nos veíamos, ya sé que te digo lo mismo todas las veces pero ¡mira nada más cómo has crecido, y qué fuerte estás! Oh sí, ya eres todo un Hércules, mira nada más que fuertes bracitos.- El niño se sintió complacido de que su abuelo notara su inminente fortaleza y se ponía en pose de hombre fuerte mostrando sus bíceps.
-Mira nada más qué titán.- dijo el viejo.
Los dos se abrazaron y el niño le dijo a su abuelo:
-Oye abuelito, ¿es cierto que fuiste muy famoso? – La pregunta no pudo sino volver a parecer extrañamente profunda para alguien de su edad y el viejo no pudo más que reír y contestar:
-Ja,ja,ja, pues depende de cómo lo veas.- El viejo tomó al niño en sus brazos, acercó los oídos del niño hacia sus labios, y entonces le susurró:
-¿Quieres saber un secreto?
-Sí.- Respondió emocionado el niño
-Todos podemos ser grandes y famosos y hacer maravillas en este mundo, pero debes de aprender a no escuchar los “deberías”.
-¿los “deberías”? ¿Qué es eso abuelito?
El abuelito subió ligeramente su volumen de voz y dijo pausadamente:
-Los “deberías” son los ladrones de sueños. Por eso cuando alguien te diga que tú “deberías” hacer esto o aquello, tú sólo pregúntale a tu corazón qué es lo mejor para ti. Muy dentro de ti, en algún lugar, estará la manera de hacer tus sueños realidad. ¿Me has entendido?
-Claro que sí abuelito.- dijo el niño llenando de besos al anciano. El viejo repuso finalmente:
-Nunca olvides lo que te acabo de decir, cuando seas grande te servirá mucho.
-Siempre recuerdo todo lo que me dices abuelo.- El anciano sonrió mientras el niño bajaba de sus piernas diciendo:
-Ya me voy a ir a jugar.-
-Si hijo, ve.- Contestó el abuelo mientras su nietecito corría por la habitación para desaparecer pasando la puerta, y el viejo se quedó sonriendo. Tomándose una pequeña copa de jerez, volteó hacia el otro lado de su estudio, para ver a su nieto jugar a través de la ventana.
DAVID ISRAEL R. ZARATE
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