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Fondo: Estranged – Guns N’ Roses

“Mierda, parece que va a llover” dijo Dereck, sin embargo, al instante se dio cuenta que se hallaba solo. Se sacudió los estragos de la borrachera, y decidió ir a cumplirle la promesa a aquella persona que se encontraba en un apartamento a unas cuadras, seguramente bastante más cómoda que él. “Y pensar que mientras por allá están calientitos, yo aquí ando mamando tremendo frío” recorrió dos cuadras antes de darse cuenta que estaba perdido, ya que no reconocía nada a su alrededor. No sabia si esto era por la borrachera o porque no había estado en la ciudad por casi tres meses. Revisó sus espaldas para darse cuenta que el morral que siempre cargaba no se encontraba allí.

Casi a los tumbos, trató de volver al pequeño parque donde había mareado las agallas para lo que iba a hacer aquel día en el que se celebraba el aniversario del asesinato de Daniel, su hermano “ahora si me fregué, ¿Dónde es que quedaba ese puto parque?”. Caminó un par de cuadras más sin que variara el panorama de las calles cuando creyó ver una cara conocida que se acercaba en un caminar lento que él creía haber visto en algún lado, conforme se acercaba la figura, creyó reconocer mejor aquella figura, aquella ropa, aquella cara y aquel cabello que cubrió su cara en un abrazo fulminante que casi hace vomitar toda la bilis y el Sir Edwards bebido la noche anterior “Hola, casi no te reconozco, yo si decía que ese man me parecía como conocido, y claro, solo tu caminas en tremendo despiste” la voz no se callaba y aún con tanto ruido, a Dereck parecía confundírsele en la mente a quien pertenecía aquella voz, que, incluso, le trasmitía una sensación de calidez muy extraña. “¿pero qué, no vas a decir nada?” y al poner su rostro frente al de ella, hizo memoria y por fin recordó que la Alejandra Velasco que nunca se callaba en el colegio, que no engordaba por más que comiera lo que le pusieran en frente, que trataba de saber siempre un porqué y tenia el cabello desde que recordaba con olor a Sedal vivía en aquella ciudad y siempre le daba abrazos de anaconda. “Hola Aleja” musitó torpemente, mirando al piso, aunque se le notaba a lo lejos el hedor a piso y whisky pobre. “se nota que tuviste una noche agitada” rió ella antes de dejarlo desplomarse en una banca.

Miró el reloj que tenia en la mano derecha para cerciorarse de que llevaba tiempo de sobra, Alejandra lo miró de cerca y notó que no tenia ningún reloj “¿a que juegas?” preguntó inocentemente, él levantó la mirada y sus ojos tomaron otra vez algo de lucidez “creo que solo me voy a volver loco, no es nada. ¿Me podés llevar a algún parque que quede por aquí?” realmente impresionada por la demostración de lucidez, Alejandra obedeció callada. Se dirigieron al parque donde previamente había pasado su noche el apesadumbrado hombre. Habiendo reconocido el lugar donde había emborrachado la misión que tenia para hoy, se apuró a buscar donde debería estar su morral, que no era mas que un talego y la guitarra que lo acompañaba a todo lado. Ella lo miró expectante desde una banca vecina antes de notar el gamín que placidamente dormía bajo ella. “Va a llover, estoy casi seguro” dijo Dereck mirando al cielo en el momento en que una asustada Aleja se apresuraba a su lado, aun asustada por el desechable. Al mirar al cielo también, advirtió que estaba muy gris, pero no había una sola nube. Al bajar la mirada se pudo encarar por primera vez con aquel joven que no veía desde el bachillerato “por cierto ¿Qué haces aquí?”.

Habiendo acordado un café a cambio del por qué se encontraba allí, ambos se dirigieron a una pequeña tienda “las 6:30, aun tengo tiempo” musitó Dereck suavemente, para que ella no lograra escucharlo. “ahora si me puedes decir” dijo triunfal aquella niña de mirada abierta y ojos brutalmente claros. Al inspeccionar su propia figura de cabello sucio, ojeras y barba de una semana, reflejado en la negrura del café tinto, dudo un poco de desahogarse con aquella vieja amiga; sin embargo se ahorró el trabajo del dramatismo y se limitó a decir “tengo que cumplir un trabajo, si quieres me puedes acompañar” dijo bruscamente. Ella asintió.

Lo que no se suponía aquella acompañante espontánea y futura testigo, era que Daniel había sido asesinado a disparos justo un año atrás, por un hombre que había sido atrapado en el lugar del crimen y se encontraba ahora en la prisión y que, a pesar de todo, había dejado el caso abierto ante la falta de quien había planeado la muerte. La mujer que era la esposa del hermano muerto, y que vivía a solo unas cuadras de aquel parque había avisado solo un mes antes a Dereck sobre el descubrimiento de ese actor intelectual. “tienes que venir y arreglar esto” lo convenció aquella, enviándole el dinero para el bus. Dejando de lejos la vida que llevaba en Bogotá, se dispuso a ir a aquella ciudad ubicada en el oriente del pequeño país y esclarecer a su manera lo que le paso a su hermano.

Mientras pasaban las calles, yendo un paso delante de Alejandra quien iba animada, el hombre trató de recordar toda la información “recuerda, es un hombre de más o menos 45 años, cabello canoso y bastante alto, moreno y con gafas” le dijo la mujer en voz baja por teléfono “va a estar a las 7:00 en punto en la dirección que te mandé, yo me voy a encargar de llevarlo, personalmente”. Y habiéndose embarcado en busca de la venganza por su hermano, había llegado a la ciudad solo la noche anterior. Con el dinero para el regreso, decidió comprar algo para despistar las neuronas y habiendo encontrado un parque justo a tres cuadras en línea recta del lugar, en caso de que pudiera perderse, decidió tratar de hacer su misión mas fácil a punta de alcohol barato.

“En fin. Toco hacerlo sobrio” dijo, creyendo haber hablado solo de nuevo, no obstante, luego de un segundo recordó su acompañante “¿hacer que?” preguntó Alejandra con curiosidad antes de notar un lujoso carro que se estacionaba frente a una panadería, del que se bajaba un hombre alto, con cara de millonario anciano y a una mujer que se encontraba dispuesta a recibirlo. Notando que Dereck se había separado de ella, Alejandra decidió seguirlo, debido a la sospecha que tenia de que algo no andaba bien en todo esto. “¿vas a comprar pan?” preguntó inútilmente ante el temor de lo que pudiese ocurrir “¿él es tu padre, verdad?, o ¿le vas a pedir empleo?” trataba de persuadirlo mientras el paso se hacia más veloz aun. Llegó un punto en el que ambos iban casi corriendo, fue allí donde ella no pudo aguantar más y decidió jalarlo con fuerza de la manga de la camisa “¿que vas a hacer?” gritó ella asustada “te pedí que vinieras para que alguien viera que ya se quien hizo matar a Daniel” le dijo secamente, y con una frialdad increíble, Dereck desenfundo un revolver del que habrían de salir seis tiros que se meterían en el pecho de aquella mujer que recibía al hombre alto.

Ahuyentados todos de allí, Dereck Cobainhe se acercó al cuerpo de aquella miserable que había robado la vida de su hermano por unos pesos de seguro y mientras la vida se desvanecía de los ojos y se oían cerca las sirenas de las patrulla, el agua brotó del cielo en calma, como alivianada de un peso. Y ante Alejandra quien se había acercado con miedo, él solo la pudo mirar con alivio,”ves, te dije que iba a llover” y contemplar de nuevo al cielo.

Texto agregado el 28-01-2006, y leído por 92 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
30-01-2006 Interesante trama y buen remate. El_Quinto_Jinete
 
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