¿Te diste cuenta del fulgor que suele rodear a un instante pleno?. A veces suelo viajar por cataclismos eclécticos y ellos sueles contarme historias increíbles, casi míticas, de luchas en pro de ideales mágicos. Así crecí, así vivo. Día a día pensando en la necesidad implícita de resucitar en tus brazos. No quieres despertar, pero tus sueños no alcanzan al inconciente, te estrellas con barreras inexistentes, con palabras no pronunciadas. Aún así pensando en distancias insalvables.
El futuro no es un método de conciencia premanente, sino que un estado de sentimiento tangible.
Tengo tatuados mil momentos, quemados en mi piel, y arden donde tus ojos no logran llegar, por estar llenos de lágrimas de dolor ajeno y pena misericorde.
¿Cuántas veces pensaste en tener la oportunidad de ser feliz aún sabiendo el dolor que trae su proceso?
Es mi primera vez
Vivo tu capacidad de ser fuerte y ver màs allá, de creer, de luchar y desmitificarte y desestigamtizarme.
Crecer es una lucha constante que no se da por lo que crees tener, sino por lo que sabes que puedes lograr.
No hay que cerrar los poros de tu piel, no hay que señalar el espectro maldito del momento, sino que despertar y soñar. Soñar despierto. ¿Comprendes?. Finalizar una historia sin conclusiones lógicas, sino más bien paradigmáticas. Y si finalmente sientes temor, rechazo hacia lo que pueda ser, la espalda de cada ser humano te mostrará su cicatriz, la marca a fuego que nunca quisiste ver, pero que estará presente hasta el día que logres borrarme de tu mente, hasta un instante preciso que día a día espero que no llegue.