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No recuerdo el nombre de la playa pero sé que sucedió hace ya mucho tiempo antes de fin de año, sé que era un mar abierto y que no faltaban algunas peñas, de aquellas gordas que siempre se ven y también de las que deben tomar aire cada vez que llega el mar, era algo más que un buen lugar.
Recuerdo contemplar el mar hasta donde sin darme cuenta se confundía con el cielo, recuerdo el ruido que hacia cada vez que llegaba a saludar la orilla, el sol que dejaba de ser techo del mundo y el suave viento que avisaba que sin duda en este atardecer seria brisa.
Por ahí los días tenían mas horas y los sueños mas espacio, se respiraban las alegrías y se suspiraban las penas, el recorrido de alguna lagrima era siempre corto y era una sonrisa la que simplemente se encargaba de abrazar la pena.
Como te dije antes era algo más que un buen lugar.
Fue ahí donde conocí a Noviembre, un niño que con mucho esfuerzo intentaba bordear el metro de estatura, te puedo decir que era de piel tostada, ojos expresivos y de mirada amable. Su edad nunca la supe pero no debe de haber sido mucha, conocía la vida mejor que muchos y lo contaban sus manos al saludar. Hablaba pausadamente y aunque de pocas palabras les ponía punto final con una sonrisa de dientes presentes.
Noviembre parecía ser el único habitante de ese pedazo del mundo ya que además del mar, arena, las peñas que te conté, un poco de segura brisa y el sol no conocí a nadie más.
Llamo mucho mi atención que al saludarlo inclino la cabeza hacia su hombro por un momento como quien observa mientras piensa y me dijo “que bueno que estés de vuelta” y yo menos que vagamente recordaba alguna vez el haber estado en aquel lugar, solo pude hacer un suave ruido para mi gesto de sorpresa e incomprensión mientras lo observaba seguir camino en dirección hacia una peña.
No pareció haber pasado mucho para encontrarme sentado en lo que estoy seguro era el mejor lugar del mundo.
Pasé unos minutos sin pensar en nada y unos más intentando seguir así pero no fueron tantos para evitar que llegaras a ser parte de eso que ahora extraño como momento.
Recuerdo que estabas en cada respiro que daba y que todo terminaba en ti, pensaba en donde estarías, en por que volvías y al final te perdía.
Fue al llegar a la peña que Noviembre observó el mar, después miro el cielo y respirando profundamente le pidió al sol que esta vez no se caiga al mar pero pasaron las horas y el sol se perdió en el fondo del baile azul como lo hacia cada tarde. Noviembre bajó la peña en donde estaba y corrió hacia la orilla donde podía tocar el mar, su apuro marcaba con mayor profundidad sus huellas en la arena, y una ves ahí lo hizo, toco el mar buscando el calor, queriendo sentir por un momento mas ese abrazo que sabia recibir del sol al atardecer, aunque solo encontró como respuesta algo de espuma envolviendo sus pies y como compañía el arribo de la noche.
Recorría cada día el camino hacia esa peña soportando sin mucho orgullo el calor de la arena, dejando escapar distintos tonos de “a” hasta poder atraparlos con algunos casuales esperados “uf” que por lo plano y arenoso del camino eran siempre los policías y nunca los ladrones, sin embargo simplemente valía la pena ya que llegaría al lugar donde podía conversar con el sol, cerca del mar hasta que el tarde tarde atardecer los obligara a despedirse.
Yo pensaba en la primera vez que te vi, en como buscaba mirarte sin que nadie lo note y bueno así sin notarlo termine delante de tuyo. Recuerdo la emoción que sentí cuando tus ojos me miraban esperando una simple respuesta a un “hola” y los míos solo podían abrirse y abrirse olvidándose que no eran ellos los que hablaban...Solo pude decir “hola” y por el lugar, nuestra vida juntos y todo lo que hasta ese “hola” teníamos en común terminara todo en tan solo un segundo...recuerdo haber pensado que estaba claro que yo no era el motivo de eso del amor a primera vista y rezaba para que no hayas notado el hola mas nervioso de la tierra escaparse de mi boca mientras ya comenzaba a soñar con volver a verte alguna vez mas. La vida nos hizo volver a vernos y tú sin saberlo hiciste que me enamorara de ti en cada sentido posible.
Durante los días siguientes intentaba resolver el laberinto de la vida para poder abrazarte y llegar a la puerta del día en que podría decirte que desde la primera vez que te vi ocultaba cuanto te quería y decirte cuanto más te quiero y pensaba en quererte para siempre.
Recuerdo como cada día que pasaba eran mas los momentos en que además de la risa para todos había una sonrisa solo para mí.
Noviembre guardaba silencio mientras esperaba que el sonido constante del mar también lo fuera para poder así conversar con el sol del atardecer que parecía tener siempre un momento para él antes de caer al mar.
Nunca faltaba algo que contar, algún sueño de noche o talvez alguno que por el arribo de la mañana tuvo que completar despierto, respiraba evitando suspiros y contemplaba como el mar y el cielo tomaban el color de su historia, despedía cada atardecer con los ojos cerrados como quien duerme un sentimiento y solo le pedía al atardecer que no fuese corto y al sol que no caiga al mar...Pensaba mucho durante la noche antes que el sueño lo encuentre y una noche pensó en poner una red para que el sol no se cayese al fondo del mar, pensó que debía ser grande pero después de todo no tanto ya que aunque parecía raro era casi del tamaño de su mano, entonces tejió todo el hilo que sus pequeñas manos pudieron tejer, en cada nudo puso empeño y en cada empeño ilusión...Debo contarte que no era una red muy grande pero si lo suficiente para hacerlo tropezar mas de una vez en su camino a la playa. Noviembre tuvo así según él la manera más extraordinaria de hacer que el atardecer lo acompañe por un poco más, pero se encontró con otro gran problema y era como llegar hasta donde el sol se cae al mar?...pensó en nadar pero tan pronto termino de pensar eso ya el cansancio le pedía otra idea, hasta que luego de muchos arrugones de nariz le pidió al mar si fuera tan amable de llevarse con ese baile de sus olas su pequeña red hasta donde el sol empezaba a esconderse, sin esperar respuesta claro, arrojo su pequeña red hasta donde con todas sus fuerzas la hacía llegar, al principio pensó que el mar no quería ya que la red volvía a sus pies cada vez que él terminaba de salir del agua pero después de algunos fallidos intentos y mas de un huuum de por medio logro perderla de vista entre lo movido del mar y la espuma de alguna ola demorona, consiguiendo así mostrarle todos los dientes a su ilusión de una buena vez por todas.
Recordé la primera vez que cogiste mi mano, fue camino hacia una salida entre ruido y gente, pienso que nunca mi cabeza había tenido tanto contacto poco amigable con hombros ajenos pero es que yo solo podía pensar tu mano apretando la mía...claro ese camino de salida nos llevo a salir, a soltarnos las manos y a mi a entrar a ese laberinto que te mencioné.... pasaron los días, días que de la mano si hicieron meses y estos apretados se convirtieron para mi en un montón de tiempo...Recuerdo la noche en que nos quedamos solos, estábamos realmente solos los dos ya que hasta las palabras parecían haberse ido, yo no sabia ni de que manera sentarme mientras pensaba si ese momento seria esa pequeña puerta que tanto había buscado, de un momento a otro tanto que pareció de repente, desaparecieron las paredes del laberinto y te pude ver, sintiéndome el ser mas enamorado de la tierra, pensé en hacerlo todo sencillo, en decir de manera ordenada lo que mi corazón en brincos de emoción me iba dictando pero aquellos brincos envueltos en nervios me delataron sin duda tras cada palabra convirtiendo mi declaración de sentimientos en la mas complicada de entender del mundo. Gracias a Dios lograste ver el fondo de mi mirada que hizo que mi regreso a casa fuese en compañía de un beso tuyo.
Al día siguiente Noviembre solo esperaba la llegada del atardecer, de ese atardecer que esta vez seria diferente, las horas del día parecían no pasar y si pasaban por que debían, lo hacían muy despacio haciéndolo pensar en como empujar el día. Esta vez su camino a la playa fue distinto ya que la arena parecía no quemar, aunque para ser sinceros si quemaba, pero que más da o te olvidas que no seria cualquier atardecer, eeeen fin y bueno al fin llego el atardecer, Noviembre llevaba puesta la mejor sonrisa y la ropa de baño de siempre, su peña era la mejor y su emoción la más grande.
Noviembre miro al sol que ya empezaba a caer y le contó lo que había hecho, le dijo que no se preocupe que esta vez podrían estar juntos ya que su red lo agarraría para que no se caiga al mar. A diferencia del resto del tiempo del día este momento parecía escaparse tan rápido como la arena entre los dedos, y Noviembre no sabia que decir mientras el mar sonaba un poco mas fuerte tanto que era difícil escuchar su ilusión.
La vida debe haber sido de colores el día que la escribieron, debe haber tenido arco iris y pequeñas gotas que la refrescaban, paisajes en los que costara imaginar que encontraríamos si no solo los observáramos, en fin, debe haber sido así, pero me cuesta imaginar el paisaje de mi vida aunque lo camine cada día y es que llevarte en mis recuerdos y no a mi lado es cada vez mas difícil.
Después de ese beso de regreso a casa hasta el ultimo que compartimos comenzamos una aventura repleta de incógnitas que debíamos ir resolviendo junto al tiempo y hoy que te recuerdo sé que hubieron algunas preguntas por hacer y algunas que no supimos contestar, sé que hubieron errores y aciertos, sonrisas y lagrimas, días y noches, amaneceres, sentimientos, momentos y silencios pero también sé que hubieron alegrías inmensas que nos hicieron dejar de preguntar queriendo no perdernos de vista ni de día ni de noche esperando el amanecer que llegaba con una sonrisa rebosante de sentimientos haciendo de nuestros momentos la respuesta perfecta para cualquier pregunta.
La ilusión de Noviembre era tan grande como el mar y aunque su red no lo fuese el sabia que este atardecer seria diferente.
El atardecer seguía su camino al encuentro de la noche y el sol caía al mar sin que nada lo detenga, Noviembre observaba pensando en voz alta y su ilusión se humedecía con el ruido del mar mientras muy bajito repetía "no te vayas", observó por un momento sin pensar en nada hasta que su mirada encontró refugio entre sus pequeños pies dejando escapar una lagrima que rodó por su rostro encontrando esta vez como destino la peña que visito por tanto tiempo.
Oculto su mirada para despedirse queriendo guardar lugar para recordar el calor que sabia guardar cada atardecer y luego de un momento el calor sabia ya a recuerdo.
Aun el poder recordarte me regala momentos que no cambiaria por nada y Te seguiré pensando cada atardecer cuando despida al sol, en esa peña, donde respiro tu recuerdo, escribiré nuestra historia con corales haciendo que las pueda leer el sol antes de caer al mar para que así se lleve un poco de este silencio que me grita a cada momento cuanto te quiero.
Quizá cada día antes del atardecer teja una pequeña red de ilusiones esperando detener el tiempo para poder recordarte un poco mas y quedarme en ese espacio que hago nuestro sin que nadie mas lo sepa, quizá el sol se caiga al mar en cada intento y me arranque alguna lagrima talvez ya conocida pero sabré que en cada nudo de mi red se abrazan mi ilusión y mis sueños mientras le cuento al atardecer cuanto te hecho de menos y cuanto le pregunto al cielo por que no estas a mi lado. Me parece difícil aceptar que algunas veces la distancia nos permite ver las cosas con mayor claridad que cuando no la hay, pero es que contigo sé que me gustaría poder ver las cosas de cerca.
Debe de haber miles de playas y en cada playa más de una de esas peñas pero cuando te recuerdo existe un solo atardecer que es el que me regala el calor para la noche que debe llegar después.
Al volver, Noviembre se acerco a mi, bajo la mirada y respiro profundamente, volvió a mirarme y me dijo "debe haber alguien más que necesite el atardecer tanto como nosotros" dibujo una sonrisa de despedida y siguió camino para hacerse más pequeño con la distancia. Puedo contarte que aquel atardecer el sol se dibujo en todo el mar sin dejar rincón alguno y que aquella noche las olas dejaron en la orilla la pequeña red de noviembre con un brillo ajeno a sus hilos
Fue la ultima vez que vi a Noviembre y es que como te conté no recuerdo el nombre de la playa pero nunca olvidaré que fue antes de fin de año y para que nunca lo olvides, recuerda fue Noviembre.
Que duermas bien donde quiera que estés.

Texto agregado el 17-08-2006, y leído por 99 visitantes. (0 votos)


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