TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / nelke / El arte de sentir el Dolor

[C:231307]

El arte de sentir el dolor

Confesaré a mi almohada el desglose de sentimientos que corren por mi alma,
exprimiré las páginas testigos de mi cruda realidad.

Mientras la música suena en la noche despejada, todos bailan, cantan, gozan y viven; mientras yo estoy aquí, observando la fiesta bajo el árbol que desnuda sus ramas, mientras el sereno se apodera de mis ropas, mientras la brisa invernal se adueña de mi piel de estropajo.
La luna llena aumenta su esplendor, la noche confiesa su enojo contra mí, la envidia se adueña de mí ser al verte disfrutar en medio de las tertulias, al confesarte a los otros con confianza sin obstáculo alguno. Yo, aquí, sólo con la oscuridad, la soledad me acompaña en mis pasos peregrinos.
Dices que me amas, demuestras que me amas, sin embargo, te das a conocer hacia otras personas y no hacia mí, y me pregunto: ¿qué amor es éste?

No puedo callar porque empiezas a llorar, no puedo entender lo que pasa en mí, no puedo entender el amor inmensurable que siento por ti.

Te veo en medio de la gente, entre risas y caricias tu sangre, tu cuerpo y tu delicada alma explotan su alegría. Veo tu cuerpo cubierto de telas preciosas, tu cabello se desliza en tus hombros tal si fuera una cascada, tu escote pronunciado da a conocer tu madurez física, tu cintura delicada, tu alma colorida, tú, solamente tú, eres capaz de convertir mis sentimientos en poesía.

No tengo nada más que hacer que escribirte una canción; tengo mucho que caminar para llegar hacia a ti, tengo poco que escuchar tus palabras hablando acerca de ti, tengo mucho que hablar acerca de mi, tengo mucho que esperar para ser dueño de ti.

Vine a éste lugar porque el destino me trajo hasta aquí, no estoy invitado a la fiesta, tampoco tengo derecho a las sobras de la comida; vine a verte, solamente a verte para así poder satisfacer mis ojos al ver tu escultural figura, en ésa figura, tal figura que mi cuerpo desea consumir con fuego apasionante, con amor interminable, tocar cada parte de tu piel, cada sueño escondido, cada dolor desaparecido; quiero llenar con mis besos tu piel, quiero sentir que consumes mi cuerpo, quiero sentir tus manos tocando lo prohibido, quiero que nuestro amor sea testigo de mis poesías, quiero que nos unamos en un mismo sentir , en un mismo sueño, en un mismo colchón, en un mismo cuerpo, en una misma alma, en una misma realidad.

En éste momento desearía que sintieras lo mismo que yo; quisiera que estuvieras sentada en las raíces del árbol madrugador, quisiera que me vieras en medio de la fiesta gozando, cantando y viviendo; quisiera que te dieras cuenta todo lo que me has hecho sufrir, quisiera que te dieras cuenta todo lo ha pasado por mi, quisiera que te dieras cuenta todo lo que significas para mi.

¡Sigue bailando, sigue cantando, no pares, por favor!; yo me despido de ésta memorable noche, me despido de ésta ridícula fiesta, me despido de ti pero no sé por cuánto tiempo, pero ahora, tengo una cita con mi almohada.
______________________________________________________________________________________
L uego de un casi infinito paréntesis de tiempo y de silencio, me encuentro recostado en un colchón con la cabeza apoyada en aquella almohada.

______________________________________________________________________________________

Desahogado más o menos; inundado mi cuarto al llorarte día y noche.
No sé qué será de mí, pero tengo que aprender a no depender de tì, ya que tu no sabes de mi vida y su triste resplandor.

Cambiaré de vida si se puede, intentaré mudarme lejos de ti para comprobar si la distancia puede desaparecer el amor que siento por ti dentro de mi.
Cargo con mis culpas y con las tuyas tratando de tirarlas en el olvido, mientras tú sigues cantando la misma música que sonaba en la fiesta, mientras mi corazón sigue menguando al darse cuenta que la utopía resultó ser utopía.

Bendito el dueño del tesoro tangible que complementa tu ser, un tesoro que solo poseí en el traumatismo de mi alma en aquella noche, mientras que amarte a ti no es lo mejor suena en mi conciencia intranquila.

No pensaré que algún día podrás leer la presente lluvia de lágrimas y letras; intentaré despojarme de éstos deseos de volver a verte.

Talvez tu vida sea entretenida al fin de cuentas, sonriendo de manera libre sin preocuparte de las ilusiones de un pobre vagabundo. Tengo muchas citas con mi almohada, posiblemente tú seas el tema a entablar.

No quiero convencerme de que tú me ignoras, aunque sea esa la realidad, porque me resultaría lamentable tener que llorar noche tras noche nuevamente en la penumbra que caracteriza mi cuarto.

Me gustaría iluminar tus días, despertar al amanecer para despejar todo tipo de rencor que el árbol dejo aquella noche en que mi mente te amo sin condición.

Camino y te veo en cada esquina, no te dejo de pensar.

Ya no tengo tinta para continuar mi aburrido desahogo.

Volveré a verte algún día, eso creo; talvez te vea con tu familia, incluso con aquel tipo, aquel tipo que te haya de hacer mujer por primera vez.

Me alegra y me duele reconocer que amé aquel día en que te conocí en el mismo colchón donde se derrocharon mis sentimientos y se exprimieron las hojas de mi vida.
El tiempo pasa y éste juego se termina. Un rayo de sol me despierta en la cálida mañana.
Dos noches amargas lloraste por mí desde que leíste la presente lluvia de lágrimas y letras; después de todo, mi objetivo no era que leyeras, sólo quería cumplir con la monótona tarea de escribir en la tardes de lluvia y soledad.
Supongo que al fin te diste cuenta de todo el dolor que me hacías sentir; no pretendo que cambies tu actitud, pero si me gustaría que seas conciente del dolor que provocas.
Ahora te veo derrotada y sin aliento, no creo que sea justicia, pero sí creo que es cosa del destino el arte de sentir el dolor para poder llegar a ser maduro y un tanto feliz.
Luego de noches de llanto que invadieron tu cuarto, decides tomar un poco de conciencia, y ahora ya no escoges con la cabeza lo que le pertenece al corazón.
Pero al fin de cuentas, admirable resulta tu cambio, te diste cuenta que sólo yo podía amarte de tal manera en que te dejaría libre en tu camino lejos de mi.
Tras tus sentimientos de culpa ahora el libreto cambio pues confusamente me encuentro acariciando tu piel, piel deseada.
Y ahora sanas las heridas que provocaste aquella noche memorable.

Solo río en la situación cursi y amorosa que con el camino se va sellando un pacto de amor de cuerpo y alma.

Y ahora sólo me dices que te encantó la batalla entre los cuerpos, esa batalla que se protagonizó en la noche de ayer, esa noche memorable en que te hice mujer por primera vez.
_______________________________________________________________

Tal vez sea éste el relato o escrito que da conocer una triste historia de
desamor y de encuentros extremadamente pasionales. Es mas bien un trozo de mi vida.

Nelson José Guevara 27 de Abril 2006

Texto agregado el 23-08-2006, y leído por 229 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
23-08-2006 Es una obra de arte. Eligiste muy bien cada una de las frases y cada es como una joya. Te felicito. Cchp
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]