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Los autores de los cuales fueron adaptados para darles una dinamica continua dentro de una posible historia ocurrida en la mente de un escritor son los siguientes:

Mark Twain.....Fragmentos de los diarios de Adam y Eva.
Jose de Espronceda.......el hombre de la pata de palo.
Voltaire......Candido o el Optimismo
Leon Tolstoi........El Zar y la Camisa
Cuento popular.......El genio y el deso doble.

Dentro de las dinamicas actuales del arte, se es posible hacer dialogar a diferentes autores por medio de la narración atemporal....este es un ejemplo que ojala disfruten......con ustedes el primero de una sega de tres.......



SAGA “TIERRAS DE LEYENDA”
LAS 7 PARTIDAS DEL TUERTO
1. Escena 1 Prologo
PROLOGO
Doy la bienvenida a todos los presentes
Prologo y epílogo daré a los asistentes
Del cuento
“Las 7 partidas del tuerto”
dando iniciación
De esta saga de 3, que os aseguro causara sensación

No diré mi nombre
Pues vasta decir que soy hombre
Más en cambio contare
La vida de Cándido creada por Voltaire

“Este es el mejor de todos los mundos posibles”
Dice nuestro protagonista
Viviendo relatos increíbles
Que más pareciera la vida de un artista

A medida que avance en la narración
Miles de escritores aparecerán
Con todos sus personajes de ficción
Que esta noche sus corazones tocaran

Unos por desdichados
Otros por malvados
Pocos por amables
Y otro tanto por miserables

Antes les diré que recuerden las palabras del poeta
Terminando con el prologo de esta narración
Eliot escritor de letra secreta
Este mensaje deja como iniciación

“Nuestra búsqueda es incesante
Sin embrago, al final,
Nos encontramos en el punto de partida nuevamente,
Y tenemos la impresión de estar allí por primera vez
T. S. Eliot.

2. Escena 2 Introducción
Entre los siglos XVII y XVIII, cerca al verano y el invierno, alrededor del décimo tercer día, vivía, en una apartada granja del castillo del rey, una humilde familia; que contaba con no mas de lo suficiente para vivir. Entre sus posesiones materiales se encontraban: Una humilde pero acogedora choza, una vieja pero pudiente vaca, tres herramientas oxidadas pero filosas, un perro ciego y un filósofo, que como todos los filósofos no se sabía de que vivía pero ahí estaba, su nombre era Pangloss.

La familia estaba conformada por su madre y padre y, gracias a las bendiciones del gran Dios, un muy inteligente hijo. Su nombre era Candido.

“Bajo el umbral del dolor
un niño nació
alegrando su vida
Y en su camino encontró
su destino fatal
por buscar libertad”

Candido soñaba todos los días con algo mas allá, era una de esas personas que no se conforman con lo que tiene, siempre con el ánimo de cambiar las cosas; pensaba que existía mas en el mundo, que labrar la tierra y ordeñar la única vaca que tenían; y gracias al loco de la casa, Pangloss, ahora tenia la loca idea, de que todo lo que le pasa al hombre es para bien, y que no hay un futuro mejor que este; este es el mejor mundo de todos los posibles. Sin embargo, como una maldición que recae sobre aquellos que desean retar la suerte, Candido viviría un destino, que poco tendría de benevolente y además lo llevaría a repensar sus grandes postulados y teorías.

2.1. Escena 3 El genio y el deseo doble
1. EL GENIO Y EL DESEO DOBLE
Cierta mañana, mientras Candido araba la difícil y dura tierra que el rey les había otorgado; debajo del sol abrasador, que solo el verano posee, él, enterraba una y otra vez el viejo y oxidado azadón, cuando algo detuvo su faena….
“Si algo te sale mal,
No pierdas el tino
Si dios te hizo perfecto
Perfecto es tu destino”
…algo en la tierra le impedía sacar el azadón….después de mucho intentar logro liberar su herramienta. Miro hacia el suelo, y dentro de la tierra un extraño brillo tomo desprevenido a nuestro humilde campesino. Trato de desenterrar el misterioso objeto, pero al no poder concluyo, que seria más fácil sacarlo por partes, así que decidió romperlo para después sacarlo. Tomo al azadón entre sus manos, lo alzó por encima de su cabeza y lo bajo con tal fuerza y rapidez que ¡PAM!, la rompió.

Mucho humo salio después del golpe. Confundido, Candido disipaba el humo con sus manos; de en medio de la gran humareda una sombra gigantesca apareció. –BUENOS DIAS, MI LIBERADOR. POR TU GRAN FAVOR, ES MI DEBER, DEVOLVERTE ESTE, CONSEDIENDOTE UN DESEO. PERO TAMBIEN ES MI DEBER ADVERTIRTE, QUE POR UNA CLAUSULA DE MIS MAESTROS, TODO EL DESO QUE ME PIDAS, A TU VESINO ES MI DEBER TAMBIEN, DARLE EL DOBLE.

La primera reacción de Cándido fue la de sentir que ese instante ya lo había vivido, por alguna extraña razón, sentía que ya había estado allí, delante del gran genio. Por ello le pregunto al genio: -Perdona pero ¿no nos conocíamos antes?, tengo la extraña sensación de que esto ya lo había vivido-. El genio le dijo: DEBES ESTAR EQUIVOCADO, ES LA PRIMERA VEZ QUE SALGO A LA LUZ DESPUES DE MIL AÑOS DE ESTAR ENCERRADO EN MI LAMPARA. DEBES HABARME CONFUNDIDO CON OTRO GENIO. POR ELLO MI DEBER DE RECOMPENSARTE CON UN DESEO CON LA CONDICION DE QUE A TU VECINO LE DARE EL DOBLE.
Cándido no le presto mayor importancia a su sentimiento, le pasaba tan a menudo que simplemente creía que su inteligencia era tal, que se podía adelantar a los acontecimientos. Por ello se concentro en su deseo; pensaba en mil cosas que pudieran faltarle, pero siempre la envidia, muy propia del hombre, no le dejaba avanzar en su petición:
-Quiero una joven vaca, NO, mi vecino tendría dos. Quiero una hermosa mujer, NO, mi vecino tendría dos. Quiero un gran castillo, NO, mi vecino tendría dos….Así Candido paso todo la tarde, pensando en todo lo que podría tener, pero al mismo instante pensaba la doble ganancia del vecino a causa de su deseo. Le parecía injusto que su vecino se llevara el doble, cuando fue Cándido quien había encontrado la lámpara y liberado el genio. Además su vecino tenia muchas tierras, siempre estaba rodeado de mujeres hermosas. Sus tierras producían grandes cosechas. El río pasaba por sus tierras y por ello siempre, hasta en las sequías, se encontraban fértiles las tierras. Cándido pensaba como hacer que su deseo, por el contrario de beneficiarle a él, perjudicara a su vecino. Hasta que tuvo una siniestra y brillante idea. La condición del deseo sostenía, que todo lo que el pida, a su vecino le daría el doble. Pues bien, si Cándido pedía que le quitaran un ojo, a su vecino le quitarían dos; y como en país de ciegos el tuerto es rey, pues Cándido vio esta decisión como la mejor de todas y además, ¿que le podía pasar?, si este era el mejor de todos los mundos posibles.-… A pocos instantes de que el sol se ocultase, hablo el genio-YA A PASADO UN TIEMPO SUFICIENTE PARA QUE ELIJAS TU DESEO, QUIERO, ME LO COMUNIQUES PARA HACERLO REALIDAD. –Si después de mucho meditarlo ya se cual es mi deseo….poderoso y misterioso genio, quiero que me quites un ojo, quiero que me dejes tuerto. –QUE ASI SEA.

2.2. Escena 4 Cunegunda y Padre Difunto
Ahora, Cándido tuerto se limito a morderse la lengua y pensar: que su vecino en estos momentos estaría completamente ciego, mientras él tenia la oportunidad de ver por el único ojo que le quedaba; y como todo pasaba para bien, alguna razón tendría el destino para colocarle ese genio en su vida. Cándido se fue a su casa, y al verlo su familia, sabían que algo andaba mal. Cándido les contó lo sucedido y el padre le dijo: -Cándido algún día darás gracias a Dios por haberte encontrado a ese genio. Ahora no puedes ver el efecto tremendo de Dios, pero con el tiempo lo entenderás. Por ahora no debes preguntarte el porque te sucedió, si no el para que te sucedió-.

Así, Cándido, se pasaba horas enteras en la pradera pensando para que el destino le había quitado un ojo. Pronto entendería.

En una de esas tardes eternas de pensamiento trascendental y profundo, junto con su amigo y loco de la casa Pangloss, quien osaba en denominarse el maestro filosófico de Cándido, vio pasar a un carruaje, que perdió el camino y se descarrió. Al caer el móvil, salio expedida, por el golpe, una hermosa joven de cabellos castaños y tez blanca. Cándido corrió en su ayuda y al levantarla su ojo se cruzo con la mirada de la hermosa joven. -Perdona pero ¿no nos conocíamos antes?, tengo la extraña sensación de que esto ya lo había vivido-…no prestes atención…perdón ¿Estas Bien?- pregunto Cándido, -Si- respondió la joven. -¿Porque llevabas tanta prisa?-, -Venia de donde el oráculo de mi padre, quien me profetizo una fatal noticia, -¿Y cual es esa?-, -Qué no podría encontrar el amor en estas tierras, me dijo que me enamoraría de la mirada de un hombre. Al pronunciar aquellas palabras, a Cándido le paso un corrientazo por todo su cuerpo, y fue allí, donde comprendió el para que el destino le había arrebato uno de sus ojos. –Pues he aquí a tu enamorado, puesto que mis padres me dicen que yo no nací en estas tierras y además, como puedes ver mi condición ocular es muy diferente a los demás hombres-. –Pero no nos conocemos, ¿Cómo puedes asegurar que tú eres el amor de mi vida?-. –No hace falta conocerse para amarse y además conmigo encontraras el amor-. Y a la hermosa mujer le pareció suficiente merito; y ese atardecer fue testigo de las vidas, que, gracias a un genio y una carreta descarriada, se unían.
Los dos fueron al castillo, puesto que la hermosa joven que Cándido había encontrado como amada, era nada más y nada menos, que la única hija del Rey. Al entrar al castillo y tratar de explicarle lo exotérica de la relación, el rey no opto si no por echar a patadas a Cándido del castillo, y amenazarlo de que no podría ver jamás a Cunegunda, que ese era el nombre de la hermosa princesa, so pena de muerte claro esta. Seria ella llevada lejos de su amor, a las tierras de un pariente que tenia su reino lejos de allí.
“Nunca perdió la esperanza
de que pudiera volver
y poder tenerle entre sus brazos
otra vez”.
Cándido no entendía como lo que la vida le daba, esa misma tarde se lo quitaba a forma de castigo torturio. Cándido trato de dar el último beso a la hermosa princesa, pero su padre desenvaino su espada, y antes que pudiera tocar su hoja el cuello de nuestro protagonista, una tremenda explosión sacudió el castillo.

Sin que ellos lo supieran, una invasión había tomado por sorpresa el reino. Cándido pensó en su familia y corrió lo más rápido que pudo hasta su humilde morada, y al llegar el paisaje desencadeno el dolor profundo de nuestro Cándido, al encontrar los cuerpos de sus padres sin vida al frente de la vivienda. Pero antes de caer de rodillas, se percato de la respiración entrecortada de su padre. Cándido se aproximo a él, lo recostó sobre su piernas y el padre se acomodaba para darle su última despedida a su primogénito. Su padre sin expresar el dolor le dijo: -Cándido, alguna vez viaje por el mundo, y solo recuerdos me quedan; pero son esos recuerdos los que me hacen vivir, por que recordar es vivir hijo, que jamás se te olvide, recordar es vivir. Por ello ahora te entregare el tesoro mas preciado que poseo. Alguna vez un indígena, cuando estuve en las nuevas indias, me entrego una mitad de este mapa, por haber ayudado a su pueblo en tiempos de crisis a causa de la epidemia. Este es el mapa hacia el DORADO, el tesoro mas grande que un hombre se pueda imaginar; una ciudad encantada; una ciudad erigida en oro; con mujeres desnudas y caballos alados; una ciudad majestuosa; de aves multicolores. Te lo entrego y espero que puedas encontrara el…- Y sus ojos se perdieron en el infinito mundo de los muertos.
Cándido: NNNNNNNNNNNNNNOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Cándido toma entre sus manos la mitad del mapa, lo guarda; y jura, sobre los cuerpos inertes de sus padres, gran cuidador, y la vaca, vengar su muerte. Pangloss no aparecía, y Cándido temía lo peor. En su mente la idea que pudiera estar vivo. Pero todo indicaba que Pangloss había caído en la guerra.

La decisión de Cándido fue la de enlistarse en el ejercito, para así poder vengar la muerte de sus seres queridos. Dentro de él, el instinto animal le hacia buscar la sangre para saciar su sed.

Fue así como cándido tomo uniforme, y ahora peleaba por el reino de un rey, que, poco tiempo antes, le había expulsado de su castillo y le había prohibido ver a su hija. Pero Cándido albergaba la posibilidad, de que si él salía victorioso en la batalla, podría, por mérito de guerrero, validar su amor con Cunegunda.

Comenzó pues la batalla, y al mismo tiempo que se entrenaba al mismo tiempo combatía; miles de vidas se veían perder por el impacto de las balas. Balas que perseguirían a nuestro Cándido por el resto de su vida.

La avanzada militar ya había recuperado el terreno perdido, y ahora se encontraban en el reino enemigo. La orden del rey fue: “No debe quedar una sola alma en pie, no discriminen, soldados, hombres, mujeres, ancianos y niños, todos hacen parte del enemigo”. Esa tarde el cielo se cubrió de rojo, como adelantándose a la matanza.

3. Escena 5 El llanto de libertad
2. EL LLANTO DE LIBERTAD
En la tarde del día manchado, una pequeña ciudad, era alertada por la visita, a la media noche, de insurgentes violentos que habían declarado, poco tiempo antes, como “Ciudad no grata para el grupo armado”, el resguardo de aquellos pobladores. El comunicado que había sido colocado en la plaza central, poseía en el, una relación exacta de personas con nombres y apellidos, los cuales debían rendir cuentas a fin de aclarar las dudas sobre sus posibles nexos y colaboraciones con la resistencia.

A las 7 de la noche, doña Paz Asunción Viuda de López, empacaba lo que podía en un pequeño costal. Dentro de sus pertenencias se encontraban los retratos de sus dos hijos desaparecidos en combate, una medalla entregada a cambio de la vida de su esposo, cucharas, platos y los retazos viejos con los que, por las noches, cubría el cuerpo de su pequeña de apenas 7 meses de nacida. Su nombre Libertad, era un llamado de esperanza, esperanza de que algún día el destino tomara el nombre de su madre: PAZ.

Anticipándose a la cruel matanza, que por cantada tenía el pueblo olvidado, el éxodo comenzó en silencio, con angustia y nerviosismo. Por recomendación de don José, el pueblo tomo la decisión de encaminarse hacia el cañón del río “Traicionero”, llamado así, por que en él perecieron varios pescadores a causa de repentinas subidas del cause del río.

Cuando la luna se posaba sobre lo alto, y cuando en la selva no se escucha el riudajo de los cazadores, o la advertencia de los cirilis, el pueblo se encontraba en la oreja de la estrecha margen del cañón. Sin que ellos se percataran, más de 200 armados, apuntaban sus fusiles, fusiles que bañarían con sangre inocente, de la desprevenida población, las aguas del “Traicionero”. En el momento que el primer fusil fue accionado, casi por reflejo, miles de balas fueron disparadas sin tregua, sin aviso, sin humanidad. Misteriosamente don José no aparecía entre los muertos.

Doña Paz y su pequeña hijita, junto con algunos de sus vecinos, alcanzaron a retroceder a la matanza, ya que se encontraban rezagados del grupo, pues en él estaban, en su mayoría, mujeres con cría colgada a la mama, niños chicuelos y uno que otro anciano.

Las balas sonaban y los cuerpos caían, las ráfagas impactaban y las esperanzas se perdían. Casi lejos de la masacre el pequeño grupo que huyo de aquella barbarie, se refugio en una estrecha zanja cubierta de monte. Los armados bajaron bien hasta el fondo para asegurarse que ningún alma quedara en pie. Siguieron el rastro de los últimos y cuando estaban cerca de la zanja estrecha, las temerosas presas, sentían morir.
Así como cuando el cazador presiente el temor de la presa en el aire, así los armados, con cuidado de no realizar el más mínimo susurro y con cautela, se acercaban a los escondidos.

En ese momento, cuando la distancia entre demonio y sacrificio no superaba los 10 metros, la pequeña infante Libertad comienza su proceso de sollozos lastimeros, que terminan por un rompimiento en llanto. Todos se alertaron y le hicieron señas a Doña paz que la callase. Esta se saca una mama y se la coloca a la cría en la boca; pero la niña no llora de hambre; la niña llora por medio, por angustia, por impotencia…llora por que es niña, por eso llora; los refugiados entraron en pánico ante el posible descubrimiento de su salvaguarda.

Doña Paz después de intentar todo lo que se encontraba a su alcance para callar la niña, toma la decisión, y con dolor en su alma, con llanto de rabia y sufrimiento ante la impotencia de la situación, no tuvo mas remedio que tapar la boca de su hija y ahogarla, y sentir entre sus manos los movimientos de agonía de una niña que, como los niños víctimas del conflicto armado en nuestro país, no conoce ni comprende por que este absurdo mundo de guerra. Mientras la niña, con su débil fuerza física, trataba de luchar por un puñado de aire, la madre sentía que ella moría, sentía que ella misma era ahogada. Libertad calla…calla para siempre.

Esa noche el destino volvió a escribir sus páginas con la ironía que caracteriza su estilo novelesco; puesto que en el río “Traicionero”, doña PAZ ahogo a LIBERTAD, para darle paso a la supervivencia, al instinto de seguir. Doña PAZ ahogó a LIBERTAD para darle paso a la VIDA.

Las aguas de este río serian marcadas para siempre por la sangre de Libertad.

Año tras año en el día manchado, todos los habitantes, a la media noche, salen a ofrecer sus lagrimas para apaciguar el llanto de la madre, que según cuentan aun se escucha como eco en el cañón a lo largo del rió “Traicionero”.

“Que me quite un día de mi vida
para verla siempre sonreír,
que se rompan las cadenas
que la impiden hoy vivir”.

4. Escena 6 Tortura y Difunto Pangloss
Todo esto fue observado por Cándido, que desde unos matorrales y al ver tal barbarie, abandona su fusil y huye, huye lejos de la guerra, como muchos colombianos, que no tienen más remedio que huir.

Tras horas, que se convirtieron en días de caminata por los empinados y resquebrajosos montes, Candido solo murmuraba
“Si algo te sale mal,
No pierdas el tino
Si dios te hizo perfecto
Perfecto es tu destino”
Candido consigue llegar a una humilde población en donde, antes de tocar su entrada, cae desmayado de la inanición. De repente unas voces eran percibidas pero sus ojos, se encontraban demasiado cansados para atender a sus acompañantes. Entre algunos empujones, jalones y después de un largo sueño, con ayuda de un golpe de agua fría, despertó. Al hacerlo, observo el sol radiante que quemaba su piel y como toda la población lo miraba; junto a él, dos hombres encapuchados. –Estos son los malvados que han venido matando a nuestros hermanos, es así como Dios nos los ha enviado parque su pueblo tome venganza con sus propias manos-, gritaba un hombre gordo con un látigo en su mano. Le quitaron las capuchas a los otros dos acompañantes. Y cual fue su sorpresa que a su derecha se encontraba casi moribundo, por los golpes, su incansable amigo y maestro filósofo Pangloss.
–Pangloss, amigo, te creía muerto, como es que tu destino te ha traído a caer en manos de estos demonios, que tendrán por placer acabar con nuestra suerte-.
– ¡Hay hijo!, que no puedo hablar ni tenerme en pie- dijo Pangloss.
-Pero se te nota enfermo amigo ¿que te ha pasado? ¿Por qué te encuentras en esta forma miserable y dejada?-
– ¡Hay hijo!, el amor ha sido, el amor
- Pero, ¿Cómo una causa tan bella ha producido en usted un efecto tan abominable?
Pangloss respondió diciendo:
-Ya conociste, mi querido Cándido, a aquella criada tan graciosilla que tenía nuestra reina, la Paulita. Yo gocé en sus brazos los deleites del paraíso, y ellos me han causado los tormentos infernales que padezco ahora. La tal Paulita estaba infestada hasta los tuétanos, y talvez se habrá ya muerto. Este regalo se lo hizo un padre franciscano, hombre docto, que se entretuvo en averiguar la genealogía de su dolencia. A él se lo había pegado una condesa, viuda y vieja y devota, que lo había recibido de un capitán de caballería, el cual lo absorbió de una virreina, a quien se lo había comunicado un paje, y a este paje de lo pego un jesuita, que siendo novicio lo adquirió de primera mano de uno de los compañeros de Cristóbal Colón.
–Extraño árbol genealógico –exclamo Cándido-, del cual, sin duda, el mismo demonio fue la raíz. Vamos amigo, sáqueme de un cuidado, ¿sabes algo de Cunegunda?
- Ha muerto- respondió el filósofo- y Cándido al oírlo cayó desmayado.
Al despertar dijo: -¿y este es el mejor mundo de todos los posibles? ¿De que enfermedad ha muerto?, debió ser de pena al no tenerme en su regazo.
-nada de eso –respondió el amigo- cuando fuiste al castillo, yo me quede al frente en unos arbustos y mis ojos presenciaron el peor de los horrores. Al entrar los soldados al castillo, entre más de 35 soldados desfloraron, a la señorita Cunegunda, cuanto es posible desflorar a una criatura, la remataron con un sablazo que le dieron en el abdomen; a su señora madre que la quiso defender, le hicieron la cabeza torta y su cuerpo quedo hecho tajadas; el castillo, no ha quedado ya en él piedra sobre piedra, ni un árbol, ni una lechuga, ni un carnero, ni un pato, nada, y en cuanto a mi me trataron de la misma forma que a la señorita Cunegunda.

-Dejen de vociferar, que esta listo el castigo para ustedes, animales de Satanás- Grito como sentencia militar el obeso verdugo. Y cuando levanto el látigo para comenzar la golpiza, un estruendo, que provenía de la tierra, estremeció la población y sacudió los cimientos de toda la aldea. -¡Un castigo divino! Gritaban los pobladores.
“Si algo te sale mal,
No pierdas el tino
Si dios te hizo perfecto
Perfecto es tu destino”
¡Dios nos esta castigando! ¡Este hombre esta maldito como Caín! ¡Debemos liberarlo y dejarlo ir! Y temerosos de las reprimendas de Dios, liberaron a Cándido, y cuando trataron de liberar a Pangloss, este, se desmayo. Candido lo tomo en sus brazos y lo recostó sobre su piernas y Pangloss se acomodaba para darle su última despedida a su amigo y pupilo. Pangloss sin reflejar el dolor le dijo: Cándido, recuerda que siempre en la vida existe una razón para todo, cuando las causas son idénticas, los efectos lo son también. Este es el mejor mundo de todos los posibles, hijo yo…-.Y sus ojos se perdieron en el infinito mundo de los muertos.
Cándido: NNNNNNNNNNNNNNNNOOOOOOOOOOOOOOOO

Cándido, al igual que su padre, entierra el cuerpo de su amigo y retoma su camino esta vez provisto de agua y alimentos para el viaje, pero antes que emprendiera su marcha una anciana lo toma de la mano y le dice – Ven conmigo, tengo un mensaje muy importante que darte. – Perdona pero ¿no nos conocíamos antes?, tengo la extraña sensación de que esto ya lo había vivido…no prestes atención…, dámelo recado ahora pues debo emprender el viaje- dijo Cándido. –No puedo, este mensaje debe ser entregado en un lugar seguro y privado.

4.1. Escena 7 Cunegunda, la vieja y el negro
Cándido siguió a la vieja que lo llevo a una casilla miserable; le dejo que descansara y bebiera un poco; y luego lo invito a subir al cuarto de los huéspedes, en donde una mujer lo esperaba cubierta por un manto de seda. –No, creo que me han confundido. No es mi deseo ofenderla dama, pero no estoy interesado en acceder a sus favores. Usted me entiende. –Te he estado esperando amor mío- y al escuchar esa voz su cuerpo, que ya lo tenía por costumbre, se desmayo. Al volver en si vio a una hermosa dama, y cuando su vista se aclaro, el no podía creerlo, era Cunegunda, entonces creyó que ya estaba muerto y que había llegado al cielo, pero al ver el rostro de la anciana, supo que estaba vivo. Cunegunda, Pangloss me dijo que estabas muerta. –Y lo estuve, pero gracias al destino estoy ahora aquí-. –Pero como es posible, explícame ¿que te ha ocurrido, como llegaste hasta aquí?-. –Te diré, que depuse de haberme desflorado…- -Esa parte ya la se…pero ¿y después?-. –Cuando me encontraba herida de muerte un soldado me recogió y observe como era sufrido tu amigo a causa de los desalmados soldados, me desmaye en el carruaje y cuando desperté estaba en una celda rodeada de otras mujeres, algunas bellas, otras no tanto. Me entere por una de ellas que nos iban a subastar. Y así fue. Por mi el precio mas alto lo pago un Judío gran comerciante que tiene como residencia este pueblo de fanáticos, en donde posee varios mercados de telas y productos. Pero tiempo después de haber llegado, lo perdió todo en una partida de cartas con un banquero; quien le pedio, por toda su deuda, su mujer, ósea yo. Como el judío no quería darme en pago, entre los dos se idearon la forma que les conviniera a los dos, y es la siguiente: lunes, miércoles y viernes, soy del judío; y los martes, jueves y sábado soy del banquero. El domingo lo tengo libre para descansar de las agotadoras sesiones de mis dueños. Y es así como ha transcurrido mi vida y esta ha sido mi desgracia.
Cándido: -No te preocupes por que:
“Si algo te sale mal,
No pierdas el tino
Si dios te hizo perfecto
Perfecto es tu destino”
No, no es desgracia. Así debió ser el destino. De esta manera y no de otra ahora te encuentras con migo. De no ser así no nos podríamos haber encontrado-.

Y cuando estaban en lo mejor de la intimidad, que abre la puerta el judío. Y grita, ¡que hace este maldito en mi cuarto, en mi cama y con mi esclava! Y cándido reacciona y piensa: -Me acaban de cuaci-sacrificar, soy un presunto demonio, estoy evadido de mi ejército, me encuentro con la esclava de este hombre y en su cama. Si este tal judío llega a abrir la boca, no me salva ni el más profundo de todos los terremotos. Cándido saca su pequeño cuchillo de su mochila, y sin pensarlo dos veces, se lo clava al judío en el tórax.

Para ese entonces, cuando Cándido pensaba deshacerse del cuerpo, dieron las 12 de la noche. Y con los campanazos de alerta de la iglesia, entro el banquero, pues comenzaba su día sábado y, tras de que era muy puntual, no quería perderse un solo instante de servicios con su esclava. Entonces Cándido, recapacita y piensa: -Me acaban de cuaci-sacrificar, soy un presunto demonio, estoy evadido de mi ejército, acabo de matar a un judío, me encuentro con la esclava de este hombre y en su cama. Si este tal Banquero llega a abrir la boca, no me salva ni el estallido de un volcán. Cándido saca su pequeño cuchillo de su mochila, y sin pensarlo dos veces, se lo clava al banquero en el tórax.

Por tanto ruido, entra la anciana al cuarto; y Cándido recapacita y piensa: Me acaban de cuaci-sacrificar, soy un presunto demonio, estoy evadido de mi ejército, acabo de matar a un judío y acabo de matar a un banquero. Si esta anciana llega a abrir la boca. Cándido saca su pequeño cuchillo de su mochila, y sin pensarlo dos veces… -No, alto. Ella no, ella es mi acompañante y amiga…se ha convertido en casa una madre-. –pero debemos huir y pronto. Mañana se enteraran de la falta de estas personas en el pueblo y apenas descubran la verdad, vendrán a buscarnos para colgarnos, o quien sabe que torturas nos aplicaran.

Cándido, Cunegunda y la vieja, sacan los caballos de sus ex-amos, y los tres huyen en busca de las costas. Dio la suerte de encontrarse a un negro esclavo que venia del territorio del cual huían. Al verlos de frente, grito: ¡Ustedes son los asesinos seriales! Al escuchar este improperio, los tres supieron que la bola de los asesinatos ya se sabia. Rápidamente corrió hacia el vociferador, lo encuello y lo interrogo de manera que el negro confesó todo lo que su memoria podía retener.

Cándido: -Como sabes nuestras culpas; acaso eres un demonio que nos persigue…pero antes...¿no nos conocíamos antes?, tengo la extraña sensación de que esto ya lo había vivido-…no prestes atención…perdón, confiesa.
Negro: -Mi nombre es Cacambo, soy esclavo traído de mis tierras africanas. Y he de decirles que la amante del banquero vio todo lo ocurrido desde una ventana vecina. Ella alerto de los asesinos al pueblo dando estas recomendaciones: -Van a caballos mozos, los integrantes del consejo de demonios son tres: una dama, una anciana demoníaca y el demonio de un ojo que fue culpable del terremoto-. Y al verlos yo, pensé pa´ mí, que ustedes cabían entre las descripciones. Pero no es mi deber enjuiciarlos, que vasta darles mis favores por ser ustedes ser santos en matar tan malos hombres, que tanto maltrato a los de mi raza han dado. Por ello es mi deber ayudarlos en su escapatoria. Acompáñenme por estas montañas que yo les presentare a un familiar, que por su patria tiene la mar y el los ayudara a escapar de estas tierras.
Cándido: ¿Cómo que escapar?
Negro: Si mi señor, ya que las personas muertas tenían sangre de peso entre las gentes y el reino. De esta manera se organizo un ejército para darles captura, con más de 200 hombres que han sido contratados entre los peores mercenarios; y llevar sus cabezas en bandeja ante los familiares dolientes, es su deber.
Cándido: -Ya lo ven
“Si algo te sale mal,
No pierdas el tino
Si dios te creo perfecto
Perfecto es tu destino”
Siendo así, cerrar el pico y darnos por camino la libertad.

Emprendieron camino pues nuestros personajes y después de varios días llegaron a las costas. Entre los muelles un barco con bandera cadavérica, aguardaba sin saber el destino de nuestros protagonistas.


5. Escena 8 Capitán y relato de vieja
Al llegar frente al barco encontraron en el mástil un hombre de gran talla y profunda mirada que cantaba a forma de ritual la siguiente canción:

Que es mi barco mi tesoro
que es mi Dios, mi libertad
mi ley la fuerza y el viento
mi única patria la mar.

Negro: He capitán, le habla uno de los que por su favor hoy nuevamente goza de libertad.
Capitán: Hola mi amigo de color oscuro, como va tu travesía, y ¿quienes son los que tu paso acompañan?
Negro: son amigos míos, y si no fuera por ellos yo no hubiese gozado de libertad, pues a causa de su diestra manera de mover la hoja, se armo un revuelo que este negro aprovecho para correr por ser libre. Capitán, necesito que me hagas el favor de llevar a estos amigos a otras tierras, pues son perseguidos injustamente por los que tanto tiempo has combatido.
Capitán: Siendo así, claro que los ayudare, subid al barco que de lo demás me encargo yo. Mi nombre es Bajel Martínez Rodríguez, soy capitán del navío “República de Colombia” en honor a unos amigos de manta larga vestir y hojas de comer en su dentadura.
Cándido: Perdón, pero capitán, -¿no nos conocíamos antes?, tengo la extraña sensación de que esto ya lo había vivido.
Capitán: Lo dudo mi querido amigo pues es la primera vez que yo veo a un tuerto de su estampa. …
Cándido: no preste atención.
Capitán: Mi tripulación. ¡Haber haraganes, por una vez en sus vidas muevan esas piernas, que de no ser así serán comida para los tiburones! Estos son: Mi hermano Manuel Maria Quintín de los Dolores Martínez Rodríguez, presbítero prófugo; el obeso Rogelio, de mal porte pero buena sazón; Simpático María, marica de profesión, pero gran espadachín; Colé, nuestra posesión de músculos mas preciada y medico de arte; y Mi gran amigo Rigoberto, parlanchín y bravucón, que por mil batallas me a acompañado; y si este animal abriera el pico, ya por muchas faltas y pecados seria crucificado ahora mismo por nuestro señor. Los demás son solo acompañantes y no les deben prestar cuidado, esta es mi compañía y estos serán sus amigos.

Y de esta manera desengancharon del muelle y emprendieron el largo viaje hasta la América perdida. Y poco antes de desenganchar fueron atacados por el grupo de mercenarios, que al ver que huían dieron por suerte un bote que estaba en el muelle, pero con tan mala fortuna que no observaron el boquete que tenia y a pocos metros del zarpo, se hundieron.

Cándido, abrumado por toda la maldad que el destino le había ensañado en su camino le gritaba al mar y a Dios, por que había de ser el ser mas desdichado de la tierra. A lo que la vieja lo interrumpió y le dijo:

Anciana: Todo esta bien, pero mire usted que hasta ahora no he dicho quien soy yo; pero si me levantase las faldas y se diera cuenta de cómo tengo las posaderas o una de ellas, puede ser que mudase de opinión, y no hablase de la manera que habla. No siempre he tenido esta apariencia de anciana decrépita. Hace mucho tiempo fui una gran adolescente, y para que ustedes lo sepan, fui hija del Papa Clemente XI y de la princesa de Palestrina. Muy temprano encontré el amor, pero este se me escapo producto de un veneno fatal aportado por su hermano. Me llevaron a otro reino, buscando calmar mis pesares, cuando el barco en el que viajábamos fue atacado por un grupo de negros endemoniados. Estos dieron muerte a todos los tripulantes, no sin antes desflorar a todos, mujeres y hombres. Mi madre, como era tan hermosa fue disputada por 5 bárbaros que no dieron otra manera de disputarla que agarrarla cada uno de una extremidad, y halaron tan fuerte que su cuerpo fue desmembrado y de ella solo tengo el corazón, que siempre me acompaña.

Luego de la barbarie, al llegar a tierra firme, me retuvieron como esclava de trabajos sexuales y como estaban enfrentados con un pueblo vecino, en una de tantas guerras fui prisionera de los contrarios, que se desquitaron con mi sexo tantas veces como rencores guardaban en el alma. Producto de ello me apeste con una terrible enfermedad que casi me deja tiesa. Por ello me abandonaron en un desierto y gracias a un hombre extranjero, fui salvada. Me curo y después de levantar mi salud, cual fue mi sorpresa, que era mercader de esclavas, y como ya estaba rozagante, me subasto como una de sus pertenencias mas preciadas. Fui a dar a un zar de Rusia que después de caer por una invasión se atrinchero con migo en uno de los cuartos del castillo. Y acabándose la comida, no tuvo más remedio que comenzar a comerme para salvar su hambre. Me rebano la posadera derecha y suerte que se ahogo con mi carne y pude salvar. Pero al salir del castillo, los invasores pensaron que era enemiga, y supieron abusar de mi todo lo que pudieron. Moribunda me arrastre hasta una choza en donde una matriarca me dio la comida por duros trabajos de cocina. Yo, una noble, tuve que rebajarme al cargo de criada. Luego, gracias a la peste, la población murió, por lo que me quede sin trabajo. Marche por meses, trabajando en lo que pudiese hacer y luego de muchos años, el Judío me dio Posada sirviendo yo, de cuidadora de las bestias del mismo y así fue como conocí a tu amada Cunegunda. Yo tengo experiencia, se lo que es el mundo; si usted se quiere divertir y desengañar, haga que cada uno de los pasajeros que vienen con nosotros le cuente su historia, y si se encuentra uno solo que tenga méritos suficientes para ser mas desdichados que yo, tíreme usted de cabeza al mar.

Después de este triste relato cayo la noche y todos se fueron a los camarotes a reconciliar el aliento, con el largo sueño arrullado por las olas.

5.1. Escena 9 Buque fantasma
3. EL BUQUE FANTASMA
Esa misma noche de poca luna, el vaivén del Republica de Colombia saco a Candido del camarote y le obligó a buscar el sueño perdido recorriendo la cubierta. Poco antes de llegar a la bodega de proa tropezó con un marinero que observaba el agua quieta desde la borda. Lo saludo amable y se identifico: era Roque, el contramaestre, un negro entrado en años; le faltaba un ojo también y fumaba pipa. Dijo Cándido:-Perdona pero ¿no nos conocíamos antes?, tengo la extraña sensación de que esto ya lo había vivido-…no prestes atención…perdón; y cuando le pregunto qué hacia allí, le contesto con voz ronca:
-Esperando a ver el Buque Fantasma.
Y se rió con una carcajada profunda y psicópata. Al notar que su risotada le paraba los pelos, Roque le ofreció disculpas y le invito a tomar asiento en las bitas, dispuesto a contarle la historia del Buque Fantasma.

-Hace cosa de un siglo una tormenta nocturna del caribe agarró por su cuenta el velero Guadalupe y lo hundió sin remedio a setenta millas de la isla de San Andrés. Por fortuna algunos navíos cercanos alcanzaron a acudir en socorro de los náufragos y lograron salvar a 21 de los 23 ocupantes. Pero con el velero perecieron el capitán, de apellido Coronado, y un joven marino que hacia su primer viaje al mar.

Desde entonces, en las medias noches de poca luna suele aparecer en lugares remotos del caribe la sombra del Guadalupe, y los marineros desvelados pueden observar desde la borda la silueta levemente fosforescente del velero y escuchar dos voces en el ámbito vació del océano. La una imparte órdenes y la otra se limita a repetir una misma frase. Hay relatos de marinos borrachos gracias a los cuales se ha podido reconstruir algunos diálogos. Candido le pidió ejemplos y procedió a dárselos. Roque mismo imitaba la voz tonante del capitán fantasma y la respuesta angustiada del marinero, que adquiría forma de letanía:
-¡Acorúlla los remos amura la botavara! ¡Carga brioles, recoge la cazabraza y no descuides la relinga de los foques!- gritaba el capitán.
-¡Un Dick!- respondía el marinero con pavor.
-¡Driza la tarquina y asegúrate de desguarnir el virador!- seguía vociferando el capitán.
-¡Un Dick!-
Cual Dick pregunto Candido, Roque sonrió pero no contesto la pregunta, sino que continúo el relato.
-¡Tesa la reguera con la tangidera y atención a los botalones! ¡Revisa los obenques del penol y ayustalos hasta azocarlos!
-¡Un Dick!-
-¡Ojo al escaldrante! ¡Que las escotas no se adujen, y formeja la cubierta para soltar las trapas!- insistía la voz más profunda.
Y la otra voz, la voz joven, repetía cada vez con mayor apremio:
-¡Por favor, un Dick!
En ese momento, aunque el mar estaba tranquilo, se escucho en la nada el rugido de viento y rechinar de maderos. Finalmente empezaba a verse la luz rara de la aparición y se escucho a lo lejos el eco de las instrucciones finales del capitán:
-¡Ahora si, marinero! ¡Manos al pinzote! ¡Tira del mojel y jimelga la mesana, que vamos a voltejear a botabento!
Y, con el último susurro fantasmagórico, la respuesta del marinero, sumergida a intervalos por el chasquido de las olas:
-¡Por lo que mas quiera, que nos estamos ahogando, un Dick!

El relato, y ahora la aparición tenían espantado e intrigado a Cándido. Pero mas intrigado que espantado, pues no entendía quien era Dick, ese espíritu corsario que invocaba el marinero fantasma para salir del fatal trance. Así se lo expreso a Roque. Y Roque le dijo que durante muchos años había reinado el mismo misterio entre las gentes del mar que habían visto la aparición. Y cuando quedaba un jirón de sombra del Buque Fantasma, Roque mismo animo a nuestro amigo a salir de la incertidumbre y preguntarle a grito de mar ¿Cual Dick? Y el marinero primerizo respondió con un lamento que provenía desde el fondo del océano:
-¡Pues un diccionario, carajo, que no entiendo nada de lo que me ordena el capitán!
Estremecido, Cándido huyo a su camarote.

Al día siguiente, Cándido, le comento al capitán Martínez la historia que le había contado el contramaestre tuerto. Y el capitán esbozó un rictus enigmático y le dijo:
-No le pare bolas. Nuestro contramaestre no se llama Roque sino Fabio, no es negro sino albino, es joven y no viejo, y no es tuerto sino barbado. A usted le estuvo mamando gallo anoche el fantasma del capitán Coronado, que anda sin oficio por esta agua desde que naufrago su velero, El Guadalupe.
Producto de las risotadas de la tripulación por el relato del fantasma del capitán Coronado, todos los marinos se dedicaron a observar el mar. Cuando en el fondo se observo el surgir de un algo. No era un pez. Precia más bien el reflejo de un esqueleto, a lo que Cándido, Cunegunda, la vieja y el negro, se asuntaron al ver que, realmente, era un esqueleto. Pero uno de los marineros, el obeso Rogelio, les contó la historia de aquel espanto que los acompañaba en sus viajes.

5.2. Escena 10 La pata de palo
4. LA PATA DE PALO.
Voy a contar el caso más espantable y prodigioso que buenamente imaginarse puede, caso que hará erizar el cabello, horripilarse las carnes, pasmar el ánimo y acobardar el corazón más intrépido.

¡Oh cojos!, escarmentad en pierna ajena y escuchad con atención esta historia, que tiene tanto de cierta como de lastimosa; con vosotros hablo, y mejor diré con todos, puesto que no hay en el mundo nadie, a no carecer de piernas, que no se halle expuesto a perderlas.

Érase que en una apartada ciudad vivían, no ha medio siglo, un comerciante y un artífice de piernas de palo, famosos ambos: el primero, por sus riquezas y el segundo, por su rara habilidad en su oficio. Y basta decir que esta era tal, que aun los de piernas más ágiles y ligeras envidiaban las que solía hacer de madera, hasta el punto de haberse hecho de moda las piernas de palo, con grave perjuicio de las naturales. Acertó en este tiempo nuestro comerciante a romperse una de las suyas, con tal perfección, que los cirujanos no hallaron otro remedio más que cortársela, y aunque el dolor de la operación le tuvo a pique de expirar, luego que se encontró sin pierna, no dejo de alegrarse pensando en el artífice, que con una de palo le abría de librara para siempre de semejantes percances. Mandó llamar a Mister Rodríguez al momento (que este era el nombre del estupendo maestro pernero), y como suele decirse, no se le conocía el pan, imaginándose ya con su bien arreglada y prodigiosa pierna, que, aunque hombre grave, gordo y de mas de cuarenta años, el deseo de experimentar en si mismo la habilidad del artífice, le tenia fuera de sus casillas.

No se hizo esperar mucho tiempo, que era el comerciante rico y gozaba renombre de generoso.
-Mr. Rodríguez- le dijo-, felizmente necesito de la habilidad de usted.
-Mis piernas -repuso Rodríguez- están a disposición de quien quiera servirse de ellas.
-Mil gracias; pero no son las piernas de usted, sino una de palo lo que necesito, pero no vaya usted a creer que se trata de una cosa cualquiera, sino que es menester que sea una obra maestra, un milagro de arte.
-¡Un milagro del arte, eh!- repitió Mister Rodríguez.
-Sí, señor, una pierna maravillosa, y cueste lo que costare.
-Estoy en ello: una pierna que supla en un todo la que usted ha perdido.
-No, señor; es preciso que sea mejor todavía.
-Muy bien.
-Que encaje bien, que no pese nada ni tenga yo que llevarla a ella, sino que ella me lleve a mí.
-Será usted servido.
-En una palabra, quiero una pierna…, vamos, ya que estoy en el caso de elegirla, una pierna que ande sola.
-De aquí a tres días -respondió el pernero- tendrá usted la pierna en casa, y prometo a usted que quedara complacido.

Dicho esto, se despidieron, y el comerciante quedo entregado a mil sabrosas imaginaciones y lisonjeras esperanzas, pensando que de allí a tres días se vería provisto de la mejor pierna de palo.

Entretanto, nuestro ingeniero artífice se ocupaba ya en la construcción de su máquina con tanto empeño y acierto, que de allí a tres días, como había ofrecido, estaba acabada su obra, satisfecho sobremanera de su adelantado ingenio.

Era una mañana de mayo y empezaba a rayar el día feliz en que habían de cumplirse las mágicas ilusiones del despernado comerciante, que yacía en su cama muy ajeno de la desventura que le guardaba. Faltábale tiempo ya para calzarse la prestada pierna, y cada golpe que sonaba a la puerta de la casa retumbaba en su corazón. “Ese será”, se decía a si mismo; pero en vano, porque antes que su pierna llegaron la lechera, el carnicero, un amigo suyo y otros mil personajes insignificantes, creciendo por instantes la impaciencia y ansiedad de nuestro héroe.

Llamaron, en fin, a la puerta, y a poco rato entro en la alcoba del comerciante un oficial de su tienda con una pierna de palo en la mano, que no parecía sino que se le iba a escapar.
-Gracias a Dios -exclamo el banquero-: veamos esa maravilla del mundo.
-Aquí la tiene usted –replico el oficial-, y crea usted que mejor pierna no la ha hecho mi amo en su vida.
-Ahora veremos- y enderezándose en la cama, mando al oficial de piernas que le acercase la suya de palo para probársela. No tardó mucho tiempo en calzársela. Pero aquí entra la parte más espantosa y lastimosa. No bien se la coloco y se puso en pie, cuando sin que fuerzas humanas fueran bastantes a detenerla, echó a andar la pierna por si sola con tal seguridad y rapidez tan prodigiosa que, a su despecho, hubo de seguirla el obeso cuerpo del comerciante. En vano fueron las voces que éste daba llamando a sus criados para que la detuvieran. Desgraciadamente, la puerta estaba abierta y cuando ellos llegaron, ya estaba el pobre hombre en la calle. Luego de que se vio en ella, ya fue imposible contener su ímpetu. No andaba, volaba; parecía que iba arrebatando por un torbellino, como impelido de un huracán. En vano era echar atrás el cuerpo cuanto podía, tratar de asirse a una reja, dar voces que le socorriesen y detuvieran, que ya temía estrellarse contra alguna tapia, el cuerpo seguía a remolque el impulso de la alborotada pierna; si se esforzaba a cogerse de alguna parte, corría el peligro de dejarse allí el brazo, y cuando las gentes acudían a sus gritos, ya el malhadado ricachón había desaparecido. Tal era la rebeldía y violencia del postizo miembro. Era lo mejor, que se encontraba algunos amigos que le llamaban y aconsejaban que se parara, lo que era para él lo mismo que tocar con la mano el cielo.

-Un hombre tan formal como usted –le gritaba uno- en calzoncillos y a escape por esas calles, ¡eh!, ¡he!

Al hacer la tarde, el apresurado varón notó que la pierna lejos de aflojar, aumentaba en velocidad por instantes. Salió al campo y, casi exánime y jadeando, acertó a tomar un camino que llevaba a una quinta de una tía suya que allí vivía. Estaba aquella respetable señora, con más de setenta años encima, tomando té y como vio a su sobrino venir tan chusco y regocijado corriendo hacia ella, empezó a sospechar que habría llegado a perder el seso, y mucho mas al verle tan deshonestamente vestido. Al pasar el desventurado cerca de su ventana, le llamó y, muy seria, empezó a echarle una exhortación muy grave acerca de lo ajeno que era en un hombre de su carácter andar de aquella manera.

-¡Tía! ¡Tía! ¡También usted! –respondió con lamentos su sobrino.

No se le volvió a ver mas desde entonces, y muchos creyeron que se había ahogado en el canal de la mancha al salir de la isla. Hace, no obstante, algunos años que algunos viajeros recién llegados de América afirmaron haberle visto atravesar los bosques del Canda con la rapidez de un relámpago. Y poco hace se vio un esqueleto desarmado vagando por las cumbres del Pirineo, con notable espanto de los vecinos de la comarca, sostenido por una pierna de palo. Y así continua dando la vuelta al mundo con increíble presteza, la prodigiosa pierna, sin haber perdido aún nada de su primer arranque, furibunda velocidad y movimiento perpetuo. Así termina la historia de un hombre que por su ambición de tener la mejor pierna esta no lo ha dejado en paz ni tan siquiera después de su muerte. Y desde que poseo memoria a todos los barcos que comienzan el largo y tenebroso viaje de los continentes este espanto los persigue con el ánimo de dar compañía a su larga caminata, que según cuentan, no tiene de acabar hasta el fin del mundo.

5.3. Escena 11 Guerra en mar y difunto capitán
Terminado esto, se siente la brisa que sopla con fuera, y acto seguido Simpático María, marica de profesión, pero gran espadachín, que estaba en lo alto del mástil, alerto a la tripulación: ¡Capitán! ¡Que nos persiguen, que nos atacan, que nos acaban!
Cándido: Tranquilo capitán, usted sabe que
“Si algo te sale mal,
No pierdas el tino
Si dios te creo perfecto
Perfecto es tu destino”
Y el capitán que llama a sus hombres: ¡Haber, pedazo de marineros, ha llegado el momento de mostrarles de que estamos hechos! Y así fue, por que, les dieron con todo. Eso les tiraban piedras y bolas de metal; y en respuesta nuestros osados piratas les tiraban también piedras y bolas de metal. Pero como por número en embarcaciones eran superados, rápidamente a nuestra tripulación se les acabaron las municiones, por lo que después de lanzar las piedras y las bolas de metal, siguieron las provisiones, la ropa, las camas, mejor dicho arrojaron el barco por la ventana. La última munición arrojada fue el viejo Rigoberto, que protesto y alego, pero viendo que era por el bien de la tripulación se arrojo, no sin antes pedir un sable para defenderse en el momento de la llegada, pero que va en el aire se vio como aparecía el primer “Pollo a la marinera”. El médico de la tripulación, Colé, trabada de salvar los pocos cuerpos que quedaban, pidiéndole la ayuda a Cándido para realizar una operación de corazón y mar abierto.
Colé: Rápido que se nos muere, cójale el pulso.
Cándido: Lo tiene muy mal tiene mucha tembladera.
Colé: No sea idiota, sus pulsaciones del corazón.
Cándido: AH, esas, no se las escucho bien, pero parece que van muy despacio.
Colé: Tome el cuchillo y haga un corte sobre el hematoma.
Cándido: ¿El EMA que?
Colé: El hematoma…la bola morada que tienen en la cabeza.
Cándido: (Al enfermo) Perdón…pero… -Perdona pero ¿no nos conocíamos antes?, tengo la extraña sensación de que esto ya lo había vivido-…no preste atención…perdón
Enfermo: aaahhhh ehhhh ahhhhh
Colé: que hace no sea idiota, hágale presión para que no se le salgan las tripas.
Cándido: (con las tripas en la cara) Demasiado tarde.
Colé: Ayude, hágale la trenza.
Cándido: ¿En el pelo?
Colé: no sea imbécil, en las tripas.
Cándido: Para que si ya se murió.
Colé: Par hacerme un estofado que tanta acción me dio hambre.

Mientras tanto, la embarcación ya había sido invadida por los mercenarios que trataban de matar a todos los ocupantes. Pero el valiente capitán les hacia frente con su espada y de la nada:
Capitán: AAAAAAAAAAHHHHHHHHHH, me han herido.
Cándido: CAPITAAAAAAAAAAAANNNNNNNNNNNN.

Candido lo tomo en sus brazos y lo recostó sobre su piernas y el Capitán se acomodaba para darle su última despedida a su amigo y protegido.
Capitán: Recuerda que en la vida debes saber algo muy importante….este es el secreto que he guardado desde mis ancestros… a ti te lo doy para que pueda vivir feliz…pues este es el secreto de la felicidad…..el secreto de la felicidad es………… -Y sus ojos se perdieron en el infinito mundo de los muertos-.

Cándido: NNNNNNNNNNNNNNNOOOOOOOOOOOOOOOOOO.
“Yo estaré, allí donde tu Estés
tu dormirás en los brazos de un amigo.
Y si un día tu te vas
tu mente se fundirá con los versos
de esta canción.”
Esa tarde murió el capitán. Ese día, el mar y el cielo, se tiñeron de rojo y por unos momentos seso el viento, parecía que el mar le rendía tributo a uno de sus grandes protegidos. El capitán Bajel Martínez Rodríguez moría y su cuerpo era arrojado al mar. Cuentan que las sirenas se lo llevaron a lo mas profundo del océano, y aun conservan su cuerpo, pues mas que un hombre había sido un Dios.

Sus hombres, ahora sin el, sintieron el coraje que se siente solo cuando una chispa de revolución es prendida, en la gran mayoría de los casos por la muerte de sus mas valiente líder. Así fue como en pocos instantes pudieron vencer a los mercenarios.

Sin embargo en medio de la pelea, habían perecido la vieja y el Negro. Solo quedaban Cándido, Cunegunda, Manuel Maria Quintín de los Dolores Martínez Rodríguez, presbítero prófugo y hermano del difunto capitán; el obeso Rogelio, de mal porte pero buena sazón; Simpático María, marica de profesión, pero gran espadachín y Colé, su posesión de músculos mas preciada y médico de arte. Entre ellos, y con el alma en llanto, llevaron la abatida embarcación Republica de Colombia a las playas de la América. Cuando se hallaron en ella, con los ánimos de muerte, se quedaron perplejos, sin musitar palabra por largas horas, aun estaban las últimas escenas de la batalla. En sus mentes repasaban una a una las escenas del combate, los cuerpos caídos, y la nefasta hora de la muerte del capitán. Pensaban en que fallaron, como se descuidaron, y lo que pudieron hacer y no hicieron para salvar el capitán.

Finalmente, luego del trance, fue cándido el que gesticulo un: tranquilos amigos porque
“Si algo te sale mal,
No pierdas el tino
Si dios te creo perfecto
Perfecto es tu destino”
Como era propio de los piratas, enterrar tesoros en sus distintos destinos, tomaron camino recorrido y con señas y parámetros establecidos desenterraron un tesoro, ocultado allí años atrás, gracias a un saqueo a los barcos españoles. Se dividieron el botín y cada uno tomo rumbos distintos. Cándido y Cunegunda hicieron lo propio y llegaron hasta una naciente ciudad llamada Cartagena. Con el dinero recogido compraron un pequeño huerto que Cándido prometió cultivar y así sostenerse por un tiempo, pues ellos albergaban volver a la tierra que una vez les perteneció.

Los dos amantes vivieron felices poco tiempo, y producto de la difícil situación económica comenzaron los problemas. Comenzaron a maldecir su vida; y preguntarse si este era el mejor de los mundos posibles.

Cándido: ¿Por qué el mundo se ha ensañado contra nosotros? ¿Que te he hecho Dios para merecer tal castigo?... ¿Por que me tratas así?...

“Se bien que es difícil el camino
que Dios te ha mandado recorrer.
Quizás, extienda Dios la mano
y se acuerde de tu ser.
Ruego a Dios que no pierdas la esperanza
que el destino te quito
arrancando la ilusión de tu pobre corazón”

Luego Cándido recapacito, y pensó, que, como le había dicho su amigo el filósofo, este realmente era el mejor de los mundos posibles. Ya que gracias a todas las desventuras, por fin, podía vivir con su amor Cunegunda.
Cándido:-Si no fuera por todos los males que hemos pasado no podríamos estar, en este momento, juntos. Fue necesario que el destino nos probara para darnos todo lo que merecemos. Mi amor ya veras como la vida de ahora en adelante nos cambiara. Si tenemos el trabajo y la tierra, y ahora que te tengo a ti nada me falta. Soy feliz-.
Sin que nuestros amantes lo supieran, poco tiempo antes, todo era conmoción en la ciudad por la llegada del Rey, y más aun cuando se corría el rumor que este tenía una grave enfermedad.
6. Escena 12 El rey y la camisa
5. EL REY Y LA CAMISA
El rey de España, que se encontraba de paso por las Américas, hallándose enfermo dijo:
-¡Daré la mitad de mi reino a quien me cure!

Entonces todos los sabios, brujos y hechiceros se reunieron y celebraron una junta para curar al Rey, mas no encontraron medio alguno.

Uno de ellos, sin embargo, declaró que era posible curar al Rey.
-Si sobre la tierra se encuentra un hombre feliz –dijo-, quítesele la camisa y que se la pongan al rey, con lo que este será curado.
El rey hizo buscar en todo el mundo a un hombre feliz. Los enviados del soberano se esparcieron por todo el mundo, mas no pudieron descubrir a un hombre feliz. No encontraron un hombre contento con su suerte.

El uno era rico, pero estaba enfermo; el otro gozaba de salud, pero era pobre; aquel, rico y sano, quejábase de su mujer; éste de sus hijos; y en fin todos deseaban algo.

Cierta noche, muy tarde, el hijo del Rey, Don Fernando de Leiva Figueroa Palomeque Álvarez Silva Benavides y Sotomayor, al pasar frente a una pobre choza, oyó que alguien exclamaba:
-Gracias a Dios he trabajado y he comido bien. ¿Qué me falta?

El hijo del Rey sintiese lleno de alegría; inmediatamente mandó que le llevaran la camisa de aquel hombre, a quien en cambio, había de darse cuanto dinero exigiera.
Los enviados presentáronse a toda prisa en la casa de aquel hombre para quitarle la camisa. Al entrar, encontraron a Candido y Cunegunda y se dieron cuanta que el hombre feliz, Cándido, era tan pobre, que no tenia camisa.

6.1. Escena 13 Abandono de cunegunda y Tusa
Gracias a esto el rey murió y el trono seria sucedido por su hijo Don Fernando de Leiva Figueroa Palomeque Álvarez Silva Benavides y Sotomayor, que ya no sería Don sino Rey Fernando de Leiva Figueroa Palomeque Álvarez Silva Benavides y Sotomayor. Pero esa noche, cuando abrieron la puerta y encontraron a los dos aparentes enamorados. Dos miradas se cruzaron con tal fuerza que el amor floreció de repente y fue imposible ocultarlo.

Cunegunda tomo de la mano a Cándido y le dijo:
Cunegunda: Cándido, amor mio.
Cándido: Dime corazón
Cunegunda: Me voy.
Cándido: ¿Porque?
Cunegunda: Te deje de amar.
Cándido: ¿Qué?
Cunegunda: Lo siento. La Pase muy bien contigo. Los momentos que vivimos ojala algún día los olvide.
Cándido: ¿Porque? ¿Cómo así?
Cunegunda: La relación no iba a funcionar de todas maneras. Así que me voy.
Cándido: ¿Para donde? ¿Con quien?
Cunegunda: con aquel hombre.
Cándido: Pero si ni siquiera lo conoces.
Cunegunda: Pero no hace falta conocerse para amarse…recuerdas, y además tu me dijiste que contigo encontraría el amor. Y bueno heme aquí, no me mentiste. Gracias a todo el viaje, encontré el amor. Y ese amor es ese hombre. Así que adiós y que cultives mucho. Y recuerda Cándido: “Si algo te sale mal, no pierdas el tino, si dios te creo perfecto, perfecto es tu destino”
Mientras decía estas palabras Cándido veía como el amor de su vida, la mujer por la cual había sido capaz de enfrentar las mas tremendas vicisitudes, derramar sangre, defenderla a capa y espada, la mujer que lo había llevado a recorrer el mundo, por la cual él abría dado la vida si fuese necesario, por la que el destino le arrebato un ojo; en ese momento y sin ninguna explicación le decía a dios, así sin mas.
“Quiero huir lejos de tus engaños
Fingir que mi sueño acabó
Maldecir el embrujo de tus encantos.
Y comenzar de nuevo a vivir”
Cándido: ¿Y este es el mejor mundo de todos los posibles, he? ¿Cómo creer que todo va bien, cuando todo va de mal en peor? Este es el peor de los mundos posibles.
Cándido con el alma hecha pedazos no encontró mas remedio que embriagar sus penas, pues no encontraba una respuesta lógica a su fatal destino. Llego a la posada de turno. Así Cándido comenzó con un trago de Chirrinchi, que era el único trago que se tenia por aquella zona, luego otro y otro y otro y otro mas y otros mas y muchos mas; hasta que perdió el conocimiento; y cuando se levanto, se encontraba en una celda. No tenia la mas mínima idea de cómo había llegado hasta allí. Se acordaba de cómo llego a la posada, hasta que pidió el 6° 0 15° trago pero no mas. Al lado de el se encontraban algunos indígenas que al ver que Cándido había despertado le preguntaron si se acordaba de algo, y Cándido respondió: NO... Pero… ¿No los conozco de otra parte?, tengo la impresión de que esto ya lo había vivido…no presten atención…perdón.
Indígenas: si.
Cándido: Que si, ¿esto ya lo hemos vivido?
Indígena: No, que ya nos conocíamos.
Cándido: HA
Indígena: Déjeme contarle, nos conocimos ayer, en la posadera. Usted llego y pidió unos chirrinchis, luego se nos acerco y nos contó su triste historia, a lo que dio la casualidad que la dueña de la posadera la Wati Aura Martínez, resulto ser una conocida suya…o para hacer exactos resulto que usted conoció a su tío, el gran amigo Bajel Martínez Rodríguez. Después, al decirnos que había muerto, comenzó a llorar. Luego cantamos y usted entono una canción que le había enseñado su padre. Finalmente depuse de tomarse un gran trago de chirrinchi se desmayo. Y de repente se levanto y se salio de la posadera; todos lo seguimos para ver a donde se dirigía. Llego hasta la casa del actual Rey Fernando de Leiva Figueroa Palomeque Álvarez Silva Benavides y Sotomayor, y sin mas ni mas comenzó a cantar a una tal Conehedionda…-.-Cunegunda-. –Si, eso, Cunegunda, y luego ella mando a encarcelarlo. Y Como nosotros nos interpusimos, pues fuimos a parar todos a este calabozo. Pero mire amigo, tranquilo, pronto estaremos afuera de estas cuatro paredes.
Cándido: ¿Por qué?...nos van a liberar.
Indígena: No. Nos van a sacar para colgarnos en la plaza central.
Cándido: ha ya… ¡Maldita suerte! Primero me quedo sin un ojo; después, la guerra; y ahora mi amor Cunegunda se va con otro, así sin más. ¿Quién entiende a las mujeres? ¿Podrías decirme, por que las mujeres se comportan así? ¿Qué acaso las hicieron defectuosas o que?
Indígena: Eso es muy fácil. Lo que pasa es que todo tiene su origen con la primera mujer y el primer hombre que habito en la tierra. Sobre ellos no se sabe mucho pero mire…

7. Escena 14 Creación de Adán y Eva
6. DE LA CREACIÓN DEL HOMBRE Y LA MUJER
Todo empezó cuando el gran Dios tomo la decisión de crear a la tierra; entonces agarro el polvo sagrado y soplo, y soplo tan fuerte que en el instante que se formo el mundo, el soplo quedo en el aire, rondando en el universo, por eso soplo el mundo gira hacia la gran taza de café que nos dará paso a otro mundo espiritual.

Pero cuando el mundo fue creado, estaba solo. Entonces el Dios todo poderoso lo pobló con los espíritus de todo lo creado. Después de la guerra de los 7 genios, historia que no te relatare, se creo al primer hombre y a la primera mujer. De ellos no se sabe mucho. Pero sin embargo, dejaron sus diarios para que nosotros los pudiéramos leer y saber como pasó todo al principio.

I. ANTES DE LA CIADA
1. LUNES
Adán
El nuevo ser de pelo largo me esta fastidiando mucho. Me ronda frecuentemente y me sigue a todos lados. Esto no me gusta; no estoy enseñado a la compañía. Preferiría que ese ser se quedase con los otros animales. No tengo la menor ocasión de darles nombres a las cosas personalmente. El nuevo ser bautiza todo lo que se encuentra, antes de que yo pueda protestar. Y siempre con el mismo pretexto: que la cosa bautizada es parecida a tal o cual cosa. Por ejemplo “Las cataratas del Niágara”, dice que la cascada es semejante a la cascada del Niágara.

Eva
Pienso que soy un experimento, un experimento y no otra cosa; seria imposible que alguien se semejase mas a un experimento que yo, y por eso me estoy asegurando de que soy eso, un experimento, un experimento, solamente. Las estrellas me agradan mucho, ojala pudiese colocarme unas cuantas en el cabello. Luego por la tarde seguí por todos lados el otro experimento, desde lejos, para saber, para que servia. Pero no pude descubrirlo. Descubrí que solo quería huir de mí. Perdí el miedo y lo seguí durante varias horas, lo cual lo ponía nervioso y desgraciado. Por último se mostró bastante intranquilo y subió a un árbol.


2. MARTES
Adán
Me he hecho una guarida contra la lluvia, pero no puedo disfrutarla solo y en paz. El nuevo ser lo invade siempre. Cuando trate de echarlo, echó agua por los agujeros con que mira y se la enjugo con el dorso de sus garras e hizo un ruido como el de los otros animales cuando se hallan en aprietos. Me agradaría que el nuevo ser no hablase; habla sin parar.

Eva
Hoy trato de huir de la lluvia; yo le seguí. Cuando llegue a la cueva me di cuenta que ha estado jugando con migo a las escondidas. Lo que mas me agrada del experimento es que me escucha pacientemente. Se nota que le gusta escucharme; creo que esto se ha convertido en su pasatiempo favorito y eso me hace muy feliz.


3. MIERCOLES
Adán
El nuevo ser ya a colocado letreros por todo el “Jardín del Paraíso”, que ella llama “Parque de las Cataratas del Niágara”, porque dice que solo hay rocas y árboles y que por lo tanto no se parece en nada a un jardín. Mi vida no es tan feliz como en el pasado.

Eva
He descubierto, en mi investigación, que los gustos del otro experimento son bajos y es malo. Se comía los pececillos del estanque. ¿No tendrá corazón?, ¿Habrá sido fabricado para tan malvada tarea? Así parece. Tuve que echarle terrones de tierra y uno le pego en la oreja y, entonces, uso su lenguaje. Esto me causo emoción, porque escuchaba por primera vez otra palabra que la mía propia. Durante este tiempo me he encargado de ponerle nombres a las cosas y esto le ha ocasionado un gran alivio a él, porque le falta ese don, y esta realmente muy agradecido.


4. JUEVES
Adán
El nuevo ser asegura que se llama EVA. Muy bien; no tengo objeción alguna que hacer. Dice que puedo llamarla así cuando quiera verle cerca mío. Creo que jamás lo pronunciare por que no quiero que este cerca mío. Ahora, EVA se ha encontrado con una serpiente. Los otros animales y yo estamos contentos, por que la serpiente ¡HABLA! ¡Gracias a Dios la serpiente habla! Ya no la tendré que escuchar más. Ahora puedo descansar.

Eva
Nos llevamos muy bien ahora y nos conocemos cada vez mejor. Hoy le dije mi nombre, confiando en que le interesaría. Pero no le importo. Es raro. Si el me dijera su nombre me importaría. Conversa muy poco. Talvez esto se deba a que no es muy inteligente, y siendo razonable, trata de disimularlo. He nacido para vivir acompañada, y hoy he encontrado una verdadera amiga: la serpiente. Me habla y yo le cuento todo lo que me pasa. Con el tiempo creo que se convertirá en mi mejor amiga. Me hablo de la verdad y del árbol de la gloria y la belleza. Trate de contarle a él de lo que había hablado con la serpiente pero no le importo y simplemente se fue…a las venditas cataratas.

5. VIERNES
Adán
Hoy me fugue e hice otro refugio en un lugar lejano y borré mis huellas lo mejor que pude, pero ella me dio caza sirviéndose de un animal ha domado y llama lobo, y vino a buscarme haciendo otra vez ese lastimero ruido. La trate de espantar, tirándole unas frutas que había encontrado en el camino y comenzó a echar agua por los agujeros que le sirven para ver. Me vi forzado a volver con ella, pero escaparé dentro de poco, cuando se me presente la ocasión.

Eva
Mi primera tristeza. Hoy me huyó. Pero no me importo, creo que sigue con el juego de las escondidas. Me parece un poco tonto pero creo que su inteligencia no le da para más. Cuando llegue a donde el estaba, trato de complacerme con frutas. El problema es que no me las daba sino que me las tiraba. Y si fueran uvas o fresas, que me gustan mucho, no habría problema, pero me arroja piñas, sandias, papayas, mangos. Me di cuenta de que es un “Guache”. Si eso es un “Guache”.

6. SABADO
Adán
EVA ha vuelto a subir al árbol prohibido. La obligué a bajar. Me dijo que nadie la veía. Según parece, cree esto suficiente justificación para hacer cualquier cosa arriesgada. Después se cayó en la laguna cuando se estaba contemplando ella, cosa que hace a menudo. Eva cuenta que la serpiente le aconseja probar el fruto de ese árbol y dice que eso traerá como resultado una grande, hermosa y noble enseñanza. Yo le conteste que eso tendría otra consecuencia; la de traer la muerte en el mundo.

Eva
La situación ha vuelto a ser agradable y me siento feliz; pero los días pasados han sido tristes y trato de no acordarme de ellos. He tratado de conseguirle algunas manzanas, pero no he conseguido lanzar en línea recta los terrones de tierra. He fracasado, pero creo que mi buen deseo le gustó. Las manzanas son frutas prohibidas, y él dice que me ocasionaran daño. Pero si se trata de soportar un daño por agradarle… ¿qué me importa ese daño?

7. DOMINGO
Adán
Hoy paso. Estaba en las cataratas y tenía tanta hambre que me comí una de las manzanas que tenía EVA, y entonces pensé “Cuan maravilloso es ver todo ese vasto volumen de agua lanzándose hacia abajo… Más maravilloso aún resultaría que se lanzara hacia arriba”, en ese momento todos los elementos de la naturaleza se desencadenaron en un alboroto de guerra. Y vimos que los animales se comían los unos a los otros: la muerte había llegado, jamás volveremos al “Jardín del paraíso”

Eva
Al comer la manzana, sentí una extraña sensación en mí, de repente se me ocurrió: sentía pena. Pena de estar desnuda, tome unas ramas y me tape. Luego fui a donde él y después de comerse la manzana, también se sonrojo y con las pieles de los animales muertos en la batalla, nos hicimos un par de trajes apropiados. Hoy la culpa me embarga, creo que a causa mía, este paraíso ha terminado. Esta culpa habita en mí. Y siendo yo la primera mujer también me convierte en la última.


II. DESPUES DE LA CAIDA

DIARIO DE ADAM
Lo hemos denominado CAIN. Eva lo cogió cuando yo estaba colocando trampas en el campo, sobre la ribera norte del río. “Eso” se nos parece en algunos sentidos y talvez haya parentesco entre nosotros. He tratado de realizar experimentos para determinar la especie a la que pertenece. Después de las pruebas he concluido que no es pez, pues cuando lo arroje a la laguna para que nadara, no lo hizo. Tampoco es una clase de ave, pues cuando lo arroje al aire no voló, y si no es por EVA que lo agarró poco antes de estrellarse en el suelo, el pobre hubiera terminado por estar en el piso. Tampoco es un oso, porque no se para en las dos patas de atrás. Concluyo que es una especie de otro planeta.

Ahora parece que existe una camada de las criaturas raras, las de otro planeta. Después de irme de casería durante un tiempo, Eva tiene otro. Que suerte poder capturar otro de la especie. He tratado de convencer a Eva que me deje disecar uno para guardarlo en mi colección, pero se rehúsa a hacerlo.

Son criaturas como nosotros, tarde mucho tiempo en darme cuenta. Ahora hay algunas niñas. Caín es más manso que su hermano. Les tenemos mucho apego, mas la madre que yo. Después de todos estos años, comprendo que me he equivoque con Eva al comienzo, es mejor vivir fuera del jardín con ella que dentro del jardín sin ella. Al principio me pareció que hablaba mucho, pero ahora me dolería que esa voz guardara silencio y desapareciera de mi vida. ¡Bendita la manzana prohibida que nos aproximo y me enseño a conocer la bondad de su corazón y la dulzura de su alma!
ULTIMO ESCRITO DE EVA
Mi ruego y mi anhelo es que podamos irnos de esta vida juntos; un anhelo que nunca desaparecerá de la tierra y que encontrará lugar en el corazón de toda esposa que ame hasta el fin de los tiempos. Y que será llamado con mi nombre. Pero si uno de nosotros debe morir primero, rezo porque sea yo; porque él es fuerte, yo soy débil, yo no le soy tan necesaria como él a mí, y la vida sin el no sería vida. ¿Cómo podría sufrirla yo? Esta plegaria es también inmortal y será elevada siempre, mientras haya mi especie. Soy la primera esposa, y me refleja en la última.

ULTIMO ESCRITO DE ADAM
Hoy he perdido a EVA. Después de tantos años de su compañía y de su dulce voz que me alentaba a vivir, hoy cabe su tumba y la enterré. Se fue. Estas son mis últimas palabras colocadas en su epíteto que describen todo lo que significo para mí: “EVA: EN EL SITIO QUE ESTUVO ELLA, ALLI SE ENCONTRABA EL PARAISO”.


7.1. Escena 15 Llegan al rescate y Difunto indígena
Y así fue como todo empezó. Como ves desde que los hombres y las mujeres han sido creados, nunca han sido plenamente felices. El destino siempre les pondrá pruebas y avatares para ver hasta donde su amor aguanta. Y además…
Cándido: Mire señor…
Indígena: Amigo
Cándido: …Si, amigo. No se lo tome a mal, pero en este momento no quiero escuchar historias. No estoy de ánimo para crear en cuentos.
Indígena: No son cuentos, es la palabra. Y la palabra es cierta para el que la cree y el que la recuerda; por que recordar es…
Cándido:...recordar es vivir.
Indígena: Exacto, ahora comprende.
Cándido: Si…comprendo…siempre mi padre, me dijo estas palabras, conoció usted a mi pa…
Que es mi barco mi tesoro
que es mi Dios, mi libertad
mi ley la fuerza y el viento
mi única patria la mar.

Cándido se asomo por una de las rendijas y vio lo increíble. Los piratas venían a rescatarlo. En la embarcación se encontraban Manuel Maria Quintín de los Dolores Martínez Rodríguez, presbítero prófugo y hermano del difunto capitán; el obeso Rogelio, de mal porte pero buena sazón; Simpático María, marica de profesión, pero gran espadachín y Colé, su posesión de músculos mas preciada y médico de arte, y una cantidad de indígenas dispuestos a dar la vida por aquel que fue amigo de su gran capitán, pues este tenia gran conocimiento entre los aborígenes de esa tierra.
Cándido: Lo sabía, pronto seremos libres. No hay que perder la esperanza porque
“Si algo te sale mal,
No pierdas el tino
Si dios te creo perfecto
Perfecto es tu destino”
Bolas de metal y piedras eran arrojadas a la construcción, para liberar a los capturados, con tan mala fortuna que una de las balas, dio exactamente en la celda donde se hallaba Cándido. A Cándido no le paso nada, pero el indígena que le había contado la historia fue herido gravemente, sin posibilidades de sobrevivir.

Candido, acostumbrado a ver morir a los que pasan por su vida, lo tomo en sus brazos y lo recostó sobre su piernas y el Indígena se acomodaba para darle su última despedida a su amigo.

Indígena: ya que conoces la palabra, te entregare el tesoro mas preciado que tengo. Esta es la mitad de un mapa que hace mucho tiempo compartí con un gran hombre. El tomo la mitad y yo tome la otra. Juramos algún día encontrar esas dos mitades para encontrar el tesoro mas grande del mundo. Este mapa indica el camino al Dorado. Fue dado a nosotros dos, por un hermano que allí vive. Pero lastimosamente aquel hombre jamás volvió y el mapa no esta completo. Ahora ese será el deber de ti.
Cándido: Pues ya esta hecho. El hombre al que te refieres es mi padre. Me apena decirte que se encuentra muerto ya. Pero antes de morir me entrego esto. La otra mitad del mapa. Ahora puedes morir tranquilo amigo. Pues te encontraras con mi padre en el más allá. Cuando lo veas dile que lo extraño y que me hace falta. Dile que soy feliz y que ya entiendo el para que Dios me ha tratado de la forma como lo ha hecho. Dile que este tranquilo, pues el vive en mi. - Y los ojos del Indígena se perdieron en el infinito mundo de los muertos-.
Cándido: NNNNNNNNNNNNNNOOOOOOOOOOOOOOOO

8.1 Escena 16 El Dorado y el Genio Flash back
Mientras la batalla se daba lugar en las afueras, ya que los españoles repelían el ataque, Cándido aprovecha toma uno de los caballos que se encontraban en las puertas y huye en busca del tesoro que la vida había aguardado para el. Comienza su camino al tesoro más grande que las tierras de las Américas pueden contener: El Dorado. Lo que paso de allí hasta que él encontrara el tesoro, es otra historia que no es preciso contar, pero es mi deber decirles que encontró candido el sitio señalado. Pero para su sorpresa, en el sitio señalado de la ubicación de El Dorado no había más que arena y polvo. La majestuosidad, las aves multicolores, la ciudad erigida en oro, las hermosas mujeres denudas, los caballos de alados; no se encontraban allí. Aquella ciudad mística y conocida solo por leyendas, parecía ser eso, una leyenda.

El mapa indicaba que después de cruzar la cúspide emplumada, atravesar el río de la serpiente y alcanzar la llanura de los dioses, encontraría en la mitad del valle un árbol frondoso; pero en su lugar, había tan solo un solo chamizo de un árbol seco. Nuevamente el destino burlaba a nuestro pobre protagonista.

Y como la historia se acerca a su fin, y para dejar como última imagen la vida de Cándido, daré el epilogo, y que sea el gran protagonista quien se lleve los aplausos. Por ello diré el epilogo y después seguiremos con el fin de esta gran historia.
8.2 Escena 17 Epilogo
EPILOGO
Como vieron Cándido mucho sufrió
Pero con ahínco persistió
Lo cual la vida misma recompenso
Y con todo, una gran lección nos dio.

“Si algo te sale mal
No pierdas el tino
Si dios de hizo perfecto
Perfecto es tu destino”

Cabe decir que el hermano del pirata
Manuel María Quintín de los Dolores Martínez Rodríguez
Es mi tatara-tatara abuelo
Y aunque esto no rime
Es la pura verdad

Siendo presbítero en Valledupar
Inicio una larga descendencia
Que berraco, no hizo sino tirar
Cuando hacia el sexo debía tener abstinencia.

Pero de cómo vivió
Y todo lo que su cama conllevo
Es la tercera y ultima historia de la saga.

Os quedare debiendo la batalla de los 7 genios
Segundo relato de la saga
Pero os juro que los contare
O matadme clavándome una daga


Para terminar mi epílogo y seguir con la presentación
Citare la vida de un artista
Garrid es su nombre, cómico su profesión
Gracias Juan de Dios Peza

“Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.”

8.3 Escena 18 Prosigue el relato Genio Flash back
Enfurecido candido, tomo un pedazo de tronco y golpeo muy fuerte el árbol gastado. Le pego con tal fuerza que PAM, lo rompió.

Mucho humo salio después del golpe. Confundido, Candido disipaba el humo con sus manos; de en medio de la gran humareda una sombra gigantesca apareció. –BUENOS DIAS, MI LIBERADOR. POR TU GRAN FAVOR, ES MI DEBER, DEVOLVERTE ESTE, CONSEDIENDOTE UN DESEO

Cándido: Noooooooooooooooo, otra vez no. Lárgate. Ya te conozco. Lárgate con tus favores y tus deseos. Por ti comenzó todo esto. Si no hubiera roto esa lámpara no hubieses salido, tendría dos ojos; jamás me hubiera enamorado de aquella mujer, mis padres, Pangloss, la vieja y el negro seguirían vivos; mis manos no estarían manchadas de sangre; viviría el capitán y los indígenas todavía estarían vivos. Si no te hubiera pedido ese deseo.
Genio: Creo que me estas confundiendo. Yo no pude concederte un deseo, ya que es la primera vez en mil años que salgo a la luz.
Cándido: Eso fue lo que dijiste cuando te libere por primera vez
Genio: Debes referirte a otro Genio. Dime una cosa ¿El deseo que pediste tenia alguna regla o caución?
Cándido: Si darle a mi vecino el doble de lo que yo había pedido.
Genio: mi malvado hermano JULIAS. No te preocupes, yo no soy tal. Te diré: Somos 7 genios enserados por una antigua maldición de la batalla del origen de la tierra. Pero esa historia es larga y no es mi deber narrártela. Pero si decirte que por mi liberación tienes derecho a un deseo.
Cándido: No, seguro alguna trampa vendrá con todo esto.
Genio: No. Te lo aseguro, confía en mí. No hay trampas. Puedes pedirme cualquier cosa.
Candido: No te creo.
Genio: Mira, Cándido.
Cándido: ¿Cómo sabes mi nombre si no te lo he dicho?
Genio: Se muchas cosas. Soy un genio. Mira, te quejas de tu suerte, de tu destino, de tu vida….que tal si la cambias. Te doy la oportunidad de volver a vivir, cambia tu dedición, ¿que pasaría si no le pidieras ese deseo a mi hermano, que pasaría si le pidieras otro deseo?

Cándido se hallaba confundido. Dentro de le existían varias fuerzas que luchaban. Voces recorrían su mente. “Hijo recordar es vivir, este es el mejor mundo de todos los posibles; cuando los efectos son similares, las causas lo son también”. Pero en momentos como este lo único verdadero es la voz del corazón.

El genio después de mucho esperar le dijo: YA A PASADO UN TIEMPO SUFICIENTE PARA QUE ELIJAS TU DESEO, QUIERO, ME LO COMUNIQUES PARA HACERLO REALIDAD.

“Quiero volver a escuchar el canto de viento
Quiero poder respirar su aroma una vez más
Olvidar mi dolor borrar mi lamento, dejar que pase el tiempo por hoy sin
miedo gritar”

Cándido: tengo ya el deseo. Quiero que me lleves al pasado al momento en donde todo empezó, cuando me encontré a tu hermano. Pero antes quiero que me quites mis recuerdos. Borra mi memoria, quiero no acordarme de nada.
Genio: ¿Ese es tu deseo?
Cándido: Si así es. Ese es mi deseo.
Genio: Que así sea. Y PAM.
–BUENOS DIAS, MI LIBERADOR. POR TU GRAN FAVOR, ES MI DEBER, DEVOLVERTE ESTE, CONSEDIENDOTE UN DESEO. PERO TAMBIEN ES MI DEBER ADVERTIRTE QUE POR UNA CLAUSULA DE MIS MAESTROS, TODO EL DESO QUE ME PIDAS, A TU VESINO ES MI DEBER TAMBIEN, DARLE EL DOBLE.
Cándido: -Perdona pero ¿no nos conocíamos antes?, tengo la extraña sensación de que esto ya lo había vivido… En fin, quiero que me quites un ojo, quiero que me dejes tuerto.






FIN...

Texto agregado el 07-09-2006, y leído por 238 visitantes. (1 voto)


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