Siempre vive el amor en silencioso sueño,
Hasta que otro lo despierta con su presencia;
Para anunciarle que ya tiene amoroso dueño,
Donde volando juntos funden en una su esencia.

En ese vuelo de sutiles eternidades despiertas,
Yacen las más secretas palabras inmaculadas:
Donde se entrelazan las almas en par abiertas,
Para entibiar las sombras antes tan heladas.

Con su esencia alba de candorosos sentimientos,
Conjugan el argot de los eternos enamorados;
intercambiando las promesas y pensamientos,
En el dulce aroma de los cuerpos amparados.

Hay desvíos en los caminos de los corazones,
Sangrando minutos que por ahora son eternos:
Que suceden por tomar equivocadas razones,
Al oír consejos que nos conducen a los avernos.

Más no se pierden eternamente en estas lejanías,
Pues el lazo se mantiene incólume en los corazones;
Dando paso a los besos después de tantas letanías,
Vence siempre el amor sobre todas las necias razones.

Cuando se ama de verdad todo el tiempo se concede,
Aunque nos desangre la apremiante y espera amarga;
Donde muy lentamente cada acontecimiento se sucede,
Con la esperanza de retomar el amor el alma se recarga.

Déjame despertar en tu sonrisa cada día que nos queda,
Arropándote de mis besos cada noche que tu alma sueña;
Desligándome de dudas infatuadas cada vez que pueda,
Para amarte y que de mis caricias seas la única dueña.

Toma mi mano para pasear por tus sueños si me dejas,
Abrázame en la distancia con tus mensajeras caricias;
Que el jardín en que reposas tus dolencias ahora viejas,
Florecen ahora como promesas de nuevas delicias.