Nada de cierto tiene esta historia.
¿Como no ha de saber donde ir?.
Cuando era pequeño, más que hoy, solía salir a caminar por el campo sin ninguna dirección. Claro, normalmente los caminos eran más o menos los mismos, pero siempre habían algunas variantes que le daban sabor al recorrido. Era entonces cuando se iban descubriendo grandes y pequeñas cosas al andar. Recuerdo aquella ocasión cuando estando en el descanso habitual de mi paseo, me tiré de espaldas para contemplar las nubes que había en el cielo, y comencé a imaginar cosas en ellas. Pasé larguisimo rato en esa entretención, viendo toda clase de artefactos, animales y hasta a mi abuelo pasar por los aires volar. Creo que es el paseo que recuerdo con más claridad de todos.
Como quisiera volver a ver las nubes con la misma candides de mis ojos de niño de ayer. Tal vez de esa manera podría imaginar un nuevo sendero que me prmitiese volver a sentir ganas de caminar sin importar donde llegar, y quizás asi, volver a mirar hacia el cielo y con la misma sonrisa de antes, soñar.
M.A.