Se encontraba uno de esos típicos y cursis amantes realizando el acto de amor más profundo e inspirado que había aprendido... caminando por la calle iba diciendo:
-Me quiere!, no me quiere!, me quiere!, no me quiere!?..
en fin, este amante llevaba en su mano una hermosa flor, pero no cualquier flor, era una flor de un tamaño impresionante (aproximadamente de unos 1324 pétalos), mientras la miraba fijamente, seguía repitiendo esas hermosas y profundas palabras:
-Me quiere!, no me quiere!, me quiere!, no me quiere!..
El tiempo no quiso detenerse, los suspiros y pensamientos de amor de aquel amante tampoco quisieron detenerse, sin embargo, por un instante el amante se dio cuenta de que los pétalos de aquella flor se terminaban, entonces todos se detuvieron, el tiempo, los suspiros, el amor..
Aquel amante se acercó aquella hermosa flor, la miro fijamente y dijo por ultima vez:
-Me quiere!, no me quiere? ¡ME QUIERE¡¡ME QUIERE¡, esta hermosa flor me quiere y yo la mate.
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