No quiero sentir que mi día,
se convierta seguramente en tu noche;
pues hace patente mi mano tardía,
al tenerte lejos en mi reproche.

Deja que me olvide ahora de tu pasado,
no cotejemos derroteros de otros cuerpos;
partir desde cero es siempre menos pesado,
para volar dejando atrás a nuestros muertos.

Transportado en el tiempo he llegado,
me encontré paseando por un sueño;
en el centro encontré un cofre sellado,
que dentro un beso rezaba,
ya eres mi dueño.

Déjame raptar de pronto tus almohadas,
para que me cuente en secreto que tramas;
subir de la mano el árbol de un cuento de hadas,
para construir nuestro nido en alguna de sus ramas.

Algo falta en el brillo de mi mirada extraviada,
para poder iluminarla con el reflejo de la tuya;
al contemplarte embelezado de tierna novia ataviada,
forjando el universo que nos toca antes de que huya.

Un paseo por tus sueños me invitaba,
a seguir la senda de los vientos;
al traerme de pronto tu voz calmada,
por este viaje a través de los tiempos.

Pues heme aquí en presencia etérea,
antes de ser luego en presencia cuerpo;
sentiras mi brisa como caricia aérea,
cuando llegue por fin a tu puerto.