… y muchos venezolanos se habían acostumbrado a pagar por sus derechos, porque la ley que imperaba era la del soborno, tanto así que cuando hijos viajaban solos a los Estado Unidos se solían advertirles “Y no se te ocurra intentar sobornar a un policía que allá no es como aquí”: y, a pesar de los chistes y de alguna que otra queja, quien pudiese pagar por sus derechos y/o por su impunidad, no sólo se había acostumbrado a que las cosas funcionasen de tal manera sino que sabía sacarle provecho y en el fondo se sentía bien de que las cosas aquí fuesen así.
La vulnerabilidad del ciudadano era abusada si no pagaba por su invulnerabilidad. En realidad era un país sin la más mínima noción de derecho pero con inmensos privilegios fácilmente asequibles para todo aquel con capacidad para sobornar (era una vida fácil).

Ahora bien, describo una costumbre muy arraigada en la venezolanidad, comprendo perfectamente el sentimiento de desarraigo de muchos venezolanos en el exterior cuando el policía que los multa no sabe quienes son o los arrestan ante el ofrecimiento de dinero, o pierden pleitos, muy en contra de lo acostumbrado, pierden el suelo, pierden su soberbio sentido de realidad, quizás teman sentirse como “uno más” al no poder pagar por no serlo.

Reitero que es una costumbre muy arraigada en la venezolanidad, por supuesto: proveniente de la inercia dejada por la colonia en donde “¿No sabes, torpe, quién soy yo?” podía producir su efecto. Tal costumbre, creo yo, no podrá desarraigarse quizás en varias generaciones, pero intuyo, veo, entreveo que sufrirá algunas imprevistas modificaciones. (No podemos saber si para mal o para bien: la venezolanidad va más allá de supuestas revoluciones, revolucionarios o no todos hacen parte de la venezolanidad, que surjan nuevos personajes en posiciones privilegiadas abusando de la vieja manera no es de extrañar. Lo que realmente sería de extrañar es la destrucción total de la venezolanidad –es decir: la aparición de un estado de derecho – pero me cuesta mucho creer en tales cosas… quizás, si estos tipos nos traicionan, la arrechera general será tan de puta madre que un cambio real y total sí pueda darse: la completa destrucción (a cambio de la muerte lenta)).