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Inicio / Cuenteros Locales / JUAN_JOSE_GUTIERREZ / Una casualidad entre un millon

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Ana Maria era una mujer de esas de las que escasean, de esas que se envidia a quien puede estar junto a ella. La naturaleza de vez en cuando crea algo así. Eso al menos me han contado. Era limpia de alma y de espíritu. Estudió en un buen colegio y fue la primera de su promoción. Conoció a Eduardo en una fiesta de medicina. Ambos congeniaron y pronto descubrieron que estaban hechos el uno para el otro. Y ahí nació su historia. Una dulce y tierna historia de amor. Lo mismo da nombrar a Ana que a Eduardo. Eran tal para cual. Cargados de detalles, comprensión, amor. Se escuchaban, se idolatraban, se amaban profundamente. Pasaron algunos años y su relación se afianzó. Sufrieron los avatares del destino, las marejadas de la vida, las tormentas, los huracanes, pero si uno flaqueaba, allí estaba el otro para ayudarle. En lo bueno y en lo malo, en la tristeza y en la alegría, en la salud y en la enfermedad. Jamás se traicionaron, jamás tuvo sitio entre ellos la mentira, la duda, las vacilaciones. Eran felices. Su mundo nacía cada atardecer cuando acababan sus trabajos y se reunían en una tasca cercana a tomar algo y a comentar los avatares del día. Había magia, pasión, devoción, una comunión perfecta entre sus cuerpos y sus almas. Ambos sabían la importancia de los detalles, de demostrar el cariño, el afecto, el respeto, la comprensión, y avivaban ese fuego todos los días, con la mejor de las maderas, sus corazones.

Ana un día tuvo un sueño, algo muy extraño, y como todo en su vida se lo contó al día siguiente a Eduardo. En su sueño estaba sentada y él le hablaba:

Érase una vez un sueño Ana, amor mío. Te contaré su historia. Pero olvida tus perjuicios, porque los sueños, sueños son. Cuando intentas cogerlos, cuando ese sueño revolotea entre tus dedos, tomando mil formas y colores, cuando toma forma de serpiente y va recorriendo tu cuerpo, sube por los pies, por la ingle, revolotea por tu cintura, surca tus pechos, sube y sube hasta tu cuello. Allí se introduce y va derecha a tu cerebro, a tu mente, donde juega, donde crece, donde vive. Los sueños son listos y buscan los atajos para llegar a su meta. Se transforman, se elevan, se vuelve humo azul y ya no son materia. Intentas cogerlos y vuelan, como la vida, como los momentos, como el tiempo, como las gaviotas, pero, para que pierdes el tiempo? Porqué hay gaviotas en Madrid?, como vas a coger el humo?, como vas a agarrar un sueño?, es que no sabes que si lo intentas morirá sin remedio?. Triste dilema, si lo intentas morirá, si no lo intentas no abrá nacido, y no hay peor muerte que lo que no existió. Que vas a hacer? Empezaré por el principio:

*Se dice que quieres subirte en una nube, recorrer el cielo, tocar las estrellas, lograr una comunión perfecta, conocer y tocar el amor?
*El qué? El amor? Que es eso?
*Nada boberías de los sueños, ya te lo explicaré en su momento. Escúchame, recorres el firmamento en esa nube, pero llueve, y esa nube desaparece, porque las nubes siempre desaparecen. Porque tienen un principio y un fin, como tiene que ser. Y esa montura tan especial, ese …….mmmm…..como definirlo?, comunión con Dios? Nooo, eso suena ridículo, aaaah ya se, es un río de sangre para el corazón, para tu corazón, 15 de octubre de 1988,…
*No entiendo nada, cada vez menos.
*Ahí es donde comenzó la historia, ahí es donde esa nube descargó, ese rio de sangre fluyó, ahí nací yo.
*Pero me dijo que era el pasado, añorado, olvidado, envidiado, que el futuro fue distinto.
*Futuro?? Jajajaja. Lo que desaparece jamás vuelve, tenlo claro. Una vez tuve un amigo, una vez tuve un amor y una vez tuve un pasado y todo, todo, no ha vuelto. Cógelo, saboréalo, disfrútalo, vívelo, porque lo que se va, jamás vuelve.
*No entiendo nada. Suena triste.
*Te lo explicaré. Te contaré una pequeña historia porque te noto un poco dispersa. Me dijo que hacía cuatro años. Cuatro no significa nada. O si?? Cuatro puede ser una cadena de TV, o puede ser un día especial, o puede ser …..puede ser…siempre el puede ser, el quizás, el tal vez. Pero de eso nada, estamos aquí y ahora, o sea que sigo. Cuatro era el número de años que llevaba sin……
* sin que? que pasó?
*………hay la impaciencia. Lo único que te puedo decir, porque si no no sería un sueño, es que la amistad, como el amor, cuando mueren, mueren, no hay retorno. Lo que murió es pasado. Tenlo en cuenta. Alguna vez has visto algo mas bonito que una rosa blanca, o roja, o azul o verde?. Pues cuando ese capullo se dobla, se muere de hastío, es triste, y duele, pero no vuelve, si se fue, no lo dudes, no volverá. Lo que murió, murió.
*Pero solo hablas de sueños?
*Y que es la vida sino un sueño?. Nos agarramos a esa nube, queremos subirnos, queremos formar parte del arco iris, añoramos un sueño imposible y pasa el tiempo. Y de pronto añoramos aquello que creemos no tener. Lo intentas pero nunca sales del abismo, mientras mi cuerpo se resiste a caer. Olvídalo todo, no seas necia. Piensa que en los sueños no hay olor, ni sabor, ni color, ni dolor, porque son sueños.
*Cada vez te entiendo menos.
*Vale, bajaré de las nubes. Me pondré en el mundo terrenal. Recuerda lo que me contaste aquel atardecer violeta donde el fuego apagó tu sed?
*Recuerdo ese día pero no me acuerdo qué te conté.
*Pues te lo recordaré. Me hablaste de una mujer, no recuerdo su nombre, porque en los sueños ya sabes que no se pueden recordar los nombres. Era ideal, era perfecta, olía a miel, sabor perfecto, color maravilloso, estado ideal, es todo tan relativo como que estamos aquí. Me contaste tantas cosas, tan maravillosas, pero faltaron los detalles, no se depilaba nunca?y el período? No lo tenía? No sudaba? Y cuando enfermaba, su aliento era fresco y sano?
*Ay, cállate, no seas …., somos sueños y los sueños, sueños son.

El sonido de una guagua despertó a Ana. Vaya sueño mas extraño! pensó. Se levantó, le dio un suave beso a Eduardo, lo tapó y empezó el ritual de prepararse para otro día mas. Miró a su mundo, allí durmiendo y no pudo evitar una sonrisa. Cuánta felicidad sentía, la mujer mas afortunada del mundo.

Y ahora querida amiga te podría contar cientos de páginas de esta bella historia de amor. Pero, como la vida, las historias tienen un principio, un desarrollo e inevitablemente un fin. Lo triste, es que, como en mi caso, cuando conoces el fin, el desarrollo es aburrido. Para que hablar de amor si conozco el final? Para que contarte tantas bellas historias si conozco como acabó? Eso es lo malo de saber. Matas el desarrollo, el nudo, el argumento, porque conoces el final.
Pues no perdamos más tiempo y prepárate a conocer el final de esta historia. Es uno pero podría ser otro, te contare el que se me ocurrió hoy:

**Ana cogió el A4 y se fue a trabajar. Estaba feliz, radiante, con el recuerdo de su amor, con su olor, con su dibujo en su retina. Aquella autopista era interminable. De pronto aquel coche, surgido de la nada……, de pronto aquel resplandor, de pronto aquella luz, de pronto todas esas imágenes como en un álbum, Eduardo….su Eduardo,…………y murió de inmediato. Fue un choque frontal, Aquella mujer venia borracha. Todo acabo.
La Guardia Civil despertó a Eduardo y le contó el trágico suceso. Destrozado acudió al laboratorio del forense. Su Ana Maria, destrozada, quemada casi por completo. (Te ahorrare todos lo detalles que pasaron por la mente de Eduardo querida amiga y las imágenes que allí acontecieron). La Guardia Civil le hizo entrega de sus objetos personales. Su cartera (con su foto), sus llaves, aquel coqueto espejo, aquella pintura de labios que tan loco le volvía, su móvil,…. Lo poco que se salvo tras el impacto.
Se fue al primer bar que vio, ahogaría sus penas en alcohol. Cogio el móvil y se puso a mirarlo. De pronto vio un mensaje y lo abrió. No daba crédito a lo que veía. Imposible. Y abrió otro, y otro y otro. Su mundo se desmoronaba. Nada tenia sentido. Esos mensajes…… “Ana Ma, nos vemos a las 19 en Takis, después al hotel de siempre, te echo de menos, te quiero mucho, a que hora quedaste hoy con Eduardo?”, y otro y otro, ….. Estuvo mas de una hora leyendo los sms, hasta que se agotó la batería. Intentó reactivarlo y no sabía el PIN. La lágrimas corrían por sus mejillas. Fue al hotel, como un muerto viviente y le pregunto al portero por Ana Maria. DOS AÑOS llevaba esa habitación a su nombre. Dos años. Y paso del amor mas absoluto al mas enfermizo de los odios. Se convirtió en un indigente y jamás volvió a pronunciar aquel maldito nombre, jamás volvió a tener contacto con nadie que lo conociese, que le pudiese recordar su vida anterior. Así acabo su vida, Eduardo, el enamorado, sumido en la pena y el olvido, sumido en el pais del nunca olvidar. Así murió Eduardo, con su nombre en los labios, Anamaria, mi amor.
F I N.

Esta es la historia. Ahora te contare lo que Eduardo nunca supo. Espero que no fuese el relato muy pesado. Lo escribí hace unos meses, pero lo dejé a la mitad. Déjame que te cuente lo que Eduardo nunca supo. Porque en esta vida hay que saber confiar, hasta la muerte si es preciso, por aquello que amas, por una amistad, o por un ideal. Esta historia es para demostrarte que las apariencias engañan, que los detalles y las casualidades a veces tergiversan la realidad. Eduardo nunca supo que aquel móvil no era de Ana Maria, era de la persona que iba borracha. Tenía una historia con su jefe, un banquero adinerado. Se llamaba Ana Marbella y llevaban dos años viéndose a espaldas de su marido. Su móvil fue un regalo de su jefe


Texto agregado el 22-05-2007, y leído por 79 visitantes. (0 votos)


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