Otra vez sentada aquí, con los mismos objetos, sonidos, un vaso de agua, el celular, cenicero y los infaltables puchos. El viento mueve lentamente las hojas produciendo la entrada de una ligera brisa a esta casa echa de ladrillo sólido, colores de comisaría, inviernos acogedores y veranos fulminantes de calor.

Estamos en pleno verano, después de un crudo y frió invierno, uno de los más fríos que yo recuerde. Pero ya paso, llego este calor que te quema la piel, cambiando ese flanco de muerta a un chocolate dulce y sabroso. Nace el amor para algunos, que de alguna u otra forma deben conseguir su deseado amor de verano. Para otros florece la reflexión de fin de año produciendo un cierto cambio en actitud, en busca de un mejor futuro ya sea en lo laboral, amor o familiar.