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Reclusión

Era ya el cuarto día desde que Cecilia había salido de su casa por ultima vez y la comida en la alacena ya comenzaba a escasear, no estaba segura de cuanto tiempo mas podría seguir con esto.
Parecía que la casa se hacia mas chica con cada día que pasaba , sin embargo la sola idea de salir a la calle le infundía un enorme terror , imaginar las miradas de extraños sobre ella hacían que su corazón se acelerara tanto que los latidos se podían escuchar por toda la casa . Por eso trataba de no pensar en ello , pero sabia que la eventual salida era inevitable , lo cual exacerbaba el constante estado de stress en el que se encontraba.

Durante el día dejaba todas las cortinas de la casa cerradas y prendida las luces de todos las habitaciones y durante la noche las apagaba y permanecía en la oscuridad, el aislamiento y la falta de luz natural comenzaban a tener efectos en su estado mental y cada vez veía mas lejos la posibilidad de dejar su casa, auque esta parecía cada vez menos , un sitio seguro para estar, con los constantes ruidos ,sombras y destellos de luz blanca que se veían día y noche .Para el sexto día de encierro el teléfono había sonado ya 11 veces y ninguna había sido contestado , probablemente la mayoría habían sido llamadas del trabajo y otras tantas, advertencias sobre el pago de la luz, la cual ya le habían cortado para el noveno día.

La comida en la alacena parecía desaparecer pero Cecilia estaba comiendo menos que nunca y a ese ritmo solo duraría máximo una semana más.
El interior de la casa se encontraba en una oscuridad perpetua, con excepción de un par de velas que había puesto en la cocina y en su habitación. Ya no se podía distinguir el día de la noche, los ruidos que escuchaba dentro de la casa parecían cada vez menos alucinaciones distantes y se volvían cada vez mas reales y mas constantes mientras que los ruidos de la calle desaparecían como si la casa estuviera aislada del exterior.

Cecilia nunca había sido la persona mas estable, pero la angustia y la paranoia se habían acrecentado demasiado en los últimos meses a raíz de la serie de incidentes que la llevaron a su estado actual.

Todo empezó dos meses atrás cuando recibió en la oficina en la que trabajaba una carta de una admirador secreto, la carta iba acompañada de un pequeño poema , lo cual le pareció cursi, pero el evento le sirvió para distraerse de la rutina del trabajo y de paso darle una pequeña ayuda a su autoestima.
Al pasar las semanas las cartas anónimas se empezaron a hacer frecuentes y el tono de estas se torno ligeramente inquietante, nunca amenazantes y siempre respetuosas, quizás demasiado formales y dando la impresión de que el autor era alguien muy cercano a ella.
Hasta que un día, después de dos semanas de recibir cartas casi diario, recibió una carta incluía una serie de ocho fotos de Cecilia tomadas en diferentes partes de la ciudad ;de compras en el supermercado, de camino al trabajo , saliendo del banco etc. Fue entonces obvio que estaba tratando con alguna especie de acosador. En ese momento la idea la paralizo, alguien la había estado observando y tal vez la observaba en ese mismo momento, podía ser un compañero de trabajo, podía ser cualquiera.
Acudió a la policía , pero las cartas no dejaron de aparecer sobre su escritorio ,algunas veces con mas fotos.
La angustia se empezó a volver insoportable, ya no podía funcionar con normalidad y el miedo invadía todos sus pensamientos.

Hasta que finalmente decidió recluirse en su casa. Para entonces su mente estaba demasiado alterada como para darse cuenta de que esa no podía ser una solución permanente.

Para el catorceavo día de aislamiento ya prácticamente se había agotado la comida a pesar de que Cecilia había estado comiendo lo mínimo necesario para poder mantenerse con vida,e incluso a pesar del deplorable estado psicológico en el que se encontraba, se dio cuenta de que tenia que dejar la casa para conseguir comida, después de de varias horas deambulando desesperadamente por la casa paralizada por la idea de tener que salir ,y sin saber siquiera que hora era , reunió el valor para hacerlo.

Fue a su habitación a recoger su bolso, donde recordaba tener algo de dinero.
Después de buscarlo desesperadamente por lo que le parecieron varias horas, lo encontró por fin debajo de la cama.
Al abrirlo encontró una serie de veinte fotos de ellá en diferentes habitaciones de la casa y fue entonces que se dio cuenta de que el acosador había estado con ella en la casa… todo el tiempo.

Texto agregado el 19-01-2008, y leído por 140 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
08-02-2008 muy buen texto, muy buena trama, aún con sus errores "de edición" eso no se vuelve obstáculo para frenar la lectura... me gustó en verdad, con un remate estupendo _ednushka
 
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