Hola mucho gusto, bienvenida a mi vida. Entra y acomódate donde te plazca porque en este momento me da lo mismo verte aquí o allá, desnuda o vestida en lágrimas. Déjame besar tus labios anhelados y prohibidos. Déjame pertenecer a tu círculo vicioso y enfermizo sin intención de romperlo.
Cierra los ojos y no pienses en ese futuro que siempre te acecha desde el pasado.


Grité como nunca hacia el universo por confabular en contra de mis intereses, como si desvalorizándolos me hiciera más fuerte. Lloré, siete de la noche y rogué por un beso poco sincero… tome café y chantillí y debido a mis 10 cigarrillos, perdí la conciencia.


Desperté y estaba a mi lado representado en una fotografía.
Salí. Llovía. Tras varios minutos de viaje y de espera, llegó. Me miró, sonrió y me sentí feliz.
Ahora, luego de todos esos besos robados y entregados, lo pienso y escribo sobre usted…