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Para escribir solo hace falta una idea o simplemente inercia, avanzar inconcientemente sobre el abecedario buscando palabras, letras que puedan musicalizar, ayudar a la situación demencial de la cual están sujetos muchos, pero muchos no quieren decir nada y lo guardan, como guardar un tesoro. Lo refunden tan hondo en su isla que llega el día en que se les olvida donde lo dejaron o que es lo que dejaron escondido en ese baúl. Después llegan las consecuencias, que por obra del destino, todos somos presa, de la memoria breve, de ese destello de historia que se quedo en el pasado y como bala perdida un día llega a flote en tu mente y te atraviesa dejándote fulminado en el suelo, pidiendo ayuda y pidiendo por tu vida. A veces las memorias regresan, perdón, las memorias siempre regresan. Realmente uno no sabe por que no se pueden borrar, somos una cinta en constate grabación, nada para, todo se registra desde lo mas mínimo que queda como una cosa borrosa hasta lo mas detallado, como un par de ojos unos labios, unas manos, unas palabras. Para ejemplo puedo decir que cada vez que escucho “I’m so sorry”, lo unico que aparece en mi mente es Morrissey, y no importa quien lo dice o de donde lo escuche, simplemente esa pedaso de frase me a dejado con un buen sabor de boca para toda mi vida.

EL viento se deleitaba con la presencia de su cuerpo en esa pradera de tonos dorados con colores pastel. Desde lejos solo observaba, no era de hombres andar espiando, pero no existía nada que detuviera esta confusión que solo viéndole desertaba mi mente. Sentado en la cerca alado de las vacas y gallinas estaba tomándome un café negro extremadamente amargo, en una de esas tasas que la tía tenia desde los tiempos de la revolución. El olor a estiércol ambientaba la escena pero nada de eso me podía desviar mi vista a ella, en la pradera. Era ahí donde colgaban las prendas después de lavar, era ahí donde estaban puestos los postes que alambres unían y donde a las orquillas se les daba el uso adecuado, aparte de ponérselas a tu hermano en las narices y en los pezones por andar de chismoso, que andas de musgo mirando a la vecina. Era de día, y eran mis últimas vacaciones por estos lados del centro de la republica. Ahí todo es verde y negro, todo tiene sabor mas profundo, tanto tiempo viviendo en la ciudad se pierden tantas costumbres tantos sabores y colores que cuando uno regresa, todo parece tan vivo y solo quieres revolcarte en esa espesa masa de sentimientos viejos y de historias de antaño. Pero la vecina me borro todo, no pensé en nada, ni en el bisabuelo paliando contra el régimen de Porfirio, ni de la tía ordenando las vacas a las cinco para almorzar alas seis con leche y nata. Estaba tomando mi café con ella, aunque ella no lo sabia. Nada pudo haber agregado mas melancolía mas que el mismo sol alado de ella, empezando a dar sus primeros destellos de luz a esta parte de la tierra. Algo me dio por cantar y aunque ahí en esa parte el reggae no es escuchado, solo pensaba en una canción de Gondwana, la cual era princesa. Cantando tomando café y observando.

Mi vida es hermosa porque existes tu,
hermosos son mis días porque veo tu luz
llevas ese fuego que hay en mi corazón
para toda mi vida tu eres la razon....oooh!

Es que tu cariño conmigo compartiste,
ya no estoy triste, no estoy tristeee
y a cambio de nada tu amor me diste,
ya no estoy triste, no estoy tristeee.

En ese entonses…………..


Texto agregado el 30-01-2008, y leído por 119 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
30-01-2008 umm café ardiente.. verdequetequieroverde
 
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