La tormenta
La tarde tan soleada de pronto se puso gris, un gris ya acercándose al negro, el color del cielo competía con el del asfalto, de pronto cayeron unas gotas previniendo a los peatones de lo que se avecinaba, al momento esas gotas se transformaron en una cascada gigantesca, acompañada de un sinfín de relámpagos, y tremendos rugidos, la calle se convirtió en un río, en el cual se formaban miles de coronas tan perfectas que cualquier rey las envidiaría, con cada gota de agua una corona mas sofisticada.
La furia del cielo en momentos se calmaba, para embestir mas fuerte iluminando de una forma espectacular la noche.
Los autos que pasaban semejaban tablas de surfing por las olas que levantaban a su paso.
La lluvia menguo dejando un sonido acompasado al golpear en la acera, cual si fuera el cauce de un rio entonando esa melodia cantarina que apacigua el espíritu y calma la ira.
Ya tranquilo después de contemplar esa maravilla de la naturaleza.
Ver caer la lluvia y sentir esa brisa en el rostro y el contacto de ese liquido vital al mojar la ropa, pude apreciar que es bonito ver llover y si mojarse.