Rojo ordenó un poco el desorden imperante en su departamento, jamás había invitado a cuatro recién conocidos a su hogar y necesitaba dar la mejor impresión posible. Pasado las 14:00 se fue a encontrar en el lugar indicado con Azul, Verde y Celeste, en tal orden llegaron al encuentro y cuando estuvieron juntos, fueron al supermercado para comprar los ingredientes para preparar una pizza. Cada palabra y gesto era analizada por los cuatro jóvenes y hasta el momento, las impresiones de la noche anterior se corroboraban.

Verde era un completo deslenguado, con una fijación casi enfermiza por tocar temas sexuales, algo que a Rojo le chocó, porque no acostumbraba a tales niveles de desmesuras. Celeste en cambio, parecía no poder despegarse de su celular o de su nintendo Ds, a Rojo incluso le parecía que aquello lo divertía más que la compañía del resto y Azul siempre estaba en una atemorizante calma, parecía ser el más reflexivo y parecía estar analizándolo todo a cada segundo. Los cuatro caminaron hasta llegar al hogar de Rojo. Antes de comenzar a cocinar, tomaron un par de refrescos y snacks y se pusieron a charlar de sus vidas:

Verde parecía vivir una tormentosa relación con Amarillo, el Dj, quién aún no olvidaba a su ex, Azul había terminado recientemente con Azul cielo, unos años mayor que él pero seguían manteniendo una amistosa relación, Celesta en cambio parecía estar hace mucho tiempo sólo, ninguna relación había resultado y no tenía interés por iniciar alguna y cuando todos hablaron, Rojo se sintió en confianza para narrar su reciente tragedia, y nunca esperó las reacciones que generó su historia:

-¿Dijiste Marrón? – Preguntó Celeste.

-Sí, ¿Lo conoces? - Respondió Rojo temiendo lo peor.

-Algo, nos juntamos una vez, pero nada pasó- Dijo Celeste sin darle mayor importancia al hecho y sonando sumamente desinteresado- lo conocí antes de que se volviera lo que es hoy- Agregó.

Azul también conocía la fama de Marrón, aunque no por los mismos motivos que Celeste, sino porque estudiaba en la Universidad, la misma carrera que Violeta, pero el muchacho ya estaba en sus exámenes finales. Rojo recién comprendía que de quien se había enamorado era de un fantasma, una ilusión, un chico que tal vez alguna vez existió pero que nunca fue el que conoció.

La tarde fue avanzando y tras cocinar y comer, cada uno debió partir, cada uno vivían en extremos de la ciudad, demasiadas diferencias para haber simpatizado tan bien, como que de cierto modo, los caracteres de los cuatro armonizaban muy bien juntos.

Cuando Rojo se vio nuevamente solo, pensó en lo que Celeste le había contado y se desilusionó un poco de Marrón, pero no lo suficiente como para arrancárselo de una vez por todas de su mente, llevó algunos platos sucios a la cocina, se fue a su escritorio, inició sesión y ahí estaba Marrón… Rojo que quedó un par de minutos con la ventana de charla abierta, contemplando la imagen de su avatar. Aquellos ojos marrones y sus pestañas increíblemente curvadas parecían ser el centro de toda la ilusión o el último vestigio de bondad en Marrón. El parpadeo del cursor de texto en la ventana incitaba a Rojo a iniciar una charla, su corazón latía al mismo son, pero no quería ceder, no deseaba ceder… escribió casi sin pensarlo “Te extraño” …pero luchó por no enviarlo y lo consiguió…prefirió desconectarse e ir a ver un poco te televisión, ahora esta alegre, ese pequeño gesto era un gran avance y un aumento en las posibilidades de poder erradicar a Marrón de su memoria, una tarea que cada vez se hacía más necesaria pero no tan viable, lo importante es que ahora tenía tres nuevos amigos, tres matices de la vida en donde poder obtener consejos, apoyo y fuerza.