TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / fitos / silencio inerte

[C:383265]

SILENCIO INERTE
Nadie sabe lo que hace,
ojos de fuego azul,
eterno resplandor
entre sombras de eterna inspiración,
verdosa crucifixión al entrañable pasto,
cual jaguar en la selva,
felino de fuerte corazón.

Teo Issac Pope


Rafael Avila Cardoso

I
En aquel otoño, cuando recorría las calles de lo que alguna vez fue Iberia, junto a mi amigo Teo, recordaba pasajes de nuestras expediciones a distintos lugares de Europa. Sin lugar a dudas su mejor recorrido fue por el Sena; ahí concluyó sus conjeturas y terminó nuestra investigación, sin embargo, se permitió terminar el recorrido, quizá solo para tener de qué conversar este día de Otoño.
Teo siempre insistió en que el Dios egipcio Ra fue copiado por otras culturas de Europa; yo siempre alegué que la lógica apunta a que el Dios Sol fue la base para todos los dioses paganos de la antigüedad, desgraciadamente nuestra investigación no fue concluyente. Al parecer los dos tenemos razón. Sin embargo esto no fue suficiente en Oxford, pues del resultado de esta investigación dependía el prestigio de la universidad, resultado que Teo decidió no publicar, en cambio se opto por concluir que lo único que tienen en común Europa y Egipto Antiguo es la primera letra.
Gracias a esto mi ingreso a la universidad como catedrático estuvo asegurado; mi cátedra de Historia es una de las mas concurridas en Inglaterra. Para desgracia de Teo no pudo continuar debido a sus constantes parrandas y a roces con alguna autoridad del consejo de honor.
Hoy el Ferri por el que viajamos en el Sena se encuentra hundido, buena embarcación, sin embargo un mal capitán y un timonel ebrio le pusieron fin a sus viajes. Teo quiere ponerlo a funcionar nuevamente, difícil para su situación financiera. Mientras caminamos por Madrid el me comentó:
T:-El don de la palabra es un privilegio que no me gustaría tener, hablar se convirtió en algo vano, suerte muda del que nació sin lengua, maldición de los que dialogamos.
Quizá tenga razón, aunque para mis ambiciones es absolutamente estúpido pensar como él, en mi opinión hablar es un privilegio que pocos tenemos. Me limito a comentarle que soy uno de los catedráticos mas consultados de Oxford, a mi tutela tengo a muchos estudiantes, así que la palabra es algo esencial para aclarar consultas importantes. En realidad he visto poco a Teo desde mi ingreso a Oxford, sólo dos ocasiones durante congresos de historia, lamentablemente mis deberes como orador dejaron tiempo escaso para ponernos al día.
T:-Ya tenía conocimiento pleno de lo concurrido de tu cátedra; lo magnánimo está en duda, la historia no tiene como premisa a la lógica; la irracionalidad es constante en la conducta de los hombres.- me comentó.
Me importa muy poco lo que piense de mi cátedra alguien ajeno al mundo académico. A pesar de que Teo no es para nada un idiota, trate de ignorar su comentario.
T:-Sabes, he presenciado algunas ocasiones tu cátedra, es fastidiosa, no existe contribución a la materia, hablas de conjeturas viejas y poco certeras, leer no significa conocer-.
-Y qué me puedes enseñar tú, tus opiniones pueden ser validas en bares, para mí no es mas que un comentario al aire. Di lo que te plazca.
T:-Como quieras, la historia es algo que se instruye comprendiendo los hechos; no en lo contado por los vencedores. Aquel que pretende enseñar con su verdad divulga mentiras y verdades inciertas. El periodo se cumple, el inicio reciclado y regresa al punto crítico-
-Mejor hablamos en otra ocasión, es tarde y mi conferencia comienza en 15 minutos, ¿Te parece si nos vemos en París la próxima semana? Después de la conferencia tengo una cena con el rector de la universidad y miembros destacados del congreso; parto temprano mañana-.
T:-Correcto, te veré en Paris en una semana-.
La despedida fue breve frente al auditorio. Dijo que asistiría a mi plática, sin embargo al fin de esta se marchó sin decir nada.

II
Hace tiempo que no salía de Inglaterra para algo que no fuera un congreso, así que parecían mis primeras vacaciones, estaba emocionado en verdad. Todo parecía nuevo, hasta el aire se sentía más ligero. Luego de instalarme fui al encuentro con Teo que me estaría esperando en la antigua estación del ferri.
Me comentó de nuevo el plan de poner funcionar el ferri y, pensándolo bien, no era tan descabellado. La embarcación flotaba y las reparaciones estaban casi concluidas; lucía de forma espectacular, mucho mejor que en sus días de oro. Una embarcación digna, sin lugar a dudas, de un gobernante.
Teo me propuso ir a tomar una copa para celebrar. Era mi oportunidad de hacerme de ese tesoro, el temperamento de Teo me serviría de ventaja. No cabe duda que era mi destino ser dueño del ferri. Entre copas discutimos algunos temas intelectuales, sus ideas fueron claras, sobre todo cuando hablamos de la utilidad de las personas y de los papeles que nos tocan interpretar, recuerdo que dijo:
T:-La utilidad de las cosas como de las personas dependen del público, cuando mira a otro personaje la utilidad acaba y es hora de salir de la escena para convertirte en una sombra tras bastidores. Algunas veces cambia tu papel y tu utilidad se ocupa de nuevo, como ocurrió a la suerte de nuestra embarcación. En particular la idea de utilidad depende de fechas, así como la originalidad y la verdad. Nuestras historias son meras repeticiones de una vida ya vivida. Conforme pasa el tiempo las historias sólo ven cambios en sus personajes y en sus medios de darse a conocer. A lo largo de la historia no han existido tantos humanos como insectos en este momento, así que nuestra utilidad es un reciclaje que el tiempo emplea para hacernos entender que todas las grandes ideas las han tenido todos los hombres y que todas carecen de genialidad. Este ferri se hundirá de nuevo, así como tu vida, como la historia, el brandy que tomas y mis ideas ya contadas. En general ver se hizo mas fácil que soñar-.
-¿La naturaleza es perder tu utilidad y empujar a morir entonces?- dije
T:-Como todo lo que conozco, no lo sé con exactitud, quizá el mejor ejemplo sería un ciego que mide con su bastón la temperatura de la indiferencia humana, sólo que en este caso la temperatura se la toma a lo burdo de las acciones-.
-¿En verdad crees que esto se trata de hacer por hacer? Yo creo que se trata de vivir cómoda y felizmente, la felicidad reside en tu poder y en la verdad que el público da de ti. En palabras que se pueden entender, se trata de tener una buena reputación y moldearla para ser lo que quieres ser.
A pesar de que ninguno aceptó la postura del otro, seguimos bastante tiempo bebiendo brandy, hasta el punto de perder la compostura, una situación favorable para las apuestas sin sentido y destapar mis intenciones.
El juego favorito del emperador Napoleón Bonaparte, el blackjack, fue mi cómplice en la búsqueda de mi objetivo, el temperamento de Teo no podía resistirse al reto de sumar 21. Mi inteligencia me llevó lejos. La base de la apuesta era el ferri.


III
De vuelta, después de mi incursión francesa, traje el ferri a mi casa junto al Támesis para su viaje inaugural, fue un largo trayecto pero gracias a Teo, mi capitán, llegó sano y salvo a su destino.
La primera velada estuvo llena de tensión. Mientras cenamos junto a las personalidades de Londres y Oxford, Teo se retiró para pasar la noche fuera. Traté de convencerlo de quedarse argumentando necesidad de la presencia del capitán, a lo que se limitó a responder.
T:-Déjame en paz si lo que vas a decir no es mas hermoso que el silencio mejor cállate-.
Me molestó que tuviera la firma intención de hacerme quedar en ridículo frente a mis distinguidos, cosa que era inaceptable para alguien de mi nivel y el suyo. Sólo pude decirle a Teo:
-Discutir a tu nivel seria rebajarme, aquel que vence a alguien más débil se ve mal, mejor retírate a emborracharte como es tu costumbre-.
Se retiró como le ordené; eso sí hizo bien. Algunos compañeros me sugirieron buscar otro capitán, otros me recalcaron la grandeza de los comentarios de Teo “Palabras de un don nadie que perdió su tesoro más preciado en un simple juego a 21. Gran audacia, crítica vencida”, me limité a contestar. La desazón fue el motor para lo que vendría.
Al siguiente día, por la tarde, cuando Teo por fin se dignó a aparecer, me encontraba en mi embarcación atendiendo asuntos de suma importancia para el futuro de mi empresa, así que pedí al mayordomo que lo hiciera esperar, yo lo atendería después de tomar un Martini. Pasado el tiempo adecuado lo llamé, me enfadó su actitud tranquila como si no hubiera pasado nada, se sentó frente de mí, saludó y se excusó contándome que se durmió en una calle que desconocía y le costó llegar a mi casa. Traté de ignorar su tontería, y le reprimí por el ridículo que me hizo pasar la noche anterior. Él me contesto:
T:-Sabes, en ocasiones me pregunto si la inteligencia realmente existe o es una falacia inventada por los que quisieron callar el silencio o contar las gotas de un río-.
No tenía idea de lo que hablaba, me dirigí al timón, tomé el cuchillo que puse junto a él, me abalancé sobre Teo y lo conduje a la maldita espera en donde está el mejor tiempo perdido.
Mi mayordomo llamó inmediatamente a la policía. Cuando llegaron la indignación se presentó, pero nadie desgarró el silencio.

Al día siguiente los periódicos informaron:
“La universidad de Oxford se cubre de luto, ayer por la tarde uno de los grandes de la cátedra ha fallecido, el catedrático Teo Isaac Pope se suicidó en su embarcación junto a su casa de Londres. Que Dios perdone su alma”.

Texto agregado el 08-12-2008, y leído por 132 visitantes. (3 votos)


Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]