No me mueve nada
ni barras, ni barreras
ni el azul, ni las estrellas,
ni la constelaciòn falsa
que esta atrapada en la bandera.

Mis pasos no se guìan hacia el norte
se enraizan aqui,
aqui, se duermen,
se arrullan con el cantar del monte.

No sàcia mi sed el oro,
ni el no tener
me quita el hambre,
esta sangre derramada
es la que lloro,
sangre derramada por mis padres.

No me mueve nada
ni a mi corazòn tampoco
yo respeto a este suelo
y no conozco ningun otro,
y digo con voz eterna
que la tierra en la que me levanto
se levantarà sobre mi cuando muera.

Para Maritza, mi hermana... te debo una todavia.