Pancha la plancha no quiere trabajar, ve mucha ropa arrugada y se niega a calentar. Pero qué hago mamita -dice Sebastián- necesito la camisa estirada debo ir a la escuela a estudiar. No te preocupes hijo mío. -dijo su mamá- pediré prestada una plancha, porque arrugado no irás. Pancha se enfurece mucho y de rabia se puso a calentar, pero se calentó tanto, tanto que quemó el pantalón de papá. ¡Esta plancha ya no sirve! -dijo Sebastián- mejor la tiro a la basura y otra nueva, con gusto trabajará.
Texto agregado el 24-09-2009, y leído por 1364 visitantes. (3 votos)