el tiempo frustrado refunfuñaba, que tenia prisa por irse, fugaz...
nosotros valientes, temibles, le dábamos la espalda y nos empeñábamos por deformarlo.
cuando no miraba nos fundíamos fugaces, y el nos acechaba desesperado,
llegaba tarde, llegaba tarde...el tiempo siempre tiene prisa, menos para los que lo amordazan.

hacia sonar al cuco, sonaba el cocodrilo, pero nos hacíamos los sordos, y es que lo estábamos.
ciegos y sordos del calor de nuestra sangre hirviendo.

mudos, amordazados con los labios del otro.

furiosos y salvajes como una gran tormenta de ultramar...nuestros labios.
así los sueño, como un naufragio de dos navíos, como la lucha de dos titanes, que cruzan tridentes y rayos en una danza eterna, un baile fugaz en la eternidad de un segundo deformado y amordazado a nuestro antojo.