TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / snooptwo / Una Historia de Héroes: Ep. 4

[C:447905]

Una vieja historia.

Tom Akagua no escuchaba la clase de Rowan’seray. Miraba hacia la ventana, directamente al árbol que coronaba la imagen. Sentía, con esto, una irreconocible tristeza en el pecho. El manzano del jardín se deshojaba muy rápido.
(Qué feo día)

El sol resplandecía pero parecía como si unos enormes nubarrones cubrieran el cielo. Era, por decirlo así, como si los colores se estuvieran desvaneciendo muy de a poco. Las hojas que caían del árbol describían combas en el aire y se apilaban en la base del tronco. No estaban secas y marrones, sino blancas y grises, como si en lugar de haberse secado, se hubiesen transformado en ceniza.

(¿Puede ser que en verdad el mundo se est’e quedando sin Bel?, no, eso es imposible) pensaba Tom. Pero había escuchado los rumores.
Durante los últimos meses, los cuentos y las historias se multiplicaron en cantidades absurdas. En el norte, más allá de Dos Caminos, antes de llegar a los arroyos secos, los campos solo cosechaban piedras, malas hierbas y esperanzas truncadas.

Las carretas ya no frecuentaban los caminos del sur, porque los bosques se habían convertido, según los últimos valientes, en lugares tenebrosos. Algunos hablaban sobre nigromantes agrupados en colonias, pero todas estas menciones macabras se hacían en voz baja.

Esos eventos hacían que la gente desempolvara viejas historias sobre la Peregrinación, el Bel y el Palacio Espejismo.

(¿Será verdad todo eso?, ¿el Renacimiento?)

En ese entonces, según los libros del colegio, después de la caída de la Serpiente que marcó el final de la Era de las Leyendas, el Bel empezó a morirse. Tom sabía que hubo un largo viaje. Después del evento que fue conocido como el Renacimiento, el mundo recobró el Bel y se llenó de vida, de resplandor y empezó la Era del Imperio.
Siempre le había gustado esa historia porque contaba grandes aventuras, con caballeros valientes, lugares exóticos y espectaculares batallas y al final del camino, estaba el Palacio Espejismo, cuyas colosales paredes de oro y diamante, sus caminos alfombrados, sus mil luces que rivalizaban con las estrellas, en fin, su majestuosidad digna de un paraíso era una de las leyendas más conocidas y más hermosas de todas.
Ahora…

(La gente se odia. Es como si no se conocieran. Y el árbol se deshoja antes de tiempo. No, no se deshoja. Se desvanece, junto con los colores. Y las nubes están cada vez más bajas y el viento cada vez más frío)

Desde niño, Tom había escuchado los cuentos sobre un Segundo Renacimiento pero los adultos se cubrían la boca o hablaban en voz baja, adoptando expresiones alarmantes y sombrías. Tom no entendía qué podía tener de malo una aventura como esa. Pero claro, solo era un niño. Los niños no ven los dientes del mundo.

(Bren Akagua todavía tiene pelo negro en la cabeza y una pesada barba del mismo color. Es pequeño, pero muy ancho y musculoso, es decir, la clase de fisonomía que deja toda una vida como herrero.
Está sentado en un sillón frente a la grisásea chimenea de su casa. Junto a él, el señor Luna comenta, cabizbajo, las nuevas preocupaciones. Tom está hechado en el suelo detrás del sillón, jugando con unos muñecos de madera: uno representa a un dragón y el otro a un caballero con una larga espada.
Entonces el señor Luna habla sobre algo que Tom en ese momento no comprende: “El Segundo Renacimiento”, lo llama, y Tom sabe, por el tono de voz del adulto, que era uno de los temas que él prefería no conocer. Sin embargo, se mantiene en silencio, decidido a no perder detalle:
- Hay que tener cuidado en esta época, Akagua’don- dice el señor Luna- Vi luces en mi campo hace poco. Y las ovejas están asustadas. Vi luces rojas. Parece ser que Mort empezó a gritar en la Posada de la Rosa antes de morirse.
- Alucinaba- dice Bren, mientras se acaricia la barba- Todos sabíamos que Mort bebía esa cosa que te vuelve loco. Estaba todo el día con las botellitas encima, y divagaba constantemente.
- No, Akagua’don, Rosa Godines lo vio antes de que se muriera y dijo que no estaba bebiendo esa porquería. Dijo que empezó a gritar sobre… sobre la Locura y sobre… bueno, ya sabe. Mi esposa tiene miedo, pero ¿qué le puedo decir yo?, y a donde quiera que uno vaya, se encuentra con historias sobre lo de Mort.
- Son cuentos- dice Bren Akagua, con su cálida sonrisa.
- No, mi estimado, no, nada de cuentos. Escúcheme con atención. Hay rumores en el Templo de la Luz. Dicen que… venga, escúcheme, dicen que… que el Bel está enfermo.
- Imposible, mi buen señor.
- Y que se aproxima el Segundo Renacimiento, para bien o para mal.
- Luna’don, hay gente con ganas de desempolvar viejos cuentos, eso digo yo. El Renacimiento se puso de moda en las casas de cerveza y es cierto que se escucha hablar mucho sobre el tema. Pero opino que no podemos echarle la culpa al Bel por un par de campos secos y algunas malas noticias del exterior.
- Como sea, también escuché que empezaron a buscar al Kiseki.
- ¿Aquí, en Aramis?
- En todos los pueblos de la Baronía del Viento. ¡Akagua’don, le digo que es un tema serio!, Fromanu dijo que el Kiseki está cerca, y parece que en el Templo de la Luz están tratando de encontrarlo para poner en marcha el Segundo Renacimiento.
Tom se queda pensando en ese nombre. ¿Qué era el Segundo Renacimiento?, ¿Y cuál fue el primero, después de todo? Tendría que preguntarle a su padre al respecto. Quizás se tratase de alguna maravillosa historia de viajes. Sigue escuchando el cuchicheo un poco más... pero no tarda en descartar todos esos comentarios que parecen preocupar tanto a alguien grande y fuerte como el señor Luna)



La preocupación de las personas era evidente. Creció con el tiempo y con las malas noticias. Cada vez que Tom caminaba por la calle escuchaba conversaciones inquietantes. Algunos, reunidos en apretados grupos, hablaban sobre la vuelta del Rey Serpiente. Miraban a ambos lados antes de decir esas cosas. Otros hablaban del Bel. Pero, ¿podía un rumor manifestarse como una sombra?, ¿una historia podía oscurecer hasta los rostros de los niños?, Tom había pensado que eso era imposible, pero ahora empezaba a creer lo contrario.
(Es como si todos llevaran un velo cubriéndoles la cara, una especie de máscara extraña. El malestar se había instalado y los colores se estaban marchando)

Cierta vez, mientras estaba haciendo unos recados para su padre, Tom vio como echaban a una anciana de un negocio de telas. La dueña del local la amenazaba con una escoba y le decía que se fuera con sus cuentos espantosos a otro lado. Detrás de la agresora, dos niños lloriqueaban y se abrazaban entre ellos.

No había más temor en el rostro de la vieja que en el de la señora que sostenía la escoba como una espada, Tom era capaz de ver esas pequeñeces.

(El mundo está cada vez más gris)
(…)
(Cada vez más triste)

El seray Rowan Itcha caminó hasta la ventana del aula, con las manos tras la espalda, y miró hacia afuera. No lo supo, pero en ese instante él y Tom Akagua estaban viendo el mismo árbol. Rowan parecía que siempre pensaba o meditaba, a veces era inexpresivo y otras veces sonreía con la soltura de un niño. Había sido un muchacho atlético, y todavía conservaba en buena parte su galante físico:
- Rowan’seray- una mano se alzó en medio de la clase.
Era Cristian Salle, un muchacho delgado y alto, de cabello enrulado y grandes anteojos confeccionados en metal negro:
- ¿Qué es el Segundo Renacimiento?- preguntó el muchacho.
Tom se enderezó. La pregunta lo había despertado como un baldazo de agua. A juzgar por la expresión del seray, a él también lo había tomado por sorpresa. ¿Era acaso que todos en el aula estaban pensando lo mismo?, era tenebrosamente posible.
Rowan miró a la clase, descubrió en todos los alumnos la misma mirada, y soltó un suspiro:
- No es lo que tengo que explicarles, ahora estamos viendo ecuaciones y…
- ¡Por favor, Rowan’seray!- dijo un muchacho, al fondo del aula.
Entonces se armó un alboroto en el que todos le pedían al seray que contara la leyenda (aunque muchos ya la conocían). El único que no participaba en el bullicio era Tom, que miraba a su seray y descubría en su expresión el poco entusiasmo por hablar del tema.
Por supuesto, West tampoco decía nada:
- Muy bien, muy bien- dijo Rowan, moviendo las manos- Les contaré.

Tomó una tiza y dibujó en el enorme pizarrón verde un pictograma. Era un círculo pequeño con dos líneas perpendiculares que lo dividían en cuartos. Estas líneas sobresalían del círculo y así quedaban como cuatro puntas:
- ¿Quién sabe lo que significa ese símbolo?- preguntó el seray.
- Es el Bel- dijo un muchacho.
- Perfecto.
El seray escribió debajo del símbolo la palabra BEL con letras mayúsculas:
- Bel y Baj no son lo mismo, ¿saben la diferencia?- continuó el seray, dibujando en el pizarrón otro pictograma.

Este nuevo dibujo era exactamente igual al símbolo del Bel, solo que cada una de las barras terminaba con una punta como de flecha:
- Bel es el destino y Baj es el camino- dijo el mismo niño, casi en un suspiro de desaprobación- Pero, ¿qué tiene…?
- Exacto- interrumpió el seray- Aunque yo más bien diría que el Bel no es el destino, sino que el destino está “hecho” de Bel. Verán, el Bel es la magia que sustenta al mundo. Se lo conoce también como el Aura del Destino o como el Brillo de los Cielos. El Bel se manifiesta en los seres vivos, marcando su camino, y ahí se lo conoce con el nombre de Baj.

- Entonces Baj es sólo otra palabra para el destino de las personas- meditó otro chico.
- No es tan así- continuó Rowan- Pero es una idea bastante atendible. Para poder entender las diferencias, necesitaríamos muchísimas clases sobre filosofía de la magia.
- ¡Pero nosotros queremos saber sobre el Renacimiento!- exclamó una chica.
Rowan sonrió:
- Muy bien, sólo les estaba dando un pantallazo general.
Después guardó silencio, meditó unos segundos, y levantó la cabeza:
- Todo esto ocurrió hace muchísimos años, cuando el Imperio del Loto Blanco apenas existía. En esos tiempos el Bel empezó a morir, por decirlo de alguna manera. Mejor dicho, empezó a desaparecer. Supongo que pueden imaginarse las consecuencias, después de aprender el concepto del Bel, ¿no?... las historiass dicen que los campos se secaron, las tormentas derribaron ciudades en el Norte y varias plagas y pestes castigaron desde Broken Lagoon hasta Calamires. Es común que cuando el alma pierde su fuerza el cuerpo se debilite. Pasaron muchos años de decadencia y… apareció la Locura. Nadie sabe cómo. El cielo era cada vez más gris y los colores ya no existían, el mundo estaba hecho sólo de blanco, gris y negro. Y cambiaba de forma.

(Los colores… ¿eso está pasando ahora?) Tom volvió a mirar el árbol ceniciento. Conocía la historia, pero Rowan’seray tenía una capacidad especial para atraer la atención de sus alumnos, y Tom no quería perder detalle de lo que decía. Rowan era, de hecho, un escritor:

- Entonces llegó el Kiseki.
- ¿El Kiseki?- preguntó alguien.
Rowan’seray asintió moviendo la cabeza. Dibujó en el pizarrón un tercer símbolo. Eran tres líneas onduladas, una debajo de la otra, y sobre ellas, el pictograma que representaba el Bel:

- También se lo conoce como El Luminoso, en las Lenguas Viejas. Ése es su símbolo. Imagino que viene de la creencia de que el Bel fluye por su sangre.

Hubo un silencio de aprobación por parte de la clase, que le decía a Rowan que tenía que seguir hablando. No obstante, sabía que esos chicos estaban preocupados así que tenía que contar una versión de la historia que hiciera omisión a las tenebrosas palabras de las Lenguas de Rokia, aquellas palabras que, con el transcurso de los años, habían adquirido significados peligrosos:
- Su nombre era Pedro Beller- continuó- Cuando se supo que él era la única esperanza para Sorian, se llevó a cabo la Gran Peregrinación. Para ese entonces, los valles, las montañas y los bosques estaban llenos de seres de la Infra…- sacudió la cabeza, y continuó- digo, animales peligrosos, que se nutrían con la muerte del Bel y la Locura. La caravana de viajeros estaba compuesta por gente de todos las aldeas y de todas las Baronías, y tenían que proteger a Pedro Beller hasta llegar al Palacio Espejismo.
- ¿Entonces existe el Palacio Espejismo?- preguntó Linda.

- ¿Quién sabe?, está tan lejos que muchos lo consideran sólo un cuento. Se dice que el Palacio Espejismo está atado al mundo directamente por el Bel, y es así como tiene varias existencias en el Tuyu, que es la unión de todos los universos, como ya estudiaron. Pero eso es demasiado embrollado para ahora. El caso es que el Kiseki tenía que llegar hasta el Palacio Espejismo y completar el Ritual. Sólo así se restauraría el Bel y volverían los colores. Se trataba de un sacrificio, y en este punto depende de qué libros leas, todos dicen algo diferente.

- ¿Por qué?- volvió a preguntar Linda.
- Así funcionan las historiass- sonrió Rowan- Es por eso que no se las puede interpretar al pie de la letra. Es decir, por dar simples ejemplos, algunos dicen que Pedro Beller jamás llegó hasta el Palacio, que murió en los Campos Escarlata a causa de un veneno. Otros dicen que sí llegó y se fundió con el Bel, formando el nuevo mundo. La mayoría de las historias, sin embargo, dicen que tuvo que sacrificar su vida allí, porque su sangre era la única capaz de sanar a un Sorian moribundo. Cuando se completó la peregrinación, el mundo volvió a nacer. Por eso se llama la leyenda del Renacimiento.
Después de esa explicación, el seray contempló a la clase que se encontraba en un peculiar estado de silencio y meditación:

- Alumnos- dijo, sonriente, como restándole importancia al asunto- No tienen que preocuparse. Yo también escuché los rumores y…
- ¿Iba a decir Infraexis, verdad Rowan’seray?- preguntó un muchacho, al fondo del aula.
Consternado, Rowan levantó la cabeza. El muchacho continuó:

- Digo, cuando contó eso de los monstruos. Estaba hablando de la Infra…
- Si, de eso- interrumpió el seray.
- Pero si dice que son solamente historias, ¿por qué no quiere pronunciar esa palabra?- preguntó Linda, con la expresión de alguien que ha sido dolorosamente entusiasmado y luego decepcionado.
El seray sonrió, pero sabía que su expresión no era tibia y reconfortante, sino helada, y lo sabía. Antes que dar serenidad, esa era la cara de alguien que sostiene una mentira a la que una brisa puede destrozar:
- Porque hay palabras y palabras, Linda. Algunas son feas para ser pronunciadas. Otras son tristes. Y otras solamente sirven para preocupar.
A este punto, cerró los ojos y logró sonreír de una manera tan pura y honesta que Linda se sintió consolada.

Sin embargo, no consiguió evitar que la clase se distendiera en una discusión. Escuchó varias cosas, pero prestaba particular atención a aquella palabra que no quería escuchar. Nadie la pronunció:
- ¿Y Sarr?- preguntó un chico llamado Bernardo Fanera- A veces pasa por la puerta de mi casa, diciendo cosas sobre los colores.
- Sarr es un borracho- dijo alguien al fondo del aula.
- Va de cuento en cuento- dijo otro.
Solamente Tom estaba en silencio. Él miraba el árbol. Ese terrible árbol:
- ¡Clase!- exclamó Rowan.
Terminó la disputa:
- Escuchen. No se viene el fin del mundo, el Renacimiento es una leyenda vieja que a alguien quiso poner de moda. En cualquier caso, no tienen que asustarse. No hagan… no hagan caso a los rumores.
(Vio el árbol… vio el árbol y sabe que no son rumores… sabe que se acerca el Segundo Renacimiento, que está en marcha desde hace varios años.) Pensó Tom. Y de pronto, como de súbito, tuvo miedo.


La casa de Tom Akagua quedaba lejos del colegio, sobre un monte, de modo que en su caminata pasó frente a las enormes puertas del Convento de las Mujeres. Se detuvo un instante porque las clases allí también habían terminado. El sol estaba poniéndose y el cielo había adoptado un adormecido color naranja.

(¿Qué ibas a decirme? Del Templo y eso…)
(Ah, oh… nada, otro día hablamos. Más a la noche.)
(Bueno… ¡Me tengo que ir!, ¡voy tarde al colegio!)

Romyna probablemente ya estaba en su casa. Tom pensó en ir a verla para saludarla otra vez y también para preguntarle qué le había querido decir en el monte, pero no podía. No tenía tiempo. Había prometido ayudar a su padre a entrar la leña:
- Fue un tiro peligroso el tuyo- escuchó.
Era West Samson que se acercaba. Cuando estuvo a su lado, se cruzó de brazos y miró hacia el convento. El Baj, que en todo cuanto hay mete sus manos, se había tomado la molestia de juntar a esos dos chicos por medio de Romyna Lumiere:
- Algún día…- murmuró Tom.
(No es tan especial) se decía, pero en seguida dudaba, se confundía y pensaba que, en realidad, debía haber algo en West que él no alcanzaba a comprender.
(Si, lo admito, es el más habilidoso en las clases de combate… no se cansa tan rápido, se viste a la moda pero… eso no es nada, es algo en su mirada), solía pensar:
- Sin embargo, tuvo buen balance- meditó el joven Samson.
- Gracias.
- No importa.
- Hoy es el cumpleaños de Romyna, ¿la saludaste?- preguntó Tom
- ¿Sí?, ¿hoy?- dijo West, con las manos enfundadas en los bolsillos- Es cierto, me había olvidado.
- ¿Al menos lo sabías?
- Si, una vez me lo dijo. Creo que voy a ir a saludarla a su casa ahora.
- Está bien.
West y Romyna también eran muy buenos amigos, pero él ya se había olvidado de dos cumpleaños. Si se olvidaba de ése también, Romyna se enojaría. No tenía que regalarle nada (a esa hora, sería imposible conseguir algo más o menos decente) solo tenía que decirle “feliz cumpleaños”. Para Romyna Lumiere, eso era mucho más que suficiente.


Con pesar, Tom supo que, viniendo de West, ese saludo valdría para ella más que el collar que él le había regalado.

Texto agregado el 28-03-2010, y leído por 106 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
29-03-2010 He leído con gusto tu relato. Un placer.***** susana-del-rosal
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]