No hay peor loco que el que le habla a los pájaros

ni peor enomorado que al que le contestan.



Véndeme ese momento tuyo y del viento,

alquílame el cansancio que guardas en la mochila,

el perfume que llevas a la deriva,

los pasos que no has dado por los parques desconocidos,

réntame la consciencia de que los árboles son sombrillas,

tú efectas las cuellos de los hombres que cuando pasas voltean

miran la muerte de tu espalda, la barbilla de tus caderas.

Estas sombras debajo de mis ojos

me están enseñando a amarte todo el día.

Préstame el silencio que no haces,

los momentos del sexo con nadie,

tira y levanta las muertes de todos,

las vidas de calle;

uno no puede vivir con tanta gente

como poros sin dueño.



Déjame domar tus cabellos

y obligalos a caer en mis hombros.

Eres un espejo donde el agua se desviste,

donde los peces bailan como locos.

Siempre que estoy contigo

duerme un violín en mi oido y hace fiesta.

El amor es un niño ajeno cuando aun no ha existido.

El enamorado no necesita alas,

ni fuego y juega con la luna sin viento.

el amor es un suicida

que quiere aventarse dentro de un elevador.

¡Qué desastre!

¿Qué mundo has creado con sólo decirlo.

Véndeme el simulacro del último beso toda la vida.

El corazón es un desesperado sin prisa, que nada espera

y espanta a las nubes que balam sin dueño.

Déjame que mi pecho te encuentre tirada en rosas

de terciopelo.



Tienes tanta magia en ti

que espero que de tus ojos salgan conejos.

Tócame con tus manos de fuego sin llagas.

Eres las mujer más hermosa, despeinada por mis manos traviesas.