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Lo conoció poco antes de titularse, era alto y un poco duro de rostro pero de amable sonrisa, por eso cuando llego a hacer la practica y le vio por primera vez con su frete severa y sus ojos amistosos pensó para si que si algún día Dios le regalaba el asunto de ser madre, quería tener hijos con los ojos de ese hombre y sus labios remarcando sus caras. Se pasó semanas mirándole desde lejos mientras acarreaba el café que le mandaban a traer, el mal del practicante, ese que se dedica a hacer de todo, menos de lo que fue preparado. Le asignaron un escritorio, que casi no usaba, junto a la fotocopiadora, don él llegaba con pilas de papeles y se quedaba ahí por largos minutos donde duplicaba su carga de regreso a su puesto, fue en una de esas ocasiones donde su parlanchín animo, le hizo hablarle:
-uy que hartos papeles traes hoy, ¿que te quieres quedar conmigo que inventas que fotocopiar?-Interrogó sin medir consecuencias.
-No solo vengo a verte un rato porque dejaré la maquina copiando sola.- respondió frío.
No supo que decirle y así pasó que no se hablaron más hasta dos días después en ascensor.
-¿Cuándo termina tu practica?-Interrogó mirándola de pies a cabeza.
-EL viernes.- contesto ella sin despegar la vista del tablero.
-¿y el sábado sabes que harás?-continuó
-¿Quién y para que pregunta?- le evadió.
-Yo, quiero invitarte a salir, pero cuando ya no trabajes acá porque no me gusta salir con las de mi trabajo.- contesto seguro.
-Pues si quieres puedes sentarte a esperar porque yo no salgo con hombres que duplican papeles.- Contesto algo confundida.
-levanta’ de raja.- la increpó herido en su machismo.
-estaré para ti seguramente.- replico sin titubeos.
-Ya po’, no seas fome, ¿el sábado?- Insistió
-bueno.-cedió
-¿en donde?- interrogó insistente.
-no sé.
-como no sé, ¿saldrás conmigo si o no?
-si
-el sábado, digo este sábado, ¿cierto?
-no, yo te dije que si pero no te dije cuando.- dijo saliendo del ascensor caminó hasta el escritorio y tomo asiento, el la siguió de lejos.
-Ya po’ no me hagas rogarte.- Pero al decir eso, los ojos de ella brillaron, ¿acaso era capaz de rogarle?
Salieron dos sábados después, caminaron por la costa hablando de las aventuras del colegio y de las locuras de universidad. Se besaron por vez primera frente a una iglesia abandonada y se dieron todo durante casi siete meses en secreto de todos quienes les conocían.
Un día, agotados, de éxtasis sexual, sudados y jadeantes se atrevió a preguntar.
-¿Porque no le cuentas a tus amigos de mi, digo a los del trabajo, a tus amigos po’?
-Para que si tu no le has contado a nadie.- replico sonriente e idiota.
-Porque tu no querías, pero ahora le quiero contar a todos.- contesto ella enamorada, pero el no le respondió, tuvieron que pasar dos meses para volver a tocar el tema, cuando dos pequeñas líneas azules le indicaban que en veintiocho días más no habría sangrado. No dijo nada, salio del baño sin sonrisa, cogió su cartera y caminó hacia el edificio de practica, a la entrada el conserje le salio al encuentro.
-Buenas tardes, ¿a que piso se dirige?
-A ninguno quiero que le entregue esto a Matías Casttel del piso 11 oficina 57, dígale que se lo manda la madre del que viene en camino y que el ayudo a crear. Que me haga el favor de llamarme a mi casa cuando la oficina entera lo sepa y que si no le cuenta a nadie que se olvide que tendrá un hijo y que se olvide que alguna vez me tuvo a mi.- Dicho esto le entrego el palito blanco y se fue a su casa, pasaron cinco meses y el teléfono no sonó para ella, finalmente y de la mano del conserje del edificio recibió una nota en la oficina donde ella trabajaba, que decía lo siguiente:
“Ya lo sabe el edificio entero, ahora llámame tu cuando toda tu empresa sepa que tienes pareja y que es el papá de la guagüita que estás esperando y si no le dices a nadie, olvídate que tuviste un hijo conmigo y cuando nazca dile que se quedo sin papá porque eres una levantada de raja. Te quiero tonta”
Luego de leerla se sonrojo, solo una de sus amigas del trabajo lo notó
-¿te sientes bien? estás como paliducha, ¿te pasa algo malo?
-no, nada, es que al fin el tengo papá a mi gugua.- Dijo feliz tres meses después se caso, con una gugua en brazos, con el de los ojos amistosos y sonrisa amable.

Texto agregado el 01-12-2010, y leído por 105 visitantes. (1 voto)


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