A pocos instantes de caer en el abismo sin fin de la soledad. Divisé y me escabullí tras una luz incandescente que ofendía mi visión... corrí y camine por largo tiempo hasta alacanzarla y cuando la atrapé... ¡Te encontré! con los brazos abiertos hacia mí, con una mirada tierna y purificadora que caló hasta lo más profundo de mi ser.

Me hablaste y me dijistes: ¡Estoy aquí para tí! y te acepté con premura, quedando atrapada sin imaginarme en este amor tan puro, maravilloso... Simplemente... Divino.

¡Me encontrastes mi amor! justo cuando más te necesitaba para dar una bocanada de aire fresco y limpio a mi ser. Lograstes recuperar a un corazón el cual de antaño había olvidado, encendiéndolo en pasión... ¡Bendita pasión! que aviva mi existencia haciédola más ligera y agradable.

¡Te amo! por existir, por representar lo mejor que poseo en la vida, por amarme sin exigencias y sobretodo....Por ser sólo mío.

Seré toda tuya hasta el fin de nuestros días, ya que abriste un paraíso en ese camino a la felicidad infinita y jamás volveré a sentirme sola.