-Así que, ¿crees en la magia?- le preguntó, mientras mantenía su mano sobre el cubilete
La pregunta era extraña. Mejor dicho, estaba fuera de lugar. ¿Qué sentido tenía una pregunta así en ese momento? ¿Cómo iba ella, precisamente ella, a creer en la magia si había pasado toda su vida negándola?. Minuto a minuto, segundo a segundo había vivido rodeada de esquemas, axiomas, postulados y deducciones; su vida no había sido más que una cadena de largos razonamientos perfectamente lógicos y completos. Y ella era la conclusión final. Tan sólo eso.
Sin embargo, ¿por qué la intrigaba tanto esa mano enemiga que amenazaba con destapar el truco de un momento a otro, hasta el punto de deleitarla?. “Cuando levante el cubilete habrá una galleta” le había dicho. Luego realizó el truco: el movimiento de manos. Sus ojos lo habían seguido atentamente. No había ningún margen para el error o el engaño. En otras palabras…
…era absolutamente imposible que hubiera una galleta bajo ese cubilete
Lo sabía. Sólo con magia podría haberse logrado. Pero la magia no existe. Conclusión: no hay una galleta bajo ese cubilete. Era imposible. ¿Pero entonces por qué…?
-No existe la magia, no hay nada debajo del cubilete- respondió, pero no con su voz, sino con una voz extraña que se había apoderado de ella. Era la voz de su destino. Era la voz de su invencible determinación. Era la voz de aquello que no puede ser negado por un ser humano: lo inevitable.
-…conoces bien las consecuencias
-Lo sé bien. Estoy preparada para enfrentarlo.
Porque su vida, como ya dije antes, era una serie de razonamientos perfectamente encadenados. Pero había una sola cosa que esos razonamientos nunca podrían probar: la inexistencia de la magia. ¿Por qué?. Porque uno sólo puede comenzar a razonar después de negar la magia; pero, ¿cómo se puede negar la magia con razonamientos si sólo comenzamos a razonar despúes de haberla negado?
No se puede. Ni el más perfecto de los razonamientos podrá negar definitivamente la magia. Sin embargo el más insignificante truco de magia destruiría al instante todos los razonamientos del ser humano, porque negaría el supuesto orden lógico del universo…
…negaría el universo mismo…
…y todo razonamiento y toda percepción serían reducidos a simples creencias.
Y ella era tan sólo la conclusión de una serie de interminables razonamientos; sí, interminables, pero razonamientos al fin. Simples conexiones lógicas frente al devastador poder de un truco de magia; frágiles y quebradizas, se romperían en pedazos. Como su vida misma.
-Vamos, ¡levanta el maldito vaso de una vez! ¡los razonamientos de toda la humanidad a lo largo de los siglos jamás caerán frente a algo tan absurdo como un truco de magia!!
-Tú lo pediste, ahora ¡enfrenta el horror de tu destino!!
He visto esta escena tantas veces que ya no recuerdo el final, porque siempre se repite y sin embargo siempre es distinto. ¿Significa eso que esta historia no tiene un final verdadero?. Claro que lo tiene, simplemente aún no es momento de verlo. Pero cuando ese momento llegue no necesitarás que yo te cuente el final...
…porque tú también estarás ahí, y podrás verlo con tus propios ojos. Y si la magia existe quizá tú también dejarías de existir. O quizá no. Esta es mi historia. Así que, ahora que te la conté, ¿crees en la magia?