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De la aparición del taro
Tama-eiki sedujo en cierta ocasión a la esposa de Walagun, dios de la niebla e hijo de Puloa, que tenía muy mal genio. Pero su consorte era muy hermosa y Tama-eiki despreció el peligro en esta ocasión. Tan hermosa era la mujer que Tama-eiki olvidó las precauciones elementales y al cabo de no mucho tiempo, Walagun sorprendió a ambos en delito flagrante. Tama-eiki escapó corriendo como tantas veces pero Walagun no pensaba dejarlo así. Tomó un cuchillo de obsidiana y se puso a perseguir a Tama-eiki con intenciones deicidas.
Tama-eiki fue saltando de isla en isla tratando de despistar o hacer desistir a su perseguidor. Pero Walagun era tozudo y no cedía. Así fueron creando con sus pisadas sucesivas, muchos accidentes en el terreno de cada isla a la vez que se producían terremotos con ellas. Entre otras cosas, dos de sus pisadas juntas crearon la laguna de agua dulce de la isla de Nahu’ai.
Al final, Tama-eiki llegó hasta Aroba y se introdujo por el cráter de la montaña decidido a pedirle a la conciencia del Primero allí yacente que le aupara hasta el cielo, a la morada de Kava, donde Walagun no podría seguirlo por su condición de hijo de su rival, Puloa. Le costó un poco convencer a Aroba, pero finalmente le dio el empujón que le faltaba.
Pero el tiempo empleado hizo que Walagun llegara también hasta donde se encontraban ambos. Walagun no pudo matar a Tama-eiki, pues ya estaba efectuando su salto hacia el cielo. Pero con un movimiento rápido de su cuchillo de obsidiana logró cortarle un dedo del pie, que cayó a la tierra. Con el tiempo, ese dedo crecería y se convertiría en el primer taro.
Walagun viendo que Tama-eiki se le había escapado, se lamentó de su suerte. Aroba le preguntó entonces a qué venía todo y le consoló lo mejor que supo. Desde entonces Walagun va a visitar a Aroba con cierta frecuencia, y es cuando en la cima del volcán se ve asentada la niebla que domina Walagun. Walagun, la niebla, se convirtió así en el mensajero de Aroba. Dicen que gracias a esas conversaciones, Walagun se ha hecho mucho más sabio de lo que era, más incluso que el dios-piedra Ulitit. Pero de lo que habla Aroba solo sabemos lo que a veces Walagun condesciende a explicarnos.

De los primeros hombres
Los primeros hombres, los más amados de Tama-eiki, son los máryalos con sus tres estirpes. A saber: La de Konay, la de Konju y la de Komo.
Konay, Konju y Komo fueron creados de un único tronco que cortó Tama-eiki. Pensaba hacer solo dos hermanos, pero viendo que le sobraba material, decidió hacer un tercero más pequeño. Ese es Komo, el último en ser creado. El primero que creó fue Konay. Fueron creados los tres de la madera del árbol del pan. Y luego, Tama-eiki creó una esposa para cada uno. Y durante mucho tiempo, las tres parejas vivieron con sus hijos en Aroba.
De los tres hermanos, pues fueron creados al mismo tiempo por Tama-eiki, Konay fue desde siempre el más fuerte y valeroso. Su estirpe es también la más numerosa. Son nobles y sencillos y les gusta cultivar la tierra y pescar. Pero a veces se antojan unos patanes ignorantes. Nunca tuvieron los de Konay la ambición y la tenacidad que caracterizaban a su hermano Konju. La estirpe de Konju se extendió por todo el Océano, pues aman el comercio, la navegación y la posibilidad de enriquecerse. Los de Konju son sofisticados y dicharacheros, como su primer padre, pero también pueden ser retorcidos y charlatanes. La de Komo es la estirpe menos numerosa y junto con los de Konju, son los que viajaron más lejos. Son ingeniosos y pacientes y es posible que se trate de los más inteligentes de los hijos de Tama-eiki. Sin embargo, pueden ser enrevesados y taimados. Aman la cerámica y la cestería y son los mejores constructores de canoas y chozas.
Pero Aroba pronto se llenó con todos los seres humanos que iban naciendo. La muerte entonces no existía, y aquello generó muchas disputas. Los perdedores fueron desterrados a Ua, donde no se puede vivir. Y así se organizaron y volvieron para continuar la lucha. Así hasta que Tama-eiki volvió diciendo que había hecho salir nuevas tierras del fondo del Océano. Konay, Konju y Komo deliberaron entonces. Konay dijo:
-Aquí ya no queda tierra disponible para ser cultivada. Podríamos probar en las tierras nuevas.
Konju dijo:
-En las nuevas tierras, habrá cosas nuevas. Cosas que se podrán cambiar por lo que conocemos aquí en Aroba.
Y Komo aportó:
-Ya hace algún tiempo que pienso en construir una gran canoa. Tengo los materiales. No se me ocurre nada mejor para probarla.
Y así los tres hermanos, con sus hijos, nietos y bisnietos, pues entonces no existía la muerte, se embarcaron en su primer viaje. No navegaron mucho tiempo antes de llegar a la isla de Sowu, con sus esposas, hijos, nietos y bisnietos. Allí se multiplicaron. Y allí vivían cuando la muerte llegó al mundo.

De lo ocurrido cuando llegó la muerte
En cierta ocasión los tres hermanos que entonces vivían en Sowu, descubrieron que los que morían ya no se curaban. Y entonces acudieron a Tama-eiki que había vuelto derrotado del Inframundo. Tama-eiki no tuvo el valor de explicar nada ni explicarse ante los que consideraba sus hijos. Así que les remitió al hijo que había tenido con la esposa de Fusi: El dios-piedra Ulitit que según les dijo era el más sabio de todos los de su estirpe.
Ulitit es muy sabio y se le conoce como el dios Sentado, pero también como el dios Charlatán. Konay, Konju y Komo fueron a preguntarle y Ulitit les explicó entonces los ritos funerarios y continuó explicando la historia del mundo hasta entonces. Les habló de los Primeros Dioses y la descendencia de Tama-eiki, sin ahorrarles el terrible fallo suyo que había traído la muerte al mundo. Les habló asimismo de los Dioses Piedra y sus espíritus y ritos propiciatorios, de la manera de curar las heridas, de la forma de pescar… Cuando llegó a esto último los tres hermanos se miraron unos a otros: todos sabían cómo se pescaba. Al principio, Tama-eiki les había explicado los fundamentos y después, a ruegos de éste, el viejo Fusi había terminado de explicarles lo que faltaba. Los tres hermanos, Konay con su honradez, Konju con su vivacidad y Komo con su interés consiguieron ganarse a Fusi para que se lo explicara en su totalidad. Así Fusi les había acabado explicando, sin quererlo al principio, todos los secretos de su arte: desde la confección de todo tipo de anzuelos, nasas, redes y arpones hasta la pesca en aguas libres para conseguir comida en los viajes más largos. Después de ello, Fusi pasó a ser el dios de la pesca. Ulitit lo explicaba a fondo, a su manera prolija, minuciosa y pedante. Pero los tres hermanos estaban de acuerdo en que hasta el impaciente y malhumorado Fusi lo había hecho mejor. Entonces Konay dijo:
-No hace falta que nos expliques esto. Ya lo sabemos.
Ulitit continuó hablando como si no hubiera oído. Entonces habló Konju:
-Nada de esto nos resulta nuevo. No es necesario que sigas.
-¡Callaos todos! No interrumpid. ¿Por dónde iba?... ¡Ah, sí! La pesca…
Entonces saltó Komo:
-¡Ya sabemos cómo se pesca! Habla de otra cosa.
-¡Veis! ¡Habeís conseguido que me pierda! Tendré que volver a empezar desde el principio…
Y, para asombro de los tres hermanos, así lo hizo. Volvió a hablar de los ritos funerarios y continuó explicando la historia del mundo hasta entonces. Les habló de los Primeros Dioses y la descendencia de Tama-eiki, sin ahorrarles el terrible fallo suyo que había traído la muerte al mundo. Les habló asimismo de los Dioses Piedra y sus espíritus y ritos propiciatorios… Los tres hermanos aprovecharon para deliberar entre susurros. Ulitit era muy sabio pero también enormemente pesado. Su manera de explicar las cosas no se parecía en nada a la de Tama-eiki ni la de Fusi. El dios-piedra se perdía en muchas digresiones y a veces hacía referencia a cosas de las que aún tenía que hablar dándolas por sabidas. Por otra parte, como pronto descubrieron, Ulitit era capaz de hablar durante horas de cosas insignificantes y dejar pronto de lado un asunto importante. Los tres hermanos llegaron a la conclusión que lo mejor era turnarse para escuchar su explicación, antes que les diera dolor de cabeza a todos. Y así lo hicieron.
Se dice que los oficios de cada linaje vienen de entonces: Konay escuchó a Ulitit cuando hablaba de la roturación y cultivo de la tierra, de las plantas que son buenas para comer y las que sirven para curar, Konju cuando habló de la importancia del intercambio de bienes, la navegación y el comercio y Komo cuando habló de la manera de hacer cerámica y construir chozas y canoas sólidas. Aún así, llegó un momento en que ninguno de los tres podía aguantar más. Entonces, llevaron a sus esposas e incluso a sus hijos más mayores. Todos sacaron algo bueno de oír a Ulitit, pero todos acabaron por rendirse abrumados por la palabrería que acompañaba los datos valiosos. Al fin, las tres familias dejaron a Ulitit sentado sobre su piedra y hablando todavía. Hay quien dice que las últimas palabras que le oyeron fueron algo así como: “¿Os marchaís? Si ahora viene lo mejor…” Pero ya había empleado antes ese truco y no hicieron caso.
Se dice que aquel que pueda escuchar a Ulitit hasta el final, lo sabrá todo y se habrá convertido en algo semejante a un dios-piedra pero ¿quién tendrá tanta paciencia?

Fin de la tercera saga

Texto agregado el 27-03-2014, y leído por 93 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
20-04-2014 Sobre "Lo ocurrido...": Otra vez retomas los relatos anteriores, e incluso vuelves más atrás y explicas el por qué de los oficios de cada linaje. Lo curioso es que lo menos importante es justamente la muerte. Lo importante es el conocimiento, cómo lo manejan los dioses y cómo lo brindan a los hombres. Me gustó la irreverencia demostrada a Ulitit, y que no trajera consecuencias vengativas. El hecho de que sólo con escuchar, uno pueda ser tan sabio como un dios, es tentador. Ikalinen
20-04-2014 Sobre "Los Primeros Hombres": Retomas aquí otros relatos, para introducir una nueva rama, más ligada a los hombres que a los dioses. Es ese tipo de narración en la que se describe el punto intermedio en que los humanos aún tienen contacto con sus deidades, y éstas los cuidan aún de manera más directa, a pesar de ser completamente independientes. Me gusta la manera de diferenciar a los hijos. Si vuelcas estos "mitos" en alguna narración sobre un mundo fantástico, tendrás una base riquísima. Ikalinen
20-04-2014 Sobre "La Aparición de Taro" - Me queda sólo una interrogante: ¿Qué es un taro? En todo caso, me sigue gustando tu manera de dar explicación a todas las cosas. Cómo una persecución entre dioses, con sus pisadas, crean lagunas y otros accidentes geográficos; y cómo explicas la presencia de la niebla en la cima del volcán. Los conocimientos que Aroba brinda a Walagun devendrán en los celos de Ulitit? Supongo que, si ocurre, lo contarás más adelante. Sigo... Ikalinen
 
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