Café de sueño en mi velada,
Recuerdo purificado por el olvido que llega tarde,
O que tal vez no llega,
Complicada desaparecida, ¿me oyes?
Deja de versar mis relatos,
Deja de volver prosa mis cantos.
Estrella matutina, marea de lago,
Tempestad de mi sosiego,
Déjame por favor la nota en la cocina,
Donde mis niños la vean,
Y que sepan que fuiste café un día,
Y hoy, más tarde ayer, te querré porque te quise.
Niños, su madre no está conmigo,
Está acampando en mi cabeza por allá en el pasado,
Lo sé porque sigue aquí y formó una ciudad,
Ángel de averno, sal de azúcar,
Dile a tus hijos que los planeo contigo,
Vieron al coronel de diciembre,
Y te adoptarán ellos, como su madre.
Tal vez no quieras que existan,
Tiempo sin espacio, manzana flotante,
No pretendo asustarte,
Pero sí a mi pecho con un sol anudarte,
¡Pero no lo quemes! Está fresco después de un verso,
Castañuela de tres y seis y once y seis y cinco y seis más,
Cierra tus ojos de búho y pon ásperas tus manos,
No me rindo, tabaco de cárcel, dedos de ventana,
Buenas noches doncella, buenas noches, buenas noches. Hasta Junio. |