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LA SEGUNDA OPORTUNIDAD

La tarde estaba a plena lluvia, y sin techo donde parar. La pesadilla y el nuevo mundo que descubrir nunca formaron parte de sus pensamientos mientras pasaba su tiempo intentando cambiar el hueco por un cielo abierto.
El sobrenombre somalí venia no por que fuera oriundo de ese país, sino por que era tan flaco que se podía confundir y camuflar entre los barrotes de las celdas. La gente lo quería y lo respetaba, ya que se había hecho conocido por haber golpeado al jefe máximo de los guarda cárceles hasta casi matarlo.
Pareció una eternidad y fueron demasiados años, paso de héroe a desaparecido, hizo sufrir crueldades y termino mostrando un camino lleno de ansiedades. La esperanza ya era parte de su persona, y los nuevos sueños formaban caminos ideales para poder llegar a finales inmejorables. 35 años pueden ser pocos, y esa misma cantidad puede llegar a no darte un final como el de todos.
En la cárcel podes vivir, morir, matar, gobernar y hasta cambiar….. Le dijo Mapuche….. Mapuche era un hombre con un cadena perpetua irreversible, los delitos que cometió nunca los contó, pero lo que si se sabe es que para él, enterrar el pasado, no era fácil terminar de hacerlo. Este era el personaje mas añejo de la prisión, llevaba 65 años ahí adentro, y todavía le quedaba el resto de su vida para cumplir su condena. Esas palabras le perforaron los ojos, y esa mirada segura, le termino de arrebatar sus despojos.
El somalí, no podía creer lo que recién empezar a ver. Era un camino totalmente distinto al que venia pateando. Mucho mas seguro, mucho más llano, era un camino mas iluminado, y muchísimo mas esperanzado. Así empezó a andarlo, tratando de dejar de lado las malas compañías, e intentando sumar almas perdidas a vivir el nuevo sentido de la vida.
Solitario en su celda pedía perdones infinitos, le rezaba al Dios cristiano e intentaba regar su palabra. Así, la buena conducta, le hizo ganar su libertad condicional, y en ese mismo momento comenzó su trabajo más duro. Intentar reintegrarse normalmente a la comunidad que en su momento el mismo supo odiar.
Sin un centavo camino kilómetros y kilómetros, se mojo de pies a cabeza, y ya cuando creía que nunca llegaría, empezó a oler su barrio. El mismo barrio que lo vio crecer, ese querido barrio que le dio de comer, el mismo que lo hizo lo que era, el único que pudo conocer.
La gente lo miraba y no entendía, caras conocidas y otras nuevitas, los techos algunos ya eran de teja, y los borrachos de siempre yo no estaban donde los había dejado.
Desde lo de marta, su madre, se podía sentir un olor a guiso que atraía hasta los perros abandonados que vivían sin dueños. Se le dibujo una sonrisa inmensa y sin pensar un segundo golpeo la puerta.
Y vos quien sos???? Preguntó una cara desconocida que tímidamente abría la ventana. Disculpame … soy el hijo de Marta… ella se encuentra? Respondió… con voz sorprendida.
Ahí nomás se abrió, doña marta salió corriendo al reencuentro con su hijo y de un inmenso abrazo casi le rompió una costilla. Los besos le arrebataban las ansias, y las palabras no le salían de la boca.
Después de 10 min. De mirarlo de arriba abajo, de besarle íntegramente el rostro y de apretujarlo insaciablemente, le dijo…. Nene… que haces acá???? Hace un millón de lunas llenas que rezo por tenerte en casa, y de repente apareces así nomás… de la nada golpeando la puerta y pidiendo verme. Porque me prohibiste las visitas en la cárcel????
Vieja… no te pongas mal, no fue mi intención herirte, por lo contrario, mi intención era no mostrarte lo que yo estaba sufriendo ahí adentro. Vení… entremos a casa y te cuento todo.
Resulta que cuando me encerraron, sufrí tu ausencia, y perdí por completo la conciencia. Tuve muchos encontronazos, y mi vida se torno una pesadilla. Al principio quería sobrevivir, y para sobrevivir ahí adentro, no tenés que demostrar temor. Y eso hice. Con quien sea, cuando sea, donde sea, siempre tenía peleas por demostrar poder y por tratar de ganar respeto. Hasta llegue a casi matar un guardia cárcel, y ahí la vi venir. El problema más grande que podía haberme causado yo mismo. Todo mi alrededor se torno en el peor de los infiernos, y lo único que me hacia aguantar adentro de la tumba.. (La tumba llamábamos así al lugar donde te guardaban incomunicado por tiempo indeterminado en forma de castigo por hacer cosas como la que hice.) era pensar en vos.
Cuando me toco salir de ahí, me pusieron en una celda con un prisionero que le decían Mapuche, y el me encamino a ganar mi libertad.
Me hizo ver los errores que uno comete en la vida, los resentimientos hacia nuestra vida misma que no vemos y reprimimos con los demás, me hizo ver el camino de la felicidad, y fue el mismo el que me ayudo a encontrar mi destino.
La Marta miraba fijamente sus palabras, oía muy atenta sus cuentos, y sollozaba por momentos al entender que El somalí volvería a ser Martín, el hijo que ella crió y que alguna vez y sin saber como…… perdió.
Esa noche pareció una fiesta, descorcharon cidra para brindar por su vuelta, y sacrificaron dos gallinas que les proveían de huevos, para poder hacer un estupendo puchero. Los cuentos se comían la atención de todos los presentes, y el cambio de vida mostrado, fue el que se gano los aplausos. Después de casi 35 brindis, el sueño empezó a pesar en los ojos de todos, y con cada cual a su cama se fue vaciando la morada.
Un colchón suave…. Bah… un colchón…. Pensaba y agradecía infinitamente Martín. Ya no tengo que guardar la faca bajo la almohada suspiraba un respiro, y al acordarse todo lo que había vivido lloraba sin sentido.
La mañana siguiente fue inigualable, el desayuno en la cama lo despertó, y un beso en la mejilla de su madre recibió. Se pudo bañar con agua semi caliente, pudo afeitarse como corresponde, y con la ropa que había quedado descuidada por mucho tiempo volvió a las calles. Con el diario bajo el brazo y un corte pelo seguido de un nuevo peinado, decidió salir a buscar trabajo.
Horas y horas haciendo colas, rebote tras rebote recibía en cada oficina, y sus ganas de seguir pateando e intentando se iban acabando. Otro día igual al de ayer y la misma respuesta del lado del poder. La espada y la serpiente en el cuello le iban enroscando las últimas opciones, y al sentirse rechazado por el pueblo se iba sintiendo cada vez con menos posibilidades de progreso. Cabeza gacha para otra luna y remordimientos por lo que no podía ser para otra disculpa. La madre lo consolaba al llegar y le devolvía las fuerzas para zarpar, hasta que un día se dio lo inesperado.
Caminaba junto a un perro acompañante, y sin saber como, tropezó en el asfalto. Su frente lagrimeaba sangre incansablemente, y todo su alrededor se vio acobardado. Nadie le ofrecía una mano, ni siquiera miradas acudían en su ayuda. Solo un ángel que no vino desde el cielo se presentó con voz suave y le ofreció lavarse. Pasa, no te hagas problemas con manchar, después limpio le dijo la voz. Agua, esponja y jabón, un poco de desinfectante y algo de cicatrizante. En unos días no te va a quedar ni una marquita le dijo le mujer.
Como voy a agradecerte?? Le pregunto Martín, ella sonrió y le dijo…. De ninguna manera, yo hice lo que por tu cara veo, vos hubieras hecho por mí en mi lugar.
Dándole miles y miles de gracias, Martín, se cruzó con una mirada única, sobrepasó las pupilas y se encontró con una ternura que jamás imagino. El mismo se prometió volver a verla y antes de irse le pregunto…. Podría llegar a saber cual es tu nombre algún día de estos?, y con una sonrisa de muela a muela, la mujer le respondió…. Florencia, Florencia Porto, no estoy de novia y mi corazón desesperado quiere curar una herida vieja que no puede terminar de cicatrizar.
Helado quedo Martín, no sabia que responder, solo supo sonreír y se fue. Mientras caminaba por el empedrado, pensaba…. Que hice????? Porque me tare así?????, me la dejo picando y no supe definir…… habré perdido el olfato goleador?????, y siguió lamentándose mientras llegaba a su casa.
Esa noche no pudo dormir, el calor lo daba vueltas, el sudor le bañaba la piel, y la cara de Florencia en su mente le arrebataba el sueño. Pasó horas pensando en corregir su error, llegó a arrancarse algunos pelos, y las uñas se iban deshaciendo en su boca. Donde la busco mañana pensaba?, como hago para decirle que mis ojos encontraron el cielo abierto dentro de su mirada?....A la mañana siguiente se levanto mas temprano que lo habitual, se puso la mejor pilcha que encontró, y volvió a buscar un futuro.
Las cosas seguían sin salirle bien, y después de varias horas y cigarros se conmovió. Llegó a una panadería donde figuraba un cartel que decía…. Se busca personal, no hace falta experiencia, pero si ganas de aprender. Al entrar, su corazón se paró por completo durante 10 segundos. Ahí estaba Florencia, parada justo detrás del mostrador y cuando pudo regresar a pisar firme le habló. Hola… soy Martín te acordás de mi le preguntó tímidamente, ella volvió a mostrar su simpatía contestándole….. Mi corazón hace rato que se desangra, pero nunca antes pidió ayuda como lo hizo ayer con vos. Totalmente petrificado, Martín cerro los ojos y le dijo… En busca de alimentar mis sueños pasé días mostrándome que no estoy muerto, un pasado que me dejo mal parado me acecho por todo el camino que fui pateando, y sin saber como ni porque hoy siento que quiero tenerte para siempre a mi lado.
A los pocos días se lo podía ver a Martín agarrado bien fuerte de la mano con Florencia, los dos paseando por el barrio o trabajando juntos en la panadería de la calle Camaño, planeando futuros no lejanos, y olvidando pasados que muchas marcas les fueron dejaron.

Texto agregado el 09-09-2004, y leído por 431 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
09-09-2004 fiel reflejo que todos tenemos y meresemos ,una nueva oprtunidad. inkuvus
 
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