LA DAMA DE CINCO NOTAS
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--Soy como los sauces del río que lloran desde los siglos.
--Te seguiré en el llanto.
--Sólo ofrezco angustia. Olvidé la alegría.
--Mis tambores conmoverán tu cuerpo.
--Mi sangre está cansada. Tengo sólo cinco notas en mi quena.
--El brillo negro de mi mirada pondrá espejos en los ríos para reflejarte y serás múltiple.
--Mi piel cobre se ha empalidecido. Perdí el color rojo de mis manos.
--Se obscurecerá de nuevo cuando yo penetre.
--Llegó una barba negra que era blanca.
--Ondearemos con ella una bandera tricolor, que será nuestra danza.
--Fueron derribados uno a uno mis templos indios, junto con sus dioses.
--Vengo con todos los míos hasta tu casa desde mi selva africana.
--No me quedan ya palabras propias y sólo cuentan las nuevas palabras blancas.
--Con la fuerza de las mías haremos posible tu resurrección... Pachamama.
--¿De qué modo? Con tu presencia será aún más pequeño el espacio para mi raza.
--No estarás sola como estás ahora, con un rival blanco que tiene la fuerza de la aurora. Yo también soy joven como él, y compartiremos entonces en igualdad la generosidad de tu casa.
--¡Bien! Has destruido con tu impulso todas mis defensas. No me quedan más razones ... ¡Entra!
--¡Aquí estoy! Y te cubriré de colores con los pájaros de mi selva.
--¡Pero! ... ¿Vienes encadenado? ... ¡Estoy cansada de cadenas y las aumentas!
--Entro aquí para romperlas, frisándolas con las tuyas. No puedo quitarme antes de entrar estas argollas, pero traigo intactos los afro espíritus de mi tierra.
--No son visibles.
--Nunca es visible lo que aún no ha acontecido, pero ya verás, me fundiré también yo junto con los blancos dentro de tu alma... Pachamama.