Nace de las ilusiones deshechas, maltrechas y descoloridas; su aroma comenzó en la vainilla, en un florecer de humo, neblinoso y húmedo, que hoy, a horas de la más intensa oscuridad, ahorca los crímenes que articulo con voz de arrullo. Escala por mi cuello como lo hace el corazón cuando el llanto estaba por llegar, pero esta vez no se trata de ello, es una repulsión, un encadenado ángel que desea gritar a voz de alma todos los martirios de aquel infierno. Tiene todos los matices del irascible odio, pero la morfología del insensato amor, se parece a ello que éramos cuando el invierno era más frío: a una antítesis de dos. No tiene nombre, pero estoy seguro de que es un sentimiento. El único nombre que podría tener seria su nombre, pero escribirlo me daría verborrea. Y no soporto que ella siga respirando el mismo aire que nosotros los humanos, su existencia me fastidia como Helios en diciembre del hemisferio sur; se posa sobre mí sin que yo lo permita e invade con sus rayos cada partícula de mí y mi corazón late, suspira, otra vez, lamentablemente, y me da asco, pero me gusta, como el golpe de la realidad: reconfortante y doloroso. Aunque estoy colmado de rabia, ya no permito que haga esa clase de pestes en mí. Por mí, con mucho amor y con el debido respeto que le tengo, porque hablo en serio cuando digo que ella es tinta de mi pluma, se puede ir al carajo.
Y si deseas volver(lo dudo mucho, es más, sé que no es así, pero siempre he sido precavido), no esperes que te reciba con un abrazo y un "te extrañé" (por mas sinceros que fuesen), vas a tener que ganártelo, en serio(claro, si es que aún no me he perdido en otro rumbo). |