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Vea usted cómo camina,
Marcando con sutil delicadeza,
Los pasos de la fatalidad
Cargando consigo en los labios
Una placentera especie de puñal.
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Aléjese, señor, del mar, aléjese de la arena,
Le imploro no respire ni suspire, pues
Este hombro se apoya en lágrimas que
Jamás hallamos en su inmensidad.
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Además, soy el hambre de Ella,
Neptuna japonesa de uranio,
Dados de un punto en los seis lados,
Rebeldía baladí sin sueño y sin dormir.
Eres el cementerio de mis esperanzas,
Soy la maternidad de tus venganzas.
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Hablaré con el iris,
Callaré a la falsa.
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Poder en vulgatta, no aparezcas
Aunque seas mi trabalenguas mudo.
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Weirdo, busca poemas en otros ojos,
Mientras mis actos de Julieta,
Descoronan mis palabras.
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Vete al carajo aunque te ame.
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Si eso te ayuda, está bien. |