Entre las montañas hermosas, silvestres y coloridas que caracterizan las cordilleras Colombianas, se encuentra una hermosa ciudad, que es conocida por su gente, sus cultivos de cafe, su cultura y sus faldas.

Parace sacada de un cuento de hadas, no sólo por su belleza arquitectonica y colonial, sino por sus bellezas naturales.

Los amaneceres trasportan a la gente a un extasis total , pues cuando los primeros rayos del sol salpican sus calles, en el horizonte se pueden ver tres montañas gigantescas llenas de nieve en sus picos y sobre ese blanco, un leve color rojizo mostrando la gran imponencia de la naturaleza.

Pero no sólo eso es hermoso, alguna vez Pablo Neruda se refirió a esta ciuadad como la gran "fabrica de atardeceres", y es que no hay nada más maravilloso que sentarse a ver un atardecer manizaleño; ver como el sol se va escondiendo detras de las montañas, y observar la nubes y sus diferentes diseños salpicadas por los colores que el sol en su pasar ha dejado, todo parece un gran oleo lleno de pinceladas majestuales, como si los grandes artistas ya muertos, dirijidos por Dios nos estuvieran deleitando con su arte.

También existen atractivos que no apelan a la naturaleza, tal es el caso de su riqueza arqutectonica que nos remonta a varios estilos, recreando nuestra visión por construcciones que van desde lo Gótico, como es la catedral, hasta lo construcciones de los barrios coloniales mostrando la riqueza de sus antepasados.

Cualquier persona quedaría impresionada con la belleza de esta humilde ciudad, ubicada en un país rico, e igualmente hermoso.