El inicio y protagonista (Primera parte).

Fue primero un solitario geólogo llamado Larry Smith, bonachón ya entrado en años, de mirada tierna y profunda quien llegó al pueblo, en la pequeña tienda pero bien abastecida de don Clemente, compraba grandes cantidades de agua, azúcar, aceite, pan, huevos, dulces, chocolates, verduras, frutas y sobre todo cervezas, con el tiempo llegó a decir: “esta cerveza es mejor que la de Canadá”.
Abordaba su camper y se dirigía hacia el inmenso valle desértico al norte del pueblo hasta llegar a un lugar conocido como Cerro Gordo. A mediodía, bajo el cobijo que proporcionaba la raquítica sombra de una palma del desierto, bajaba una mesita plegable, una confortable silla y su computadora, orientaba manualmente hacia el noreste la antena parabólica colocada arriba del camper, se acomodaba sus gafas y se hundía en un sinnúmero de papeles. Cuando el calorcito empezaba hacer sus estragos, entraba a su camper y sacaba una bien fría cerveza. De vez en vez miraba hacia el horizonte y contemplaba toda aquella extensa zona terrestre semiárida de plantas espinosas, cactus y matorrales.
A su llegada quiso pasar desapercibido, quizá lo logró los primeros días, pero después la gente del pueblo se dio cuenta de que no era un simple gambusino como muchos que habían llegado a la región. Don Evaristo García el hombre más respetado, experimentado y conocedor de la región, fue el primero en advertirlo en aquella lúgubre cantina cuando saboreaba el aguardiente de la región: “ese gordito, no busca agua, pa´mí que anda en busca de otra cosa”.