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Inicio / Cuenteros Locales / peco / Pelar Un Guineo, Medio Comerlo Y Luego Morir

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Cuando el tiempo nos daba para aprender un oficio en el taller de su padre; también nos alcanzaba para penetrar en la casa contígüa. Y jugar con sus medio hermanas. Pero nos parecía seguir trabajando, por las montañas de zapatos inacabados, las maquinarias y los artículos relacionados, que llenaban la cocina.

Y lo difícil para nosotros era distinguir el juego del quehacer. Y más, entender las pelas y los regaños recibidos, sólo amortigüados por la simpatía de las niñas y su madre. Asunto que no me distrajo lo suficiente cómo para esquivar sus ojos perdidos en lontananzas y los argumentos de pocos amarres usados, pero sí, brotados de una cabeza muy grande para lindezas.

Luego, después de un giro interno, los empleados del padre, pasaron a ser sus propios jefes. Y en una nueva casa donde no cabía nuestro juego, volvimos a compartir un espacio. Yo frente a Gómez, en la esquina izquierda de una mesa Y él frente a Flóres, al otro lado. Pero las piezas de Cuero limitaban los extremos, al punto de tener que hablarnos a media voz.

Por éllo, tuve que vivir en lo íntimo, el castigo que su maestro justificó con una ofensa a su dignidad patriótica. Y fue que mientras él(el maestro de corte) pedaleaba su bicicleta rumbo a su hogar, mi amigo le voceó por su nombre ‘Patica Rencla’. Aludiendo el efecto secundario del tiro recibido, mientras iba a una protesta nacional en el Distrito.

Y el tiempo pasó y algunos lustros cayeron sobre nosotros. Siendo cada día mayor el golpeo frente al digno clamor por un más justo equilíbrio social. Cosa que henchía la cabeza, de por sí grande del ya inquieto joven. Y sonaba su nombre y crecía su consciencia de clases.

Hasta que una tarde a varias casas de la de su abuela, le ví sentarse sobre una verja de concreto, reclinar hacia atrás su espalda, pero sin sobrepasar el peso que sus piernas arqueadas soportaban. Entonces sacó de un bolsillo un guineo, lo peló sin mirarle(medio peló), cerró sus ojos y su cabeza descendió para llegar al fruto desnudo.

Fue cuando mi voz lo perturbó: ¡Amigo, no te expongas tanto! A lo que y sin mirarme replicó: ¡Pedrito, y sí los que estamos dispuestos a luchar, nos escondemos! ¿Qué será de nuestro país? Tres días después, de tarde ya, una bicicleta 28 negra se movía veloz en dirección Este por la avenida Libertad. Y la montaba a la zurda un hombre enloquecido.

Quién a viva voz hacía dos afirmaciones y una interrogante: ¡Ya ló tiénen! ¡Ya ló lográron! ¿Y ahora qué?…….




Texto agregado el 10-02-2022, y leído por 173 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
12-02-2022 De rojo solo tengo la corbata dijo un excomunista cuando regresaba a su patria. Abrazo grande. sendero
11-02-2022 Defender los ideales propios y morir por ellos, es de valientes, Pedro. Desafortunadamente pocos son los que llevan a la práctica y hasta las últimas consecuencias la defensa de lo que piensan. Buen texto, amigo. maparo55
 
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