Desde chiquito se adivinaba lo que sería de grande. Edmundo Rojas Riquelme, desde temprana edad se sintió atraído por los acordeones. Los que lo vieron tocar el acordeón y cantar vallenatos, sin ningún temor dijeron que sería muy pronto el Rey Vallenato por muchos años. Al paso del tiempo entró a la facultad de música de la Universidad del Valle. Ahí se destacó por sus excentricidades, siendo el hazmerrerir de hombres y mujeres. Lastima que sé portara de esa manera, pues tenía un futuro prometedor en la música. Un día le preguntó el profesor de música lo siguiente:
-Edmundo, porqué te gustó el acordeón y no el piano.
Sin vacilar, Edmundo le contestó:
-porque me gusta ver como el acordeón se recoge, se expande y produce sonidos musicales melodiosos.
El profesor volvió a preguntarle:
-Supongo que aspiras pronto a hacer realidad tu máximo sueño.
Edmundo sé quedó callado un momento, luego respondió:
-Muy pronto dejaré los acordeones, desde chiquito me gustaba sentarme en el muñeco, - ya es hora de confesar que me gustan los penes.

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.